Tras dejar atrás el caos de los últimos días y con la incomodidad de su encuentro con Bretta aún pesando en su mente, Nox decidió regresar a la Ciudad de las Lágrimas. Sabía que su viaje estaba lejos de terminar, pero las palabras de Hornet seguían resonando en su mente: "Encuentra la Tumba de Ceniza."
Cruzó los Canales Reales una vez más, enfrentándose a los obstáculos habituales: criaturas deformes, agua estancada y un entorno que parecía retener los susurros de un reino que alguna vez fue grandioso. Sin embargo, esta vez avanzaba con mayor determinación.
Al llegar al extremo este de la Ciudad de las Lágrimas, Nox encontró una estructura desgastada por el tiempo: las Ruinas de la Estación del Rey. La estación estaba en gran parte intacta, aunque el abandono era evidente en los escombros y las vías destrozadas.
Se movió con cautela, explorando la zona. En una de las habitaciones laterales encontró documentos antiguos que mencionaban el uso de la estación para transportar a los ciudadanos más importantes del reino. También hablaban de una conexión directa con el Palacio Blanco, mencionando un ascensor que descendía hasta las profundidades.
—El Palacio Blanco... —murmuró, recordando el lugar que había visitado en la Cuenca Antigua.
Fue entonces cuando comprendió su error. Había estado en el lugar que Hornet mencionó, pero no buscó lo suficiente. Había pasado por las ruinas del palacio sin detenerse a investigar más.
—Soy un tonto —dijo, frustrado consigo mismo.
Decidido a corregir su error, Nox comenzó el largo camino de regreso.
Cruzó nuevamente los Canales Reales, enfrentándose a las mismas amenazas que antes. Esta vez, su determinación lo hizo más rápido y eficiente en el combate. Las criaturas caían una tras otra bajo su aguijón, y el camino hacia la Cuenca Antigua se abrió ante él.
Cuando llegó al lugar donde solía estar el ascensor que conectaba la estación con las profundidades, se encontró con un pasaje destruido. Los restos del mecanismo yacían esparcidos por el suelo, pero el camino aún era accesible si estaba dispuesto a descender manualmente.
Nox desplegó sus Alas de Monarca, usándolas para descender cuidadosamente a través del eje del ascensor. La oscuridad lo envolvía, y el sonido de sus pasos resonaba en el metal corroído de la estructura. Finalmente, después de lo que parecieron horas, llegó al suelo de la Cuenca Antigua.
El ambiente de la cuenca seguía siendo tan opresivo como antes, pero esta vez Nox no se detuvo a observar. Cruzó los pasillos oscuros y las áreas desoladas hasta llegar nuevamente a las ruinas del Palacio Blanco.
El lugar estaba tan imponente como lo recordaba. Los pilares rotos y las salas en ruinas parecían contar historias de un pasado lleno de gloria y tragedia. Pero ahora, Nox tenía un propósito claro: encontrar la Tumba de Ceniza que Hornet había mencionado.
Avanzó por los pasillos destrozados, buscando cualquier indicio que pudiera guiarlo. En una sala particularmente amplia, encontró un mural que representaba a un insecto de gran tamaño con un resplandor brillante. Había inscripciones debajo, pero estaban demasiado desgastadas para ser legibles.
—Esto tiene que ser importante... —murmuró, observando los detalles del mural.
En el extremo de la sala, notó una puerta parcialmente oculta por escombros. Con esfuerzo, usó su aguijón para despejar el camino y abrirla. Detrás de la puerta había una escalera descendente que parecía conducir aún más profundo.
—La Tumba de Ceniza... debe estar aquí —dijo, avanzando con cautela.
El descenso por la escalera lo llevó a una cámara vasta, escondida en las profundidades de las Ruinas del Palacio Blanco. La atmósfera cambió de inmediato; el aire, aunque pesado, estaba cargado de una energía cálida y apacible que contrastaba con la frialdad de los pasillos que Nox había atravesado antes.
El suelo bajo sus pies no era de piedra como esperaba, sino que estaba cubierto por una capa de musgo suave y brillante que parecía iluminarse tenuemente. Al levantar la mirada, se encontró con un espacio que parecía no pertenecer al resto de Hallownest. Árboles altos y delicados se alzaban, cubiertos de flores brillantes que destellaban como estrellas, mientras un suave aroma a vida llenaba el lugar.
—Esto no parece real... —murmuró, su voz apagada por la inmensidad del silencio que lo rodeaba.
En el centro del lugar, rodeado de una vegetación densa pero perfectamente armoniosa, Nox vio una figura que lo hizo detenerse.
Bajo un dosel natural formado por ramas y flores, un cuerpo descansaba en un lecho que parecía moldeado por la misma naturaleza. La figura era radiante incluso en su quietud. La piel oscura del ser dormido parecía absorber la luz y devolverla en un resplandor suave, mientras su cabello voluminoso y rizado se elevaba hacia arriba, como si flotara en un sueño sin fin.
El vestido que llevaba brillaba con una luz propia, sus detalles translúcidos extendiéndose en una falda etérea que casi tocaba el suelo. Pequeñas luces danzaban en su superficie, moviéndose al ritmo de una energía que Nox no podía comprender.
Él se acercó con cautela, su aguijón preparado no por temor, sino por reflejo. Había algo en esta figura que le resultaba tan extraño como familiar.
—¿Quién eres...? —preguntó, aunque sabía que no recibiría respuesta.
Mientras observaba más de cerca, se dio cuenta de que el ser no solo estaba dormido, sino que parecía completamente desconectado del mundo. Su rostro irradiaba una paz absoluta, pero Nox podía sentir un peso invisible en el aire, como si el sueño en el que estaba envuelta fuera más profundo que cualquier otro.
Alrededor de la figura, pequeñas criaturas se movían silenciosamente entre la vegetación. Eran animales pequeños y delicados, con un comportamiento tan sereno que parecían parte del entorno. Nox los reconoció vagamente, como si fueran parte de una memoria olvidada, pero no podía ubicarlos en su historia.
Mientras observaba el cuerpo inmóvil, una sensación desconocida llenó a Nox. Era una mezcla de calma y anhelo, un sentimiento que no podía comprender completamente. Fue entonces cuando una palabra resonó en su mente, como un eco distante que no reconocía como suyo.
"Elyra."
El nombre le llegó con una claridad inquietante, como si fuera un fragmento perdido de un recuerdo que nunca había tenido. Cerró los ojos por un momento, tratando de conectar las piezas, pero todo lo que encontró fue el mismo vacío que siempre lo acompañaba.
—Elyra... —repitió en voz baja, dejando que el nombre se asentara en su mente.
La energía del lugar lo envolvía, calmando incluso los ecos de su reciente frustración. A pesar de no entender completamente lo que estaba experimentando, supo que este lugar era importante. Y que esta figura, Elyra, era más que un simple ser dormido.
Nox permaneció en silencio por un tiempo, observando el entorno que rodeaba la tumba. Había llegado buscando respuestas, pero lo que había encontrado era una nueva incógnita. ¿Quién era Elyra? ¿Por qué su presencia lo hacía sentir tan extraño, tan... incompleto?
Finalmente, dio un paso atrás, dejando el lugar tal como lo encontró. Aunque no había encontrado las respuestas que buscaba, sabía que este lugar era sagrado, y que lo que fuera que Elyra significaba, no debía ser perturbado.
Con una última mirada al ser envuelto en luz, Nox dio media vuelta y comenzó su camino de regreso, el eco de ese nombre aún resonando en su mente.
"Elyra... ¿Quién eres?"

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Hollow Knight - La Última Guardiana T1 y T2
FanfictionEste fanfic toma inspiración del universo de Hollow Knight, pero no sigue el lore oficial del juego. Aquí, la Vasija Pura será llamada Caelum, y Elyra será el nombre de la protagonista. Los eventos y detalles de los personajes han sido reimaginados...