Mi pasado

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Soplé las 18 velas que reposaban en la torta de chocolate frente a mí.

Terminada la acción una señora de 63 años y un señor de 65 años aplaudieron, sonriéndome.

- ¡Feliz cumpleaños, baekkie!- exclamó la señora Byun

- Ya estas grande – el señor comentó

Sonreí.

Ambos se acercaron para abrazarme, soltando un par de sollozos.

- Mi hijo cumplió 18 – mi mamá soltó un par de lágrimas, encogió sus orejas

- Tranquila, está creciendo – lo consoló mi padre

- No llores, igual no los dejaré de querer – los abracé, mi papá también mostraba signos de tristeza - ¿Quién quiere torta?

Pensé.

Al nacer mis padres ya no eran jóvenes, al crecer tampoco lo eran. Estaban algo disipados con respecto a mi crianza por no estar al tanto de mi generación, era distinto.
Me perdí de muchas cosas gracias a esto: Celulares, redes sociales, permisos, etc. Aunque también tuve ventajas, mis padres eran conservadores, pero gracias a ello mis notas siempre han sido las más altas. Estoy adelantado. Casi un prodigio.
Pero, hacen lo que pueden y por eso los amo.

Comí la rebanada de torta que me extendieron.

- Baekkie – mi mamá llamó mi atención, pues comía concentrado en el plato

- ¿Sí?

- Tu madre y yo lo hablamos y...

- Pensamos que como cumplías 18...

- Te lo mereces

Mi papá se acercó hacía mí, poniendo una cajita en la mesa.

Alargué el brazo, tomando el paquete.

- Es tu regalo – la sonrisa comprensiva de mi madre

Levanté la tapa, pudiendo apreciar las llaves de, lo que suponía, era un auto.

- ¡No! – mi sonrisa se extendía, mirando incrédulo a mis padres

- Como dije, te lo ganaste – mi papá me sobó la espalda con su mano

- Pero no vayas a romper ninguna norma – advirtió

- ¡Gracias! – los abracé nuevamente

Pasamos viendo películas, o al menos yo, pues mis padres se quedaron dormidos a la mitad de la primera.

Al pasar las 11 de la noche avise a mis padres, era hora de dormir.

Había sido un gran día. Lástima que al día siguiente era lunes.

Al sonar la alarma por la mañana me levanté.

Salí de mi cuarto, caminando al baño. Pude ver por el rabillo del ojo como mi madre se cepillaba la cola y mi padre se acomodaba las orejas.

Lavé mi cara, colocándome cualquier prenda de mi gusto y guardando otra en mi mochila, donde ya estaban mis cuadernos.

Desayuné, me despedí y salí de mi hogar, camino al instituto en mi nuevo auto, por suerte desde antes tenía permiso para conducir.

No tardé en llegar.

Cerré la puerta del conductor por mi tras, caminando dentro de la institución.

- ¡Byun Baekhyun! Cumpliste 18, ¿no? ¿Tus padres aún tienen para regalarte algo? ¿O tuvieron que sacar de su jubilación?– un chico que me doblaba la altura se acercó

¿Híbrido? No está tan malWhere stories live. Discover now