Nuestra calle

4.5K 515 79
                                    

Sentí un par de brazos rodearme. Los había sentido durante todo el tiempo dormido.

Mis oídos comenzaban a agudizarse a medida que despertaba.

Todo permanecía en silencio.

Abrí los ojos, enfocando todo a mí alrededor.

Pude notar como los brazos de Chanyeol me sostenían, en su rostro permanecía un gesto pacífico y tal vez una pequeña sonrisa.

Me sonrojé al recordar la noche anterior.

Decidí no moverme, no apartarme. Quedarme así un poco más.

- ¿Entonces no vas a despertarme?

Me quedé helado al escuchar la voz del alto.

- ¿N-No estabas durmiendo? – pregunté avergonzado

- No – sonrió – sabes, mueves tus orejas dormido y hacen un poco de cosquillas

Mis mejillas comenzaban a arder.

- Pero no me molestó – pasó su mano por una de ellas

Sentí una corriente eléctrica recorrer desde el punto acariciado por el menor hasta la punta de mis pies.

Mis orejas se agitaron.
Me sentí aún más avergonzado.

- Por más que desearía quedarme aquí todo el día, debemos desayunar al menos – dijo mirando mi rostro

- C-Cierto

Tomé los bordes de las blancas sábanas, envolviéndolas en mi torso para poder levantarme y colocarme algo de ropa sin mostrar mi cuerpo. Me sentiría muy avergonzado si pasase eso.

Me levanté rápidamente.

>> Error <<

Mi espalda baja comenzó a punzarme, doliéndome de una manera increíble.

- ¡Ah! – solté un pequeño grito

- ¿Baekhyun? ¿Estás bien? – el alto corrió hasta mi lado, con unos bóxers ya puestos

- N-No – negué rápidamente aun sintiendo dolor

- Déjame ayudarte

- No, no

Tomé la sábana blanca, intentando cubrir mi cuerpo, más solo caí de bruces en el suelo causándome más dolor.

- Baekhyun, no te avergüences – dijo aguantando la risa – ya te vi ayer por completo

Mis mejillas debían estar totalmente rojas.

Se acercó, envolviendo la tela en mi cuerpo, anudándola en mi pecho.

Acercó mi cuerpo al suyo, cargándome al instante como princesa, intentando causar el menor daño con los movimientos.

- Fue tu primera vez, debí haberte advertido de los dolores – sentí vergüenza con cada una de sus palabras – Dame un segundo

Con sumo cuidado me incorporé en la cama, al menos lo que podía.

Momentos después el pelinegro llegó con un vaso de agua y una pastilla.

- Es para el dolor – me extendió los objetos

- G-Gracias – tomé rápidamente el medicamento

El alto terminó de vestirse.

- ¿Quieres tomar una ducha? – preguntó

- Claro – asentí, comenzando a levantarme ya con menos dolor

¿Híbrido? No está tan malWhere stories live. Discover now