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Unos gritos amortiguados se escucharon hasta terminar en un golpe en seco.   

—Eso dolió... —Manic jadeo al sentir que estaba envuelto en mantas, se incorpora y se da cuenta de que ha caído en un contenedor. Inspecciona a su alrededor y se da cuenta de que no hay nadie en ese lugar, sale del contenedor—. ¿En dónde estoy...? —se pregunta caminando alrededor.  

Había llegado a una habitación rocosa, parecía antigua por la cantidad de humedad que se sentía y el aroma a moho. La escasa iluminación lo hizo dirigirse a una antorcha y se percató de que había escalones, observando a sus costados decidió bajar. Con pasos lentos y temerosos descendió hasta llegar a una nueva sala...  

Muy parecida a la que visitó en el palacio de los vampiros, Manic sintió como su cuerpo se atolondra al ver la cantidad de experimentos que allí había. Criaturas disecadas, encapsuladas y cuerpos mutilados de lycans en mesas de trabajo. El aroma a muerte era tan evidente que lo hicieron sentir unas enormes ganas de vomitar. Luchando contra sus traumas y recuerdos de experimentos con él, caminó en busca de algo que le dijera en dónde estaba esa habitación que su hermano le dijo y como no, algo que le dijera en dónde podría encontrar a Scourge.  

Caminaba con temor hasta toparse con una mesa y una pizarra. Allí se encontraban escritas unas palabras que a simple vista no significaban nada, pero para Manic eran como su idioma natal.  

El secreto de la vida será dado como regalo al mundo, después de que la destrucción haya obligado a las criaturas a seguirlo... solo la luz del nuevo amanecer restaurará el desorden generado por la criatura maldita” ... 

El cuerpo de Manic experimentó una sensación aterradora y fue más cuando escucho pasos y unas voces. Se escabulló entre las repisas con libros que se encontraban allí para esconderse.  

—Dejarlo aquí —escuchó la voz tenebrosa de un lycan.  

Seguido hubo un quejido. Un aroma muy sutil hizo que Manic abriera los ojos con terror.  

—La doctora quiere experimentar con él —agrega otro lycan.

Scourge emitió un quejido mientras estaba tirado en el suelo, los lycans se marcharon entre risas y burlas, dejándolo en ese lugar.  

—Maldición... —Scourge apenas podía mantenerse consciente, las fuerzas de su cuerpo eran escasas y flaqueaban. 

Manic sintió una inmensa paz, pero al mismo tiempo pánico, se desliza de su escondite para acercarse a su mate.  

—Scourge... —susurra conteniendo las lágrimas, se agacha en el suelo y su mano toca la espalda del erizo.  

El susodicho voltea lentamente, su mirada brilla cuando se da cuenta de que su amado está bien.  

—Manic... —con todas sus fuerzas se sienta y lo atrae a su pecho, pero Manic siente como las fuerzas de Scourge flaquean y se va soltando, sus manos se aferran a él.  

—¿Qué te han hecho? —le pregunta no conteniendo más las lágrimas que resbalan por sus mejillas.  

El verdoso medio sonríe.  

—Nada que no pueda soportar, todo para decirles en donde estas... —murmura enterrando su nariz en el cuello de Manic—, ya no puedo sentir tu dulce aroma... —confiesa con tristeza—. Ya no puedo sentir la dulzura de tu piel.

Aquellas palabras alarmaron al erizo, lo recuesta suavemente y comienza a revisarlo, su respiración se detiene cuando ve el brazo del erizo de color morado y con varios signos de alteración.  

Impure Moon (Scourganic & Shadonic)Where stories live. Discover now