🅥🅔🅘🅝🅣🅘🅢🅘🅔🅣🅔

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En esa noche, la lluvia arreciaba tan fuerte que se podía escuchar como chocaba contra cualquier superficie, pero eso no le importaba. Se privó del sueño por tres largos días y no lucía tan bien como de costumbre. La felicidad que aparentemente lo rodeaba se esfumó que era imposible pensar que podría tratarse del alfa exiliado que todo lo tomaba como broma. Aun así sabiendo que debía descansar para renovar sus energías se negaba a hacerlo, no volvería a perder de vista a lo único que lo aceptó aun siendo diferente. Y que por poco iba a perder a manos de su mayor enemigo.

Sus ojos color celeste no apartaban la vista de aquel pequeño erizo que descansaba sobre la cama; durante los días que estuvo allí Manic no presentó señales de querer despertar. Apenas se movía, su respiración era muy débil y que decir de su apariencia, no era la mejor. Scourge solo podía esperarlo sentado sobre un improvisado tronco de madera aguardando por su mejoría.

Scourge suspira mientras con sus manos restriega su rostro soñoliento y desaliñado. En esos días no tuvo piedad de sí mismo y se culpaba por todo lo ocurrido, quizás no lo mostraba, pero era muy cruel consigo mismo. Al menos en esos días estuvieron a salvo de los lycans pues estaban muy bien resguardados por alguien muy allegado a él.

Siente como alguien más le acompaña en esa habitación, pues las luces son los tan conocidos pajarillos mágicos que se mueven al ver a su creador.

—Lobo, deberías dormir, luces peor que cuando Infinite te exilió —le dice el camaleón cerrando la puerta tras de sí, entre sus manos carga algunas hierbas.

Scourge niega enseguida, se incorpora para caminar hasta un costado de la cama en donde descansa Manic.

—No puedo, necesito saber que se encuentra bien —dice en referencia al erizo.

Espio vuelve la vista el chico que dormía, se acerca hasta una mesa improvisada y deja las hierbas. Su mano se dirige hasta la frente del erizo para medir su temperatura, una pequeña sonrisa de alivio se deja apreciar en su rostro.

—Ya no corre peligro, la fiebre se esfumó —le dice un poco más alegre. Destapa el cuerpo de Manic que está cubierto de varios vendajes. Con sus manos los retira para ver las heridas; las limpia con suavidad usando las hierbas medicinales y poniéndole nuevos vendajes.

Scourge voltea la vista hasta otro extremo de la habitación, en parte se siente culpable de lo que le sucedió a Manic y se reprocha por ello.

—Nadie esperaba que todos los lycans atacasen, deja de torturarte —le dice Espio mientras envuelve las heridas de Manic—. No pudimos prever esto.

Scourge aprieta los puños con furia.

—Aun así no debí dejarlo solo —murmura apretando los dientes y volviendo a ver al chico—. No podría perdonarme si Manic hubiera...

—Deja de pensar negativo, el chico está sano y salvo. Enfócate en eso Scourge y olvida el pasado —le restriega el camaleón—. No te sirve de nada lamentar lo ocurrido.

Scourge permanece en silencio.

—Pero no quita el hecho que es mi culpa lo que le ocurrió —susurra entre lamentos.

Espio vuelve a tocar la frente del chico, era tan irónica esa situación. Mientras Infinite buscaba erradicar a los mortales, Scourge buscaba protegerlos.

—¿Él es muy importante para ti no? —le pregunta arropando al erizo.

Scourge baja sus orejitas mientras le da la espalda.

—Es todo para mí —le responde después de unos minutos.

Espio le mira con sorpresa, su rostro anonadado ve al chico que duerme. Qué había ocurrido para que un lycan, precisamente el líder innato, dijera con tanta libertad aquellas palabras y especialmente por un mortal.

Impure Moon (Scourganic & Shadonic)Where stories live. Discover now