Impure Moon (Scourganic & Shadonic)

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Rossy emite un fuerte grito cuando aquella daga la hirió, su sangre salpicó el rostro de Zokar quien solo empezó a reírse. Los presentes se mostraron atónitos cuando observaron esa escena.

—La espera fue larga, pero al fin tengo lo necesario para traer a mi querida María —Zokar sonríe complacido—. El rey vampiro no buscaba un método para adiestrar a los lycans, él buscaba la manera de traer de vuelta a María usando sus almas y cuerpos —el tono de su voz se vio cargado de amargura.

Rossy tose y se retuerce del dolor por la herida causada, su rostro se voltea para ver a su hermana quien lucha con todas sus fuerzas para liberarse de las ataduras.

—Maldito... —Mephiles gruñe.

—No hace falta gruñir Mephiles, ambos sabemos que la magia que intentaban recrear resultó ser la nigromancia —la sonrisa en su rostro resultó ser perturbadora—. La unión de la magia de las criaturas mitológicas y los sentimientos desesperados de los mortales era algo que los vampiros no poseían y por ende fallaron.

Mephiles por fin logra entender sus intenciones, su plan encubierto. Fue demasiado ciego todo este tiempo.

—¡Por eso quieres que pierdan los dotes mágicos y ser el único con ese poder! ¡Para tener el control absoluto de ambos mundos! —masculla con desagrado.

Zokar suelta una risa que los hace aterrarse.

—Debió ser muy difícil deducir mis intenciones, aunque... admito que no esperaba tener el medio más eficiente —sus ojos se enfocan en Rossy—, fue tan fácil corromperla y usarla a mi beneficio —luego sus ojos se desvían a Manic— sin las muestras de mi rata de laboratorio, jamás hubiese perfeccionado el ritual que traerá a la vida a mi hija y no puedo esperar más para tenerla en mis brazos.

Zokar se da media vuelta y sus brazos se iluminan con símbolos rojos.

—No atrasemos más, necesito hacerlo rápido —tomando un poco de la sangre de la chica, dibuja un último símbolo el cual ilumina al resto. 

Manic resiente como poco a poco su energía es drenada, empieza a mostrarse débil. 

—Gracias a los papiros y los espíritus de los planos oscuros, te encontré Manic. Tú y tu hermano eran las piezas que los vampiros no tenían —ve al chico que cae desmayado— me devolverán la felicidad que me arrebataron y el control sobre este patético bosque.

El cuerpo de Manic cede y cae al suelo, poco a poco sus ojos se van cerrando y las fuerzas en su cuerpo se desvanecen.
Lo último que logra escuchar es el grito de Scourge que, en ese momento, se vuelve desconocido.

[...]

Manic abre los ojos, el aroma a flores y el sutil viento sobre su rostro lo hace suspirar, se incorpora quedando sentado sobre la hierba. A la distancia una figura se forma y se esclarece, los cabellos dorados de María brillaban como oro en el sol.

—¡Manic! —ella llega a su encuentro colocándose a su nivel.

El chico la observa con una diminuta sonrisa.

—María... —susurra ladeando el rostro—. ¿Qué ha pasado? ¿En dónde estamos?

La chica lo abraza al ver que se encuentra bien.

—¡Mi padre está haciendo algo inaudito! —se retira viéndolo—. ¡Quiere devolverme la vida usándote a ti y a esa chica, al fin lo he descubierto!

Manic abre los ojos, en su rostro se forma la sorpresa e impresión de esa noticia.

—Espera... ¡¿Zokar es tu padre?! —pregunta con incredulidad.