Apocalypse| twd

Capítulo 20

Han pasado horas, y aún no he dormido, las he pasado todas en la celda de Daryl, ambos estamos sentados sobre el colchón, uno junto al otro, con las manos enlazadas jugando ese juego en el cual uno con su pulgar debe presionar el pulgar del otro durante diez segundos y así ganar. Es un juego estúpido, e igual que siempre, no he podido ganar ni una vez, pero me permite estar cerca de Daryl así que no importa.

Por enésima vez, él logra atrapar mi dedo, y yo no puedo liberarlo, me muerdo el labio inferior haciendo un esfuerzo, pero finalmente me rindo, haciendo que mi compañero suelte una carcajada.

-¡No es justo! Ya no quiero jugar a esto, juguemos a algo en lo que yo no pierda.- Digo cruzando mis brazos y riendo.

-Eso va a ser difícil.- Bromea y lo golpeo suavemente. Apoyo mi cabeza sobre su hombro y bostezo.- Tal vez deberíamos dormir.- Comenta y le doy la razón con un asentimiento. No tengo idea de que hora es, pero estuvimos juntos haciendo estupideces desde hace mucho, simplemente a ninguno se le ocurrió la idea de que se podía hacer muy tarde, pero está bien.

-Supongo que si.- Comento poniéndome de pié, me acerco y beso su mejilla, no quiero besarlo en los labios, creo que sería demasiado empalagoso considerando que aún no tenemos nada formal.- Buenas noches.- Sonrío achinando los ojos, y cuando voy a irme, Daryl me toma de la mano.

-No tienes que irte.- Mi respiración se atasca a la mitad de mi garganta y trato de no parecer tan nerviosa cuando contesto.

-Oh..- Balbuceo.- Está bien.- Vuelvo a sentarme, y esta vez, me recuesto en la cama de espaldas a Daryl, su brazo queda debajo de mi, y el otro rodea mi cintura, su respiración caliente hace que la piel de mi cuello se ponga de gallina, pero de alguna manera, no me siento incómoda ni avergonzada. Estar así de cerca me hace sentir extremadamente bien.

Cierro mis ojos y sonrío levemente, para luego suspirar y despedir a Daryl con un suave "Buenas noches", a lo que él responde con un pequeño beso en mi cien que me deja totalmente sorprendida, atontada y llena de tantas emociones que ni siquiera puedo describir. Soy una maldita afortunada.

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Un grito agudo y aterrorizado hace que mis ojos se abran de par en par, y mi cuerpo se incorpore bruscamente sobre el colchón, y Daryl también lo hace. En seguida me pongo de pié y descalza, y despeinada como me encuentro, tomo una pistola de la litera de Daryl y comienzo a correr al lugar de donde provino el chillido. El bloque D.

Al llegar todo es un cáos, mucha gente corriendo, sangre en el suelo, pero no entiendo nada de lo que sucede. Entonces Danielle vuelve a gritar estruendosamente.

-¡Isis cuidado!- Apenas tengo tiempo de reaccionar a la advertencia, porque un caminante se abalanza sobre mí en el momento en el que volteo. Caigo al suelo y el dolor se dispara en mis vértebras desalineadas. Lucho con fiereza para que el caminante no me muerda, y una vez que puedo quitar el arma de debajo de mi, le disparo en el rostro, justo entre ceja y ceja. Oigo un grito horrorizado, abro los ojos para poder observar bien al muerto sobre mi, y descubro que es Paul, un hombre que vivía aquí con nosotros, que tenía hijos, y lo maté. Niego con la cabeza mientras observo como su esposa se cubre la boca con la cara llena de lágrimas, y la angustia se apodera de mi al punto en que no puedo si quiera pronunciar una palabra. Pero enseguida, Daryl me quita al hombre de encima y me levanta del suelo.

-Lo hiciste bien.- Dice para luego largarse y correr a ayudar a los demás habitantes del bloque D, mientras yo intento espabilar mi mente y concentrarme en la misma tarea. Disparo a varios caminantes, y trato de ayudar a la gente indefensa que se encuentra, en su mayoría ancianos y niños. Al cabo de un rato de mucho disparar, el ruido cesa, y todo queda en silencio.