En cualquier ciudad, en cualquier país, ve al templo budista más cercano donde puedas llegar. Una vez llegues, pregunta al primer monje que veas que quieres ver a alguien llamado El Portador del Karma. Una mirada de pura dicha cruzará su rostro, y podría hundirse en el suelo. Si comienza a descender, asegúrate de sostenerlo, y todo pasará pronto. El monje te llevará dentro del templo y te dirá que cierres los ojos. Hazlo, y él golpeará un gong ceremonial una vez.
Cuando el gong caiga en silencio podrás abrir tus ojos. Estarás en una vasta planicie de césped. Camina a través de la hierba hasta que llegues a un acantilado que se alza sobre las rocas irregulares. Habrá un hombre solitario en ese acantilado, un monje de algunos años. Él tendrá un aspecto arrugado de sí mismo, y su piel será dura como el cuero. Si viste una túnica negra, entonces rápidamente arrójate por el precipicio; será una muerte más misericordiosa que cualquiera que él pueda darte. Pero si viste una túnica blanca, aproxímate a él lentamente.
Cuando estés muy cerca, él dará un paso fuera de la orilla, pero en lugar de caer a su perdición, flotará en medio del aire. Sin palabras, él te ofrecerá un pequeño vial y se alejará algunos pasos de la orilla. Tómalo y bébelo. Ahora es el momento de la verdad: da un paso fuera de la orilla. Si fuiste considerado impuro, entonces el peso de tus pecados y malas acciones te harán desplomarte. Por el otro lado, si no eres empujado hacia abajo, serás capaz de caminar en el aire.
Si aún vives, el monje sonreirá y responderá sólo una pregunta: ¿Cuáles son buenos y cuáles son malos?
Él te contará sobre cada acto malvado que haya sido castigado, de cada buena acción recompensada, de todo necio vanidoso cuyas intenciones los enviaron a las profundidades abajo de donde estás, y de cada Buscador puro que ha fallado y se ha corrompido. Muchos son incapaces de escuchar estas verdades, y luego de caer en la locura, caen para acompañar a los otros en sus trágicas muertes. Mantén tu mente fuerte, y persevera, y aguantarás.
Al final de la historia, el monje mirará hacia el cielo y comentará que una tormenta se aproxima. Ve hacia la orilla y regresa a los campos de césped otra vez. Eventualmente, la hierba se hará más pequeña, y pronto estarás de regreso fuera del monasterio a donde fuiste.
El vial, ahora vacío, es el Objeto 333 de 538. Cada acto malicioso que hagas lo llenará un poco más de líquido negro; si se llena hasta el borde, tu alma será consumida por tu propia oscuridad.

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Los portadores
Horror[No apto para gente sensible, puede contener escenas grotescas] "¿Tu serás uno de los valientes que reúna todos los objetos? ¿podrás soportar cada obstáculo que eso tenga? Solo tu lo decides. Enfrenta tus miedos. Aquí, tu eres el protagonista." Divi...