No te enamores del amigo de tu novio

¿Podemos hablar?

Peter Philips en galeria.

Me tumbe sobre la cama con la respiracion aun agitada. No queria pensar en lo que acababa de pasar por que me dolia, y eso no me gustaba. No tenia porque sufrir por alguien que no me queria y pensaba que besarme era un error. 

Escuche la puerta de la entrada cerrarse y el carro de mi madre arrancar. Estaba sola y aburrida. 
Tenia que hacer algo, cualquier cosa, solo necesitaba distraerme. 

Tome mi celular que se encontraba en la mesita de al lado y lo revise. No tenia nada, ni mensajes, ni llamadas perdidas, nada. 

Marque el numero de Abby. Timbro una vez, dos veces, tres, veces y entro a su nota de voz. 

"Hablas con Abby, en este momento no estoy disponible, deja tu mensaje"

¿Por que no me contestaba? ¿Estaba tan ocupada como para no respondar mi llamada? No importaba, tenia que sobrevivir sin ella. 

Busque en mi lista de contactos. "Peter Philips".

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Despues de la noche con Pet, me sentia mucho mejor. Yo solo sabia lo que habia pasado la noche anterior y definitivamente queria olvidarlo. 

No queria seguir atormentando a mi pobre cabeza con la idea de que Wesley no haya querido besarme. Definitivamente no. Esa no era la Rachel que todos conocian.

-Hey- me gire encontrando a John de frente a mi, con una sonrisa tan perfecta en sus labios. Definitivamente era guapo.

-Hey- conteste y comenze a tomar los libros de mi casillero. 

-¿Que tal te va?- pregunto. De verdad era amable, y en este momento no podia ser cruel con el, asi que sonrei.

-Muy bien John ¿que tal tu?- sonrio de oreja a oreja.

-Creo que muy bien- su sonrisa seguia en sus labios y sus ojos estaban clavados en mi. Nadie podia negarlo, cualquier persona moriria por el.

-Creo que me tengo que ir, hablamos mas tarde- solte y comenze a caminar por los pasillos, no antes de darle una sonrisa. El hizo lo mismo.

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-Y bueno ¿necesitabas algo ayer?-

-Abby, pude haber muerto ayer, y tu no contestar- rode los ojos y segui comiendo mi almuerzo.

-Perdon, estaba muy ocupada, lo siento- se encogio de hombros y sonrio.

-¿Ocupada con que?- Cerre los ojos levemente. Algo estaba ocultando.

-Nada, nada, de verdad. Solo estaba ocupada- Volvio a sonreir y se metio una papa a la boca. 

-Okey, esta bien si no me quieres decir- Me encogi de hombros imitando su accion y segui comiendo.-

-Rach, no te enojes. De verdad no puedo decirtelo- dijo mientras ponia cara de perrito mojado.

-No estoy enojada Abby, para nada- Sonrei para calmarla.

-Y bueno ¿que hiciste ayer?- pregunto curiosa.

-Nada, solo vi unas cuantas peliculas, y luego llame a Pet- 

-Oh, me da gusto que no te hayas estado sola. Eso quita mi culpa- Solto una pequeña carcajada.

Menee la cabeza negando y rei junto con ella.

-¿Puedo hablar contigo Rachel?- una voz muy conocida recorrio mi espalda. Era Wesley. Me gire y ahi estaba, parado con las manos en los bolsillos de su pantalon y con la cabeza inclinada ligeramente hacia abajo.

-Claro- Conteste mientras me levantaba de la mesa.

El comenzo a caminar, y por instinto lo segui. Entro al cuarto de limpieza. ¿Que haciamos aqui? ¿Que era tan importante como para no decirmelo fuera de la cafeteria? O mejor aun, en la cafeteria.

-¿Que es lo que quieres hablar conmigo?- Lo mire directamente a los ojos. Eran los mismos ojos que habia estado a punto de besar antes. Alli estaban esos hermosos labios. Alli estaba el. 

Aparte la vista.

-Rach ¿que paso anoche?-

Su pregunta me congelo. ¿Que habia pasado anoche? Ni yo lo sabia, y si lo sabia, no lo queria aceptar. Mi mente estaba concentrada en sus labios.

-Nada- conteste.

-¿Nada?- Volvio a preguntar. Su boca se acerco un poco mas a la mia. Podia escuchar su respiracion perfectamente -Porque yo estoy seguro que algo paso- Sus manos se posaron en mi espalda baja mientras me acercaba mas a el. Sus labios depositaron un suave beso en mi mejilla y mi respiracion se acelero.

-Puedo escuchar tu respiracion Rach, estas excitada. Tus nudillos estan blancos-.

Seria una terrible mentira decirle que no. Era verdad. Pero con Wesley frente a mi, no podia pensar en nada mas. El era terriblemente sexy. No podia negarlo.

Pero igual, con su maldito ego que ya estaba por los cielos, no los iba a aumentar mas.

-No es cierto- Logre contestar.

-¿A no?- Sus labios formaron esa sonrisa altiva que era costumbre en el. 

Se fue acercando cada vez mas. Sus labios casi rozaban los mios. Su aliento a menta estaba en mi cara y sus manos me pegaron aun mas a el.

¡Hazlo ya maldita sea! 

Y ahi fue cuando afirme lo que ya sabia. Wesley me gustaba. Wesley me gustaba. Wesley me gustaba.

Estaba a punto de besar a mi estupido vecino. Y esta vez, yo lo queria.