11:«Por favor no me hagas daño»

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El reloj en la pared        Marcaba  la cinco de la tarde,  y Harry aún no se había presentado en la oficina, lo cual era muy raro ni siquiera se había dignado a llamar, Liz se pasó la mañana entera y parte de la tarde atendiendo llamadas al parecer su jefe se había esfumado de la tierra ya que tenía varias citas programada y no había asistido a ninguna, por ello el teléfono no había dejado de sonar.

Justo había terminado de hablar con un cliente , cuando la  puerta se abrió bruscamente ,ella se sobresaltó.

Harry Styles acababa de entrar como una fiera, su pelo estaba desordenado y el saco estaba en su mano, la corbata había desaparecido, los tres primeros botones de su camisa estaban desabotonados.

Comenzó a caminar de un lado a otro como un león enjaulado y ella lo miró discretamente sin mover ni siquiera un pelo. En un momento dado el tiro el saco al piso y su vista se poso en ella por primera vez y Liz sintió deseo de correr. Realmente le asustó.

Parecía un demonio furioso y al parecer quería descargar su frustración con alguien.

-Quítese la ropa-bramo, con la vista puesta en ella.
Liz tembló de pies a cabeza aquellos ojos fríos y vacío no dejaban de observar la.

-¿Qué?-apena pudo pronunciar.

-Ya escucho ,¡quítese la maldita ropa!-replicó con una leve amenaza en su voz.

Ella se quedó petrificada en el mismo lugar.

-Lo haré yo mismo- siseó él, caminó hacia ella como un tigre al acecho, de un tirón la paro de la silla y la tomó en brazos y ella se puso rígida, la tiro en el sofá y se colocó encima de ella, sus manos recorrieron el frágil cuerpo de la joven con brusquedad ella se removía inquieta tratando de zafarse pero fue en vano.

El discreto vestido color vino que hacía unos minutos adornaba su cuerpo ahora yacía extendido en el suelo el sostén salió volando, el tomo uno de sus pecho en la boca .El desgarrador grito que escapó de su garganta por fin hizo que Harry recuperará la cordura la soltó como si su piel quemara, ella estaba horrorizada y las lágrimas corrían por sus mejillas como un caudal.

-Por favor...Por favor no me hagas daño- le imploro-Por favor Harry-y su voz se quebró.
Nunca había estado con un hombre, y la rudeza con la que él la había tratado le asustó.

Él se quitó de encima de ella y se quedó paralizado, el miedo que vio en los ojos de la joven lo hizo sentir miserable. ¡Qué diablo! ¡Estuvo a punto de forzar a Liz! Pensó con terror. Él no era esa clase de hombre.

-No te haré daño-dijo en un tono de voz suave- No llores, no te haré daño- Repitió, pero ella no dejaba de temblar y sollozar, miro sus ojos y vio el miedo latente en ellos, maldijo en voz baja.
Intento acariciarla pero ella se hundió más en el sofá.

-¿Porque no me dijiste que eras virgen?- pregunto en un susurro. Se sentía como un gusano.

-No me lastimes-dijo la joven y su voz expresaba angustia.

-No te lastimare-trato de acercarse a ella lo cual causó que sus sollozos fueran más fuertes-no llores-le rogó sin saber qué hacer. Se alejó de ella maldiciendo se así mismo.

Volvió a mirarla y sus ojos ya no expresaban miedo, su mirada era vacía como si estuviera en otro mundo.

-Liz, lo siento-susurro pero ella ni pestañeo, recogió el vestido del piso y  se lo colocó. La tomó en brazos con delicadeza y esta vez ella no protesto parecía ida en shock. Acomodo su ropa, la sacó de allí, tomó el ascensor privado para que nadie lo viera, una vez en el aparcamiento la metió en el coche tomó el volante y salió de allí.

El apretaba el volante con fuerza el trayecto fue silencioso. El cielo empezaba a oscurecer cuando llegó a su casa la cual quedaba en los alrededores del Hyde Park uno de los parques más grandes en Londres central, Inglaterra.

Guardo el auto en la cochera, sacó a Liz del coche entre sus brazos tuvo que ejercer una maniobra para abrir la puerta principal, la llevó directamente a su habitación  y la deposito suavemente en la cama, para no despertarla acarició sus mejillas las cuales tenían huellas visibles de sus lágrimas, ella se removió incomoda y sus ojos se abrieron como platos mirándolo con miedo.

-Tranquila no te haré daño, ¿Porque no me dijiste que eras virgen?-Le preguntó nuevamente con un matiz de ternura y arrepentimiento en su voz.

-Acaso me diste tiempo de articular alguna palabra-sollozo ella.

El suspiro profundamente cerrando sus ojos tratando de aclarar su pensamiento revueltos. No , No le había dado tiempo ni hablar, se había lanzado sobre ella sin miramientos. Habían asumido que la joven tenía experiencia.

-No te lastimare, aquí podrás descansar tranquilamente. Puedes tomar una ducha si desea ,no te molestare-dijo y salió de allí dejándola sola.

Ella se paró rápidamente de la cama y se encerró en el baño y allí bajo la ducha se quebró otra vez. Cuando Harry entró nuevamente divisó la cama vacía entonces supo que estaba en la ducha escucho su llanto y se maldijo por ser tan brusco con aquella frágil criatura "virgen" no dejaba de atormentarse por lo que había hecho ¿Y si no hubiera parado a tiempo? pensó y se estremeció de tan solo imaginar el daño irreparable que tuvo a punto de hacer.

Al cabo de unos minutos Liz salió del baño envuelta en una toalla blanca, ella lo miró y bajó la cabeza se quedó allí de pies.
Se veía tan frágil que sintió deseo de abrazarla pero no lo hizo, imagino que la joven en aquellos momento estaba odiandolo por haber tratado de tomar lo más valioso de ella de la peor manera.

-Si deseas puedes tomar algo del closet para que esté más cómoda- manifestó y nuevamente la dejo sola.

Se tranco en su despacho necesitaba unos tragos, ¿como era posible que no hubiera percatado de que la chica era inexperta? por eso tenía un aire de inocencia e ingenuidad que él ignoró a su pesar, había descargado su ira en ella se sentía miserable.

Ya más calmado, pidió la cena en uno de sus restaurantes favoritos ,la acomodo en una bandeja y subió a la habitación ella estaba acurrucada debajo de la sabanas parecía dormida pero no era así.

La joven había estado llorando nuevamente hasta que sus ojos se cerraron pero no dormía, no podía, sintió que alguien la removió y abrió los ojos pero la luz que impregnaba en la habitación la cegó y volvió a cerrarlo, poco a poco lo fue abriendo nuevamente y vio a Harry a los pies de la cama sentado con una bandeja en mano ¿como si tuviera hambre? se dijo, lo único que le apetecía era dormir y olvidar.

-Traje algo para cenar-dijo rompiendo el silencio que les envolvía.

-No quiero-manifestó.

-Debes comer un poco-insistió el y ella volvió a negar-Es mejor que no me hagas enojar.

-No quiero- gritó alterada.

-No te conviene hacerme enojar, no sabes de lo que soy capaz-dijo en un tono amenazante para presionarla pero se arrepintió al momento al ver sus ojos cristalizarse, pero no del todo ya que ella tomó la bandeja en sus manos temblorosas y empezó a comer lentamente.

Él estaba allí observando cada uno de sus movimientos apenas había comido tres bocados de su plato, pero la comida no le pasaba y soltó el cubierto.

-Continúa comiendo-ordenó él.

-No puedo.

- Te lo advierto.

-Por favor déjame en paz- pidió en un tono apagado.

-Bien, pero tomate el jugo y esto calmantes es para el dolor de cabeza, imagino que de tanto llorar a de dolerte-asintió tímida y obedeció al cabo de unos minutos el sueño se volvió insoportable no quería dormir con Harry allí observándola, pero su párpados se tornaron más pesados hasta que cedió.

Harry había esperado pacientemente a que ella se durmiera. Las patillas que le había dado eran más para hacerla dormir que para el dolor sabía que de otra forma ella no dormiría se deshizo de la ropa quedando en bóxer y se acostó a su lado ella inocentemente perdida en el mundo de los sueños se acurruco contra él, la rodeó con sus brazos y la miró enternecido.

-Haré todo lo posible para hacerte olvidar-susurró y deposito un tierno beso en sus labios.


SR.Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora