Capítulo 2.- Peleas

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La más joven de las chicas levantó la mano.

– ¿Sabes qué es una fobia? – le pregunté con una ceja alzada y ella asintió con la cabeza.

– Es el miedo o rechazo hacia algo – me respondió con una sonrisa victoriosa.

– No... – le dije haciendo que su sonrisa desapareciera –. Tal vez sea rechazo hacia algo, pero no un miedo – todos me voltearon a ver curiosos. Me levanté de mi silla y caminé alrededor de ellos –. El miedo es un sentimiento y una fobia... Es un trauma, detrás de cada fobia – dije apuntando a cada uno –, hay una historia... una historia con un trauma ¿o me equivoco? – Sonreí mientras ellos tenían la vista perdida, lógicamente recordando la historia que generó su trauma correspondiente.

Regreso a mi lugar, abro mi bolsa y saco los gafetes que hice para cada uno.

– Bien, hice esto –mostré los gafetes y todos me miraron extrañados. Observo los nombres y entrego a cada uno el que le corresponde. Tomo el mío y lo coloco en mi blusa –. Me llamo Sylvia.

Todos siguieron mirando sus gafetes como si fueran la cosa más estúpida del mundo. Michael comienza a reírse.

– ¿No crees... que esto es algo, no sé, de preescolar? – dijo refiriéndose al gafete con una sonrisita burlona en el rostro.

­– ¿No? Bueno, me gustaría que todos aquí se conozcan, tal vez podrían llegar a ser amigos.

Mike se levanta de su lugar para acercarse al mío y extenderme el gafete con su mano. – Lo lamento, pero yo vine a superar mi fobia, no a socializar.

Voltee a ver su gafete y una de las chicas se levanta, toma el gafete y lo pone con fuerza en el pecho de Mike. – Todos queremos perder nuestra fobia, así que hay que hacer lo que ella diga.

– ¿Cómo me podría ayudar conseguir amigos con mi fobia?

~Kenia~

¿Qué le pasa a este chico?

– No lo sé... pero ella sabe lo que hace, así que ponte el gafete y siéntate – dije apuntando a su silla.

Y él resopló.

– Una niña de catorce años no me va a decir qué hacer.

– ¡Tengo diecisiete! – le grito.

– Aun así, aso no te da derecho a decirme qué hacer – se cruza de brazos.

– ¿Podrían dejar esto de lado? – pregunta la otra chica amablemente. Sylvia nos observaba analizando –. Esto... Uh... Esto se vuelve algo incómodo – se llamaba Vania, su gafete lo decía.

– ¿Podrías callarte? Esto es entre nosotros dos – contesta el chico siendo grosero.

– Chico, cálmate – dijo otro chico, Connor, según su gafete.

~Michael~

Veía desde mi lugar "la pelea", era realmente infantil y entretenida.

A un asiento de diferencia estaba la chica que vi cuando llegué, con la cabeza hacia abajo provocando que su cabello algo ondulado y corto para una chica, callera sobre sus ojos. Me senté en ese asiento se veía muy nerviosa, ¿debería intentar hablar con ella?

– ¿No crees que es muy estúpida su pelea? – puse mi mano en su hombro, se levantó y me volvió a ver.

Pasé mí vista por toda ella y paré en su cuello, donde vi su manzana de Adán bajar y subir por el hecho de tragar saliva.

Esperen... Las chicas no tienen manzana de Adán. ¡Dios! ¡Era un chico!

– Lo siento – me levanté –. Yo creí que eras una... – levanté mi mano con la intención de ponerla de nuevo en su hombro y él se alejó.

– No me toques – dijo rápidamente.



Fobia: El círculo de las sillasWhere stories live. Discover now