Capítulo I

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-Desde hoy y para siempre seré parte de tu ejército- fueron las palabras de Liam hacía Cairan, desde ese día fue su fiel amigo, era el primero en hacer parte de la orden del rey, el encargado de enseñar el arte de la espada a todos los guerreros a su mando, un guerrero excepcional y entrenaría a todos, tenían mucho camino por delante.

Ese día, eran las 4 de la madrugada y Liam ya se estaba vistiendo para comenzar su día de entrenamiento, apenas estaban comenzando a prepararse así que quedaba mucho por hacer, se puso su camisa de lino blanco, su pantalón de cuero y sus botas gastadas, aunque tenía mucho dinero para unas nuevas no era capaz de cambiar las que lo habían acompañado por más de 5 años, eran su tesoro y no estaba dispuesto a dejarlas perder.

El día transcurrió rápido, enseño a sus guerreros a blandir la espada y a estar atentos al ataque del enemigo. Eran muy eficientes y disciplinados pero la falta de práctica podría acabarlo en un segundo, así que ese era su objetivo crear guerreros fieros, despiadados a la hora de pelear pero a su vez disciplinados y apasionados por su reino. Para el el valor de la palabra era la vida de un guerrero, si que era parte de su enseñanza, no sólo quería máquinas para matar, quería hombres honorables.

Era la hora del almuerzo y Liam estaba hambriento, Tila, la mujer que lo había cuidado desde que era un pequeño y que  lo conocía muy bien tenía todo preparado para el a la hora exacta. Entraría por esa puerta y diría las mismas palabras que cada tarde recitaba sin falta.

-¡Tengo un hambre atroz, comería medio universo si fuera posible!-.

Liam se sentó a la mesa al igual que sus guerreros más cercanos a los otros se les tenía varias mesas preparadas por que aún si quisiera no podían comer todos en la misma mesa pues eran demasiados. La risa y la charla amena siempre estaba, él era el único que permanecía en total silencio, estaban tan acostumbrados que ya era normal para ellos sentirse observados por el jefe del Clan.

El día transcurrió muy bien, entre las reparaciones al castillo y las clases quedaban todos agotados. Todos los días eran iguales, pero cada esfuerzo valía la pena, pues todo comenzaba a verse mejor y más ordenado.

Esa noche, después de una deliciosa cena, Liam se fue a descansar en sus aposentos, mientras que dejaba a su guardia nocturna preparada por si surgía algún inconveniente. Al llegar a su habitación dejo sus botas a un lado y se deshizo de la ropa, le gustaba dormir desnudo, separó las cobijas y se centro en descansar, necesitaba un buen sueño.

Eran como las 2 de la madrugada y el galope de unos caballos lo hicieron levantar, se puso su ropa de dormir a toda prisa y bajo a ver que sucedía, su sueño era liviano, siempre estaba alerta a cualquier sonido a su alrededor y esta no fue la excepción.

Al entrar al ala de la chimenea, sentada en la sala había una joven totalmente golpeada, estaba dormida, los soldados contaron que la habían visto llegar atada a un caballo, ellos al verla así la bajaron inmediatamente y la depositaron en una silla grande que estaba frente a la chimenea para que la pobre tomará algo de calor, Tila la tenía abrazada y la arropaba un poco más.

Liam rápidamente pidió a las doncellas que prepararán la habitación continua a la de él, la tomo en sus brazos y la llevo a la cama, la miro fijamente y se dio cuenta que esa mujer había sufrido muchas torturas, al igual sabía que la desconocida tenía mucho que explicar, pero no quería presionarla así que la dejaría descansar y reponerse el tiempo que fuera necesario.

Los 5 días que siguieron Liam se dedicó a cuidar a la joven, aunque ella no hubiera levantado todavía él tenía la certeza de que lo haría pronto.

Al inspeccionar el terreno observó que el caballo en el que la joven venía  tenía el estandarte de Goliam y eso lo preocupó. Este era uno de sus enemigos más despiadados que luchaba contra el rey.

Liam decidió enviar una misiva a Cairan el rey contando lo ocurrido.
A los dos días llego la respuesta del rey, este le decía que no abandonara a la joven que la cuidará como a su vida.

Liam no entendió por que el rey le pedía eso sin siquiera conocer a la joven, ¿o este ya la conocía? Lo más probable era que sí, eso lo iba a averiguar muy pronto.

Después de 10 días sin despertar la pobre se levanto algo aturdida y con un dolor en el cuerpo que era insoportable.
Miro todo a su alrededor y no reconoció nada de lo que había en aquel aposento pues nunca había estado en uno tan grande y tan hermoso, maravillada se levanto pero al hacer eso cayó de bruces nuevamente a la cama algo marinada, así que decidió recostarse un poco más para que su cuerpo se adaptará nuevamente.

El crujido de la puerta la despertó de inmediato, al mismo tiempo su tensión subió y con rapidez se arrinconó en un hueco de la cama, Liam inspeccionó la habitación y a primera vista no se veía a la joven acostada así que se alarmo y abrió de un golpe la puerta y comenzó a buscar desesperado, pero su búsqueda no duro mas que un instante pues estaba allí asustada con los ojos muy abiertos observandolo.

Liam se quedó estático al borde de la cama y sintió el miedo de la joven. Levanto los brazos en mensaje de paz y trato de tranquilizarla pero esto no ayudo porque ella comenzó a llorar y no cesaba de hacerlo, así que bajo la presión que sentía decidió llamar a una de sus doncellas para que la tranquilizara.
Se disculpo de la joven y salió algo confundido, de mal humor y con cierta tristeza al ver esos hermosos ojos verdes que lo miraban con un miedo aterrador.

Al llegar 2 doncellas la joven se calmó un poco, estas le contaron el estado en el que había llegado y de como el lord Liam había estado pendiente de su recuperación.

LA ORDEN DE Cairan. PRÓXIMAMENTE EDITADO.Where stories live. Discover now