CAPÍTULO IV

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La respiración de jazmín comenzó a acelerarse y sus manos comenzaron a sudar Liam la tenía bien sujeta y sus grandes brazos parecían hechos de duro acero.

-¡Suéltame ya! - dijo jazmín con mucha seguridad pero se escuchaba más como un graznido.

 
Liam soltó una risa y a ella ese sonido la deleitó, y él lo noto enseguida así que la pego más a su cuerpo, ella soltó un gemido casi inaudible, pero eso bastó para que  acercará sus labios, un invitación sutil que no desaprovecho.

 La deseaba y la tendría, así que con suma paciencia rozó la comisura de sus labios con su lengua, apoyo sus labios en los de ella y comenzó a darle pequeños besos, reaccionó bien al tacto y entreabriendo su boca le dio vía libre para que la tomará, esa clara acción le demostró que le deseaba. Poso su mano derecha en el cabello de jazmín y comenzó a besarla más, introduciendo su lengua, succionando sus labios y haciendo de su beso aun más hondo más desesperado y más apasionado, dejo que él la dejó guiara, nunca había sentido algo como lo que experimento en ese momento, pensaba que se iba a ahogar por el calor que emanaba de su cuerpo, su respiración se aceleraba cada vez más.

Cuando Liam comenzó a acariciar su rostro sin dejar de besarla ella se estremeció sus manos grandes y ásperas comenzaban ha ascender por sus curvas, primero recorriendo su espalda luego bajando poquito a poquito hasta su respingado trasero y acercándola contra sí mismo, jazmín sintió su deseo, el estaba totalmente excitado y su gran erección apretada en su pantalón comenzaba a dolerle, era torturador, jazmín al notarlo dio un respingón y se separó de el al instante, las sensaciones eran demasiado para ella, todo era nuevo y muy acelerado para su gusto, así que volviendo a la realidad.

Liam la soltó al instante y la observó, los ojos de ella se habían oscurecido y sus pupilas estaban dilatadas pero sus labios fueron lo que más le había encantado, estaban hinchados levemente, rosados y sus mejillas ardían.

Jazmín también estaba excitada pero su miedo a los hombres era más fuerte, ella había jurado que nunca más se dejaría tocar de un hombre.  Al pensar en eso comenzó a enfurecer y  comenzó  a lanzar lo primero que encontró, con mucha fuerza e ímpetu lanzo una roca que cayó directamente a su ojo izquierdo.

-¿Que te pasa, mujer del demonio?- grito él. 

Ella no escuchaba, no razonaba sobre nada de lo que el pudiera decir, solo sentía la necesidad de atacar, debía defenderse y eso estaba haciendo.

Al ver que la ceja de Liam tenía una leve fisura y brotaban unas gotas de rojo carmesí cayó en cuenta de que lo había herido.

-¡Dios mío!-  Gritaba jazmín aterrada por lo que había hecho, Liam estaba enojado pero no era capaz de decir nada. Hasta que ella comenzó a llorar y a pedirle perdón por haber reaccionado de tan mala manera; Liam la observo y su corazón se encogió, su estómago sintió un vacío.

 Se acerco a ella y posando sus manos en sus mejillas le dijo -perdóname tu a mi, no debí besarte, ni tocarte así de esa manera, fue inapropiado de mi parte y siento verte en ese estado, no fue mi intención causarte algún mal-.

La beso pero esta vez fue un beso dulce y casto, en gesto de paz, ofreció su mano y con cuidado la ayudo a subir a rayo y posteriormente monto a su caballo. el camino fue corto e interesante, el silencio entre ellos no era incomodo, se sentía en total paz, no necesitaban palabras, su compañía era suficiente.

Cuando finalmente todo se había calmado comenzaron a reír recordando lo ocurrido y aunque Liam tenía un ojo bastante hinchado no importaba por que en ese momento era feliz, se sentía totalmente alegre por todo.

Tila lo observo al llegar y soltó una gran carcajada al verle  bajar de su caballo, algunos de sus hombres se asombraron al ver su rostro, jazmín estaba roja como un tomate, ser la culpable del estado del Laird no le causaba mucho orgullo, así que decidió ir de inmediato a sus aposentos.

-!Tienes carácter muchacha! Creo que me gustas para este lugar, necesitaba mas acción- dijo Tila y volvió a reír.
Jazmín no sabía que decir, así que solamente dijo un gracias tímidamente y corrió a su habitación.

Al día siguiente jazmín no quería salir de su habitación, Eilen la busco en la mañana para saber si bajaría a desayunar pero esta se negó diciendo que estaba enferma.

Liam ya sabía lo que le pasaba, así que decidió ir a buscarla, tenía que disculparse.

- ¿puedo entrar?-pregunto.
-Sigue Liam- dijo jazmín en un tono de voz mucho mas apagado que el de la noche anterior.
-Preciosa quiero que me perdones por mi comportamiento del día de ayer- dijo al entrar.

Esta al ver su rostro se hecho a reír, él no entendía por que lo hacía, la observo como si estuviera loca, pero le entendió cuando la vio señalar la marca e hinchazón de su ojo morado, también se hecho a reír. Aunque estaba acostumbrado a los golpes por cada batalla, le resultaba algo diferente tener un golpe fuera de ella.

-Nunca me habían dejado un ojo así, ni en mis peores batallas, nadie se ha osado en tocar mi rostro, así que eres valiente al hacerlo muchacha, !pero eso sí ni se te ocurra volverlo a hacerlo¡- advirtió divertido Liam. 

-Solo si tu prometes no volver a besarme- respondió ella.

Esto fue como un balde de agua fría para Liam, tristemente acepto y se marcho enseguida de el aposento, sin despedirse. 

La reacción la dejo un poco descolocada,  no supo como tomar su respuesta por que había salido hecho furia, pero no podía hacer mas, no pretendía darle alas y aunque para sus planes no estaba bien alejarlo, algo en su corazón le pedía que lo hiciese.

Liam entro al despacho bastante enojado, se sirvió un vaso de licor y lo tomo de un solo trago, ¿Cómo alguien podía decirle que hacer y que no?, era el señor de la casa, pero calmándose se acordó de los valores que le habían enseñado e intento calmarse, aunque su orgullo estaba totalmente herido. Nuevo trago de licor, aun mas fuerte que el anterior y así paso un buen tiempo de la noche, hasta que la madrugada repunto,

LA ORDEN DE Cairan. PRÓXIMAMENTE EDITADO.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن