Capitulo 4

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Rose:

Me desperté con la voz del piloto que me avisaba de que íbamos a comenzar el descenso. Una vez me bajé de la avioneta y cogí mis maletas, me dirigí a la camioneta que uno de mis empleados había traído para llevarnos a la hacienda.

Iba mirando por la ventanilla el paisaje que tanto añoraba. Podía ver el llano verde, con esa brisa otoñal que me hacia recordar mi infancia, era feliz, me pasaba el día corriendo por la sabana junto a Marisela, como añoro esos días en los que no tenía preocupaciones, en los que los únicos sentimientos que conocía eran la felicidad y la alegría. También podía ver los palmares, tan altos y hermosos que parecía que nos observaban. Podía escuchar el murmullo del río Araoca, en el cual yo solía bañarme porque me encantaba nadar, me sentía tan libre.

Tenia tantos recuerdos felices aquí, que por un momento logré olvidar lo malo de estos meses atrás. También hay que decir que para sobrevivir aquí tenías que tener a alguien para protegerte o bien ser la persona más fuerte. Yo tuve que defenderme con las uñas y con los dientes, porque la ley que existe aquí es la del más fuerte, yo protegía a mi hermana aunque ella fuese mayor que yo, ya que era la mas fuerte.

En este lugar no hay carretera, solo caminos que te llevaban a las haciendas y al pueblo. Desde la camioneta podía ver los caballos y yeguas correr libres por la sabana y también podía ver las manadas de simarrones ( vacas sin marcar) corriendo y otras pastando en los pastos.

Cuando por fin llegamos a la hacienda me vinieron todos los recuerdos de cuando era pequeña y también de cuando Lissa y yo nos vinimos aquí al escaparnos de la academia St. Vladimir, la academia en la que estudiamos Lissa y yo. Todo estaba tal y como lo dejamos cuando nos fuimos. Por fin vi a la única persona que deseaba ver ahora, mi viejita linda, mi Eustaquia querida. Seguía igual que siempre, no era alta, nunca lo ha sido, con el cabello negro pero con algunas canas y con sus arruguitas, aunque lo que mas adoraba de ella era su sonrisa, esa sonrisa de madre cariñosa pero firme.
- Mi hija ¿que te ha pasado? Parecias muy triste por telefono-. Se veía en su rostro y en sus ojos que estaba realmente preocupada por mi. No pude evitar entrar sin decir nada y justo al entrar no pude pelear mas contra las lágrimas.

Eustaquia se sentó en el sofá y yo me senté en el suelo y me abracé a sus piernas. -Vieja no voy a poder seguir adelante, ¿como hacerlo sin mi Dimitri?, el hombre de mi vida-. Dije entre lágrimas. -Estos ojos te han visto sobreponerte a las cosas mas grandes del mundo, ¿Como no vas a poder ahora?-. Me dijo Eustaquia en un intento de consolarme de toda la tristeza y amargura que sentía.
- Porque nunca me habían roto el corazón de esta manera vieja, no se que hacer, por primera vez en mi vida no se que hacer-. Dije amargamente. -Tu eres La Doña del Araoca, ¿Como puedes decir que no podrás seguir mi niña?-. Dijo mi viejita. -Si vieja, pero nunca me había sentido más sola en mi vida, abrázame vieja, sálvame de esta soledad que siento que me derrumbo sin mi Dimitri-. No podía parar de llorar, era lo único que quería mientras mi viejita me abrazaba.

Una vez me desahogue le pedí a mi vieja que me preparase un baño, como a mi me gusta, con mucha espuma y pétalos de rosa roja. Siempre que me bañaba me sentía mas relajada. Era ya de noche por lo que, tras el baño, me puse mi camisón con una bata de seda negra para cubrirme un poco. Me dirigí al comedor cuando recibí una llamada al móvil de mi madre:

- Rosemerie Hathaway, ¿se puede saber porque te has marchado y donde estas?, Lissa lleva llorando desde que encontró tu carta, ella es tu moroi y tienes que cuidarla- dijo ella con un tono de voz enfadado.
- No te pienso decir el porque ni donde, solo te diré que es lo mejor para todos y que lo necesito, adios-. Colgué el móvil y lo dejé el silencio, no quería hablar más sobre el tema.

Eustaquia había cocinado para mi unos deliciosos pinchos, hechos con ternera, eran deliciosos aunque yo no tenia mucha hambre, debía de estar muy mal para no tener hambre, yo que suelo ser un pozo sin fondo, pero la pena no me dejaba comer.
Esa noche me fui a dormir pronto porque siendo sincera no quería seguir despierta, quería dormir ya que en el avión solo pude dormir un par de horas.

SUEÑO:

Me encontraba en un claro de un bosque, estaba muy oscuro, lo único que podía ver eran unos cuantos árboles que se alzaban enormes ante mi. Había también como una neblina blanca que aun con mi vista mejorada debido a mi naturaleza dhampir me impedía ver la lejanía.

Empecé a sentir como si alguien me estuviese persiguiendo pero yo no veía nada. Mis instintos me obligaron a comenzar a correr. Cuando llevaba un rato corriendo pude ver una figura que comencé a reconocer poco a poco, era mi adorado Dimitri pero había algo extraño en el, estaba mas pálido de lo normal y mas rigido y cuando vi sus ojos lo comprendí, era un strigoi de nuevo. Seguí corriendo pero él me alcanzaba siempre. Cuando ya no pude correr mas me detuve y en ese mismo instante Dimitri me agarró de las muñecas, me atrajo hacia el y posicionó sus labios en mi cuello, el cual se volvió rígido al contacto de sus fríos labios. Segundos después pude sentir sus colmillos clavándose en mi cuello. Sentí las endorfinas recorriendo mi cuerpo y a demás de que sentía como la vida se alejaba de mi cuerpo.

FIN DEL SUEÑO:

Me desperté sudando y llorando, lo primero que hice fue tocarme el cuello donde Dimitri me había mordido y me alegré al ver que no tenia nada. Ya eran las diez de la mañana, hora de levantarse por lo que me levanté, este iba a ser un día largo.

Hola chic@s espero que les haya gustado este capitulo, me gustaria que comenten que os parece este capitulo y la novela hasta ahora, si os gusta votad e intentaré subir capitulo cada día aunque no prometo nada, nos vemos :) .

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