Después de comer con Niall, Silvia y Romina, fui a la biblioteca para empezar a ponerme al día con la materia, apenas llevaba media hora estudiando cuando recibí una llamada, respondí sin ni siquiera mirar quien era.
-Si?-pregunté.
-Hola Sandy- se me cayó el boli al suelo por la sorpresa, era Harry.
-Hola, pasa algo?-pregunté, era impropio de él llamar por teléfono, normalmente siempre solía aparecer como por arte de magia sin avisar y en el momento más inoportuno.
-Quería proponerte algo-miedo me daban sus propuestas, a saber que escabrosa idea tenía en mente-puedes salir fuera? Es que te oigo muy mal.
-Sí, espera un minuto-me levanté de la silla y me dispuse a salir de la biblioteca.
Abrí la puerta y la sorpresa que me esperaba en el pasillo tenía los ojos verdes y me estaba sonriendo.
-Cómo sabías que estaba aquí?
-Un caballero nunca revela sus fuentes, preciosa.
-No te hagas de rogar, anda-le dí un ligero golpe en el brazo con la mano.
-Me encontré a Romina y le pregunté por ti, por cierto iba con un chico rubio y parecía que había algo entre ellos.
-Ah, es Niall, creo que a Romina le gusta bastante, espero que la trate como se merece.
Miré a Harry y vi que me estaba mirando fijamente y sonriendo, de nuevo se le volvía a marcar el hoyuelo, tanta perfección junta iba acabar conmigo.
-Todavía no nos hemos saludado como es debido-de nuevo esa sonrisa pícara en su rostro.
-Y cómo se supone que deberíamos saludarnos?
-Así...
Rodeó mi cintura con sus manos y me acercó a él lo máximo que pudo, me miró intensamente a los ojos por un momento y me besó. El beso me desconcertó porque no había sido como los demás, normalmente eran desesperados, pasionales, ansiosos... pero este había sido lento, suave y romántico, qué le estaba ocurriendo a Harry?
-Y si te preguntas qué hago aquí, que sepas que he venido a raptarte, esta tarde eres mía.
Sus palabras encendieron mis mejillas, y en mi mente no paraba de resonar la última parte de su discurso, “eres mía”, que bien sonaba dios mío.
-Y qué tienes pensado hacerme?-pregunté con picardía.
-Ahora mismo se me ocurren muchas cosas para hacerte, pero creo que lo mejor es que hagamos lo que tenía previsto.
-Uuuh qué misterioso-dije sonriendo.
-Eso siempre-me devolvió la sonrisa-venga vamos.
-Quieres que vaya con estas pintas? Estoy echa un desastre y mira que ojeras.
-Calla, estás perfecta, como siempre-me cogió de la mano y me arrastró con él.
Su coche nos estaba esperando a la entrada del Campus, nos montamos en él, no tenía ni idea de a dónde me iba a llevar ni que tenía planeado y me daba miedo porque los planes de Harry siempre empezaban bien pero luego acababan muy mal y por una vez quería disfrutar de un día entero con él sin que las cosas se torciesen o acabáramos discutiendo.
El viaje se me hizo eterno, tardamos hora y media en salir de Londres, a dónde me llevaba? Estábamos yendo al culo del mundo y yo al día siguiente tenía clase, pero bueno con tal de ver la sonrisa de Harry me iba a donde hiciera falta. Nos metimos por una carretera estrecha bastante empinada que parecía que ascendía por un monte, había demasiadas curvas y me estaba mareando. Abrí un poco la ventanilla para ver si se me pasaba, pero nada, se me empezaron a enfriar las manos y me sentía muy débil.
