III

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A la mañana siguiente abrí mis ojos al sentir algo sobre mi cintura, y resultaba que ese algo era un brazo... de Light. Me estaba abrazando mientras dormía plácidamente y yo seguramente con la cara colorada. Debo admitir que se sentía bien, aunque sé que suena como si un loco hablara, pero era la verdad y no lo podía negar.

En fin, me removí un poco intentando quitar su brazo y recé para que no se le haya abierto alguna de sus heridas. Aparentemente no, sino estaría gritando de dolor como en un principio.

Me levanté de la cama, cogí la ropa que me pondría el día de hoy y me dirigí al baño, me duché, vestí, cepillé mis dientes y toda esa rutina diaria que ya se sabe.

Cuando volví a mi habitación Light ya estaba despertándose.

-Hey, buenos días -saludé.

-Buenos días -me devolvió el saludo medio adormecido. Bostezó.

-Te cambiaré las vendas -dije mientras iba a buscar las nuevas junto con agua oxigenada y una toalla. Finalmente comencé a sacarle las de ayer y mojar la toalla con agua oxigenada para limpiarle los rastros de sangre que le quedaba y la herida para que no se infectara, Light se quejaba pero nunca despegó la mirada de mi, ¿y a este qué le pasaba hoy?

-Listo -dije nerviosa una vez que terminé con todo-. Lamento no poder hacer nada con tu brazo roto... tendrás que ir sí o sí al médico o quedarte así.

-Iré cuando tenga la documentación falsa.

-De acuerdo, será mejor que comencemos con ese tema ya o no podrás salir del país.

-¿Qué sugieres?

-Que te deshagas del celular y tarjetas de crédito -respondí.

-Las tarjetas están en mi casa, pero tengo el celular en el bolsillo del pantalón -señaló con la cabeza su ropa encima de la cómoda-. Agárralo y destrúyelo.

-Bien.

Busqué en sus bolsillos el aparato y una vez que lo encontré lo tomé.

-Destrózalo, será mejor para que no quede evidencia ni para que me rastreen -pidió.

-Sí, ya vuelvo.

Salí de mi cuarto y bajé las escaleras. Entré a la cocina y mi madre estaba allí. Inmediatamente escondí el celular detrás mío disimuladamente.

-Buenas -saludé.

-Hola, Ali -me dedicó una sonrisa como todas las mañanas-. ¿Quieres desayunar?

-No, gracias -caminé hacia el jardín y busqué la caja de herramientas de mi papá. Cuando encontré lo que buscaba, el martillo, lo tomé y apoyé el celular en el suelo. Lo rompí completamente con la herramienta. Debía admitir que fue divertido hacerlo.

Luego junté cada pedazo y lo tiré a la basura.

-¿Con quién hablabas ayer? -preguntó mi progenitora. En ese momento casi me caigo de trasero.

-E-era la tele... -mentí. No me gustaba hacerlo pero sino estaría en problemas.

-Puedo jurar que era tu voz.

-Sí... es que... la protagonista tenía la voz muy parecida a la mía.

-Oh... -fue todo lo que dijo y yo salí "caminando" a paso rápido hacia la habitación, recordando en que si iba a mentir, debía hacerlo mejor, porque estaba más que claro que esa no se la había creído.

-Listo, cosa menos -le dije al castaño una vez que cerré la puerta-. Tienes que pensar un nombre y recuperarte para esta semana o me iré sin ti.

El Comienzo del Fin |Death Note| |Light Yagami|Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin