Capítulo 4. IMPECABILIDAD PERDIDA

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Cuando regresamos al salón, Farrés firmó nuestros reportes y pudimos regresar a nuestro lugar. 

Lo único bueno era que la clase estaba terminando, de no ser así nos habrían puesto otros cinco reportes más. Porque en serio que no podía evitar ser molestada por ese pelirrojo. Me encantaba.

—Y bien, tórtola, ¿qué fue? —preguntó Iris.

—Tres horas de HTV con Castiel —contesté burlona.

—¿Qué es HTV? —preguntó mi prima que seguro jamás en su vida había recibido un reporte.

—Hot time vailando —respondimos a unisono el pelirrojo y yo, moviéndonos con sensualidad para después carcajearnos.

—Bailando no es con V —dijo Lysandro, que nos veía no tan divertido, algo que yo había dicho antes. 

Castiel y yo nos reímos mucho más. Ese pelirrojo en serio me volvía loca. Por su culpa tenía el primer reporte en mi impecable vida escolar y no me importaba.

—Ya, en serio, ¿qué es HTV? —preguntó Iris. 

—Horas de trabajo voluntario —respondí—, pero de voluntarias no tienen nada, porque yo no me ofrecí y tengo que quedarme después de clases a cumplirlas a fuerzas. 

Iris negó con la cabeza.

—Le diré a mamá que volveremos tarde para que no se entere de esto —dijo y le agradecí con un fuerte abrazo.

Cuando las clases terminaron fuimos a la sala de delegados donde Nathaniel nos dio indicaciones. Nuestro trabajo era ayudar al club de baloncesto con el gimnasio y al de jardinería con las plantas.

Lo primero no fue problema, de hecho, fue divertido. Baloncesto era mi fuerte después de cocinar, y cocinando hasta el agua se me quemaba. Pero, a pesar de que apestaba en eso, con Castiel, que me dio tremenda paliza, fue bastante divertido.

El problema fue jardinería, pues estaba el hecho de que yo no sabía nada de plantas ni flores, y que el pelirrojo era daltónico. 

—¿Cuáles son las rosas violetas? —preguntó Castiel revisando todo el invernadero. 

—No tengo ni idea —dije—, pero tú busca las violetas rosas que Nathaniel nos mandó a podar.

Ambos nos miramos y nos carcajeamos. Ya ni siquiera estábamos seguros de qué plantas debíamos podar.

Después de mucho discutir decidimos que podaríamos todas las plantas que nos encontráramos de color rosa y violeta. Alguna debía de ser. 

Y, aunque más que poda parecía les dimos una joda a las pobres plantas, nos excusamos con la idea de que Nathaniel dijo que nos supervisaría y no lo hizo.

«¿Era su culpa por estar tan ocupado?» Si, por eso.

—Deberíamos prenderle fuego, así nadie se entera de lo que hicimos —sugerí en la puerta del invernadero cuando terminamos. 

—No está tan mal —aseguró Castiel y se rió de medio lado abrazándome por la espalda. 

Yo suspiré. Tenía la sensación de que nuestro "Hot Time Vailando" iba a extenderse.

En la salida nos encontramos a Iris.

—Iremos a casa de Castiel para cenar todos juntos, Lysandro dijo que llevaría la comida.

—No, pues ayuno comunitario —concluyó Castiel sonriendo. 

Mi prima y yo nos reímos.

—Rosa iba a acompañarlo —explicó Iris—, relajados ustedes, par de glotones.

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