Ganando una Espada

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Era demasiado incómodo usar vestido, no es lo mío. Prefiero usar una túnica, jajaja.

Salí de mi habitación y me encontré con Gwen. Parecía alegre.

-¿te gustaron los vestidos?- me preguntó

-si, aunque me tengo que acostumbrar- dije riendo

- claro- se empezó a ir

-¿te puedo acompañar a lo que sea que estés haciendo?- le pregunté siguiendo la

-si quieres - nos encontrábamos caminando para ir quien sabe donde

Salimos aún pasio en donde se podía apreciarse la hermosura de Camelot en ese tiempo.
Me quedé observando era increíble.

-esto es algo increíble- comente y ella se acercó a mí

-¿así no es donde vives?- me preguntó

-no. Es una aldea, jamás había visto un reino haci- dije sin apartar la vista.

-bien, vamos o nunca llegaremos- empezamos a caminar.

No quería apartar la vista de aquello tan interesante, caminé de retroceso cuando escuché un golpe seco y me encontré tirada en el piso con armaduras y espadas a mi alrededor.
Las empecé a recoger y noté que detrás de mí se encontraba Merlín.

-lo siento. Fue mi culpa- dije sin dejar de recoger

-fue mía, es mejor no cargar muchas cosas a la vez- dijo y se volteó a verme.

Los dos nos pusimos de pié y notamos que faltaba un casco. Nos agachamos al mismo tiempo que nos dimos un golpe en la cabeza.

Tenía unos ojos hermosos, azul oscuro. Una tierna sonrisa, era demasiado lindo. Cuando las personas decían Merlín me imaginaba a un viejo como el de Disney, no a un chico como de mi edad.

-gracias, yo me las llevo- me dijo y me intentó quitar las cosas pero yo me negué.

-te voy ayudar, no eres un pulpo- los dos reímos y comenzamos a caminar.

No comentamos nada en el camino.
Hasta que yo pregunté a donde nos dirigimos.

-¿a dónde nos dirigimos?- le pregunté

-al campo de entrenamiento- me contestó y salimos por una puerta a un gran campo donde habían muchos caballeros practicando y bromeado.
Eso solo se veía en películas.

Merlín se me quedó viendo con una sonrisa graciosa.

-¿estas sorprendida?- me preguntó

-es que nunca había visto un lugar haci- le respondí sin dejar de ver mi alrededor.

-¡MERLÍN!- se escuchó un gritó y el joven mago río un poco.

Nos acercamos a donde estaba el joven Arturo.

-perdón por la tardanza señor- expresó Merlín dejando en unos estantes las armaduras y espadas.

-hay Merlín, ¿por qué tienes que ser tan lento?- todos los caballeros rieron y Merlín también.

-no creo que sea lento- creo que lo dije en alto

Todos dirigieron sus miradas a mi y yo solo me encogi de hombros.

-¿entonces que crees que es?- preguntó Arturo

-distraído y vacila al caminar- eso era una respuesta- lento es una tortuga. No se si a eso te referías majestad-

Pareció que Arturo meditaba las palabras que me diría, algo que pareció años. Solo para mí.

En ese momento noté que había una espada que me llamó la atención, el mango era dorado con toques de celeste y la hoja era plateada con palabras extrañas.
La tomé y era muy ligera, más que las otras.

-¿de quién es esta espada?- pregunté a quien me estuviera escuchando

-nunca la había visto- comentó Merlín

-¿me la puedo quedar?- pregunté como una niñas pequeña cuando sus padres no le quieren comprar algo.

-te la tendrás que ganar- Arturo desviando su espada se colocó cerca de mi.

Espero que seis años de clases de esgrima me hayan servido.
Me dieron otra espada y Merlín se quedó con la que yo quería.

Las espadas chocaban entre sí, Arturo era muy bueno con la espada, pero no llegaba a mi nivel. No es por presumir pero soy mejor que Arturo.

Arriba, abajo, a un lado y al otro la estrategia de Arturo era muy buena.
Lo que siempre quise hacer.
3,2,1...zancadilla y el Rey calló al pasto.

-¿me la gané?- pregunté al poner mi espada en su cuello.

-si- se rindió y le tendi la mano. Con el poco orgullo que le quedaba se levantó y me dio la espada -toda tuya-

La tomé y la admire hasta que me sacaron de mis pensamientos.

-acabas de vencer a Arturo- dijo Sir León muy sorprendido

-en mi pueblo practicaba con mis hermanos y mi padre- comenté

-ahora te tengo respeto- exclamó Sir Gwain

Los demás rieron. Arturo parecía un poco enojado, pero le dio risa el comentario de Gwain.

Pasando el tiempo en otra épocaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant