Lillith, Capítulo LXV. Mi decisión.

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Tuve mucha furia al ver a Zeus vanagloriarse de mi caída pero ya no me importaba y tomé la decisión de quedarme en ese paraíso. Vi en la pileta que al Hades llegaron otros de los dioses a reclamar a Zeus el por qué jugaba a ser el héroe si no hizo absolutamente nada y empezaba una fuerte discusión entre ellos. Le reprocharon el creerse más poderoso y estar por encima de todos los demás minimizando al resto. Todo parecía que de una muy fuerte discusión, pasaría a un enfrentamiento muy serio entre dioses.

Unos momentos después de observar lo que sucedía en el Hades a lado de Indira y Said algo me empezó a afectar. Comencé a sentirme débil y mis manos se veían transparentes luego caí al suelo como desmayada.

-¡Lillith! ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? -Preguntaron Indira y Said preocupados.-

-¡No... lo sé..., Indira...! ¡... Mis... manos...! -Dije con dificultad y mareada.-

No sólo mis manos se veían no transparentes; ya eran casi invisibles al igual que el resto de mi cuerpo. Pero era extraño porque por un rato eran visibles y luego eran de transparentes a invisibles.

-Said, ¡rápido...! Ve y busca al anciano que nos recibió el día que llegamos aquí... -Le suplicó Indira.-

Éste corrió haciéndose camino entre los presentes que ya eran muchos y que nos rodeaban. En unos instantes llegó Said acompañado de un hombre muy anciano caminando con una vara larga y gruesa que usaba como cayado. Él me vio y rápidamente me reconoció aunque yo a él no.

-Nunca pensé verte aquí, Lillith. La verdad es que no puedes entrar a éste sitio que es el descanso de las almas... -Me dijo y añadió.- Pero a lo que veo, no estarás aquí mucho tiempo.

-¿Qué... di... ces..., an... ciano...? -Le pregunté casi sin voz.-

-Haz cometido muchos pecados por lo tanto no puedes estar aquí y lo que te está pasando es que estas siendo arrastrada al infierno...

-¡¡No, no...!! -Le imploró Indira mientras sujetaba mi cabeza.- Ella no puede ir al infierno... ¡no, no ella...!

Me sentí espantada al ver que podría ser presa del infierno; ya conocí ese lugar cuando engañé a Baphomet y la verdad no es un lugar al que quisiera yo regresar jamás.

-Entonces, ¿por qué ella está aquí? ¿Por qué murió si es inmortal? -Preguntó Said el cual ya sabía todo sobre mí por parte de Indira.-

Indira le dijo al anciano de mi encierro en el orbe por parte de los dioses y de mi duro escape a lo que éste tuvo una respuesta.

-Lillith podía soportar el duro escape del orbe. Lo que sucede es que ella quería morir pues se sentía muy sola con tu partida, Indira y por eso se dejó morir.

-Lillith, ¿es cierto?

Asentí... la verdad sí; quería morir. Claro que no lo diría con palabras pero sí con mi duro corazón y ahora que estaba muerta resulta que no estaré en ese paraíso sino que iré al infierno. Luego el anciano dijo lo siguiente:

-Ella al morir quería verte y por eso pudo entrar a éste paraíso pero hay que ser honestos, ella es malévola y por eso el infierno la reclama por su maldad...

-Pero, ¿cómo pude entrar yo? -Preguntó Indira.- Yo era una arpía asesina también y amaba a las mujeres...

-Porque tú te decidiste a cambiar y te uniste a Said mientras que Lillith no... Su gran pecado permanece y como les repito, el infierno la reclama. -Respondió el anciano.- Definitivamente ella no puede estar aquí.

-Y, ¿no se puede hacer algo? ¿Otra solución quizás? -Me sorprendió Said con su interés.-

-Bueno... no puede estar aquí como les dije pero; ¡Hmmm...! -Razonó el viejo y luego añadió.- Puede evitar caer al infierno si ella decide volver a la vida.

-¿Dices regresar al mundo? ¿Otra vez? -Preguntaron Indira y Said.-

-Sí pues ella no puede estar aquí pero si quiere evitar el infierno, debe volver al mundo. -Dijo mientras halaba su blanca barba.-

Me negaba a la idea de irme pero si no lo hacía tampoco estaría con Indira; ella me decía que si volvía podría yo cambiar mi vida y quizás estar con ella cuando llegue mi hora pero sería que debo hacer mi vida diferente algo que no sería muy posible. No me quedaba mucho tiempo así que acepté volver al mundo, a devolverle la vida a mi cuerpo inerte y con ayuda del anciano y Said me levanté para dirigirme a la salida de aquel pasivo lugar.

Mientras salía le pregunté al viejo que quién era él y éste me respondió:

-Yo soy Abraham padre de Isaac e Ismael y abuelo de Jacob conocido luego como Israel...

-¿Tú... er... es el abuelo... del... pue... blo de Israel? -Pregunté.-

-Sí, lo soy por parte de mi hijo Isaac... y he visto cómo ha padecido por su desobediencia. -Me dijo.-

-Si éste... es el... paraíso... ¿dónde... está el... Dios... Padre...? -Pregunté.-

-Éste es un descanso para las almas, sí es un paraíso pero el Señor está en las alturas. Éste lugar es conocido como el Seno del Padre Abraham o sea yo.

Mi energía volvía cuando me acercaba más a la salida cuando escuché una voz conocida que me alegró mucho.

-¡Hola, pequeña...! Aún no es tu tiempo. ¿Qué haces aquí? -Me dijo.-

Era el ser de luz y sus acompañantes alados. Sentí gran alegría al escucharlo y sin pensarlo, lo abracé y fui correspondida por él y sus acompañantes.

-Aún sin tus poderes eres fuerte... tu abrazo lo dice. -Dijo riendo.-

-¡Me alegro de verlos! -Lloré.- Pero ya debo volver al mundo...

-Lo sabemos, pequeña...

-¿Cómo te llamas? ¿Quién eres...? ¿Nunca... me lo... dirás...? -Pregunté.-

-¡Sabrás más de mí, pequeñita! -Me gustó lo de pequeñita.- El infierno no es lugar para ti... ¡Vuelve, vuelve...!

La luz que emitía el ser no me permitía ver su rostro pero en un momento pude verlo como si él quisiera que lo viera pero fue por unos instantes. Sólo puedo describir su mirada llena de paz la cual era contagiosa. Luego sentí como una fuerza que me alejaba de aquel pacífico lugar hasta perderlo de vista.

Tiempo después me vi cayendo desnuda nuevamente y temí que iría al infierno pues todo estaba oscuro y me sentí asustada; era como esas pesadillas en las que te ves cayendo y despiertas del susto. Así me pasó pero cuando desperté, estaba tirada en el suelo del Hades.


Lilith, la primera mujer.Where stories live. Discover now