Lillith, Capítulo LXXXIV. Dos prisioneros, sólo uno será liberado.

794 58 12
                                    

Aún no llegaba el amanecer pero no faltaba mucho para que este llegase, di vueltas por el lugar cuando me percaté de un hombre que estaba muy apartado y sólo del resto. Me dio curiosidad y me acerqué a él sin que se diera cuenta, estaba sentado y encorvado llorando.

Algunos se acercaban a reclamarle y a pegarle además de insultarlo:

-¡MALDITO! ¡MALDITO!

-¡ERES UN MALDITO DESGRACIADO, TRAIDOR!

-¡TRAIDOR!

-LA FURIA DE DIOS CAERÁ SOBRE TI, ¡MALDITO SEAS, JUDAS ISCARIOTE!

-CON UN BESO Y DINERO TRAICIONASTE A JESÚS, ¡MALDITO TRAIDOR!

-¡¡Déjenme, déjenme ya...!! ¡¡Por favor!!

¡¡Judas Iscariote!! El besó a Jesús para entregarlo en el Getsemaní... ¡maldito infeliz!

Quiero matarlo pero sé que Mi Jesús se opondría entonces quise torturarlo un poco. Pronto los que lo agredían lo dejaron sólo. Judas me miró con cara de pobre diablo esperando lo que haría entonces comencé a transformarme lentamente delante de él sacando primero mis cuernos luego, mis colmillos, mis alas y al final mis garras. Él mi vio con espanto y corrió gritando con las manos en la cabeza con desesperación y pánico; lo seguí volando.

-¡¡HE PECADO!! ¡¡HE PECADO!! ¡¡HE ENTREGADO SANGRE INOCENTE A MUERTE!! –Gritaba el traidor mientras corría como loco.-

Él podía verme volar tras de sí, gritaba que el demonio lo seguía abriendo sus garras para casarlo... ¿Yo, el demonio? ¡Imposible! ¡Ja, ja, ja...!

Judas corría y corría saliendo de la ciudad rumbo a campo abierto. Ya no podía correr más y cayó agotado bajo un árbol muerto (seco) pero alto. Me acerqué caminando convertida en la arpía pero él se aterró más por lo que trepó al árbol lo más alto que pudo y tomando el cinto de su cintura amarró un extremo en una rama y el otro extremo a su cuello. Mirándome y sin decir palabra se dejó caer ahorcándose con su cinto y pronto la rama se quebró cayendo este al suelo rompiéndose la cabeza contra una roca... lo miré anonadada y confusa. Murió con los ojos y boca abiertos mientras su mano izquierda quedó moviéndose tontamente. Sin más que ver volví a la ciudad la cual estaba hecha un alboroto, la gente gritaba y se aglomeraba al pie de un gran balcón del edificio donde se hallaba la "sede" de operaciones de las tropas romanas.

La muchedumbre era basta y me podía acercar a ver qué sucedía entonces siendo invisible, volé a la azotea del edificio más cercano, podía ver el balcón de la mejor manera. A este balcón llegó Poncio Pilatos acompañado por dos soldados romanos uno de ellos cargando una pequeña silla donde este se sentó luego, habló con su segundo al mando al oído. Después llegaron los sumos sacerdotes entre ellos Caifás y Marco, uno de los vampiros... ¡debí imaginarlo!

La turba estaba enardecida gritando que saliese Poncio Pilatos a resolver esto. El procurador se acercó al balcón alzando sus brazos en señal de pedir silencio a la multitud, y esta obedeció. Pilatos era un hombre de entre cuarenta años o más y no tenía cabello pero era visible que se rapaba tenía una mirada muy seria o mejor dicho su ceño era muy fruncido; parecía enojado de ojos verdes.

-Yo, el procurador romano Poncio Pilatos sé que estamos en su dichosa celebración llamada "Pascua" en la que por benevolencia es liberado un prisionero pero hoy es diferente. Tenemos a dos prisioneros condenados a muerte por crucifixión de los cuales sólo a uno se le perdonará la vida... Uno de ellos es Barrabás; culpable de provocar la rebelión contra Roma y de asesinato contra varios soldados romanos. El otro es Jesús De Nazaret culpable de sedición y por declararse "rey de los judíos" por lo que pongo en vuestras manos la decisión de a cuál de los dos desean liberar; a Jesús De Nazaret o a Barrabás.

Lilith, la primera mujer.Where stories live. Discover now