Capítulo 15.

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Me desperté a la mañana siguiente en mi habitación, las sabanas estaban revueltas en torno a mi y llevaba la misma camiseta de franela y los vaqueros que me había puesto para ir a la clínica la noche anterior, y sentí un dolor agudo en la cabeza. Miré a la pared derecha de la habitación. Isaac estaba sentado en el suelo con las rodillas encogidas, mirándome fijamente. Sonrió al verme despierta. Yo miré mis manos, limpias y sin ningún arañazo.

-Se curaron muy rápido. -Dijo Isaac. Dirigí la mirada hacia él.

-¿Llevas ahí toda la noche? -Pregunté.

Él asintió.

-Estabas muy nerviosa, quería asegurarme de que estarías bien.

-Gracias... Por todo.

-No hay de qué Iris. -Dijo-. Lydia está en la clínica, tiene el bestiario si quieres podemos ir y para ver si averiguamos...

-Lo que soy. -Sonreí levemente-. Sí, me parece bien. Tengo que ducharme primero, te importa esperar...

-No, claro que no, tómate tu tiempo.

-Bien.

Cogí un puñado de ropa y me metí en el baño de mi habitación. Abrí el grifo para que el agua empezara a calentarse mientras colocaba, oi la puerta chirriar al abrirse. Me giré para encontrarme con Isaac, se apoyó en el marco y me miró.

-Iba a meterme ahora. -Fue lo primero que se me ocurrió decir.

-Lo se, es solo...

-¿Sí?

Él se acercó a mi y colocó sus manos en mis mejillas.

-Solo quería probar una cosa.

-Isaac, voy a hacerte daño y no quiero que eso pase.

Él negó con la cabeza.

-Tienes que mentalizarte, no va a pasarme nada, te lo prometo.

-No se si es buena idea.

-Tienes que creer en ti Iris, solo dejate llevar.

Acercó sus labios a los míos y me besó, el vapor de la ducha nos envolvía y sentía la calidez de su cuerpo. Se separó lentamente y de mi y sonrió.

-No he sentido absolutamente nada Iris. Estoy bien.

Me besó de nuevo mi me miró a los ojos.

-No tienes que tener miedo.

Yo sonreí y posé mis labios suavemente sobre los suyos, las manos de Isaac bajaron por mi espalda hasta mi cintura, me acercó a la mampara y yo me adentré con Isaac en la ducha, vestidos, pero daba igual, podía estar con él, quería estar con él, solo tenía que centrarme en nosotros y nada más, sin nervios, ni preocupaciones podría contralar lo que sea que me pasase. Nos besamos debajo del chorro de agua caliente, Isaac me quitó la camiseta y y yo le miré sonriente.

-¿Te he dicho alguna vez que eres preciosa? Da igual lo que seas siempre me pareceras igual de guapa.

Le besé de nuevo, su pelo era increiblemente suave bajo el agua y no me cansaba de enredar los dedos en sus rizos, permanecimos así durante unos segundos, me había encargado personalmente de deshacerme de su camiseta y el resto no me corría prisa, quería quedarme con ese momento, pero por degracia los momentos nos duran para siempre, al poco rato las manos de Isaac comenzaron a arañar mi piel. Me separé para ver que ocurría, estaba sangrando, la sangre emanaba lentamente pero sin pausa de su nariz, sus oidos y sus lagrimales, estaba literalmente llorando sangre. El agua se volvía roja a medida que entraba en contacto con él, las piernas le fallaban y yo le sujeté.

Sinners. 《Isaac Lahey》[1]Where stories live. Discover now