Capítulo 21.

2.3K 185 34
                                    

Blanca me guió por los pasillos hasta la cabaña situada encima del complejo, que al final resultó no estar tan abandonado como parecía. Me condujo hasta la buhardilla que estaba iluminada por velas y allí se sentó en un sofá de tercipelo rojo.

—Se supone que tengo que enseñarte esto pero no soy muy buena profesora que digamos así que se aceptan preguntas.

Yo me quedé en silencio sin saber muy bien que decir.

—¿Nada? Perfecto. —Se aclaró la garganta y me miró—. Bienvenida a Sucubolandia, comunmente conocido como la cabaña, como puedes ver son muy originales eligiendo nombres. Un lugar que odiarás y que necesita una piscina, no disfrutes de la estancia porque vas a ser utilizada en un ritual, y probablemente Isaac también, no hay buzón de sugerencias porque a doña Catelyn la super-suprema no le importa una mierda tu opinión. Por eso no hay piscina. —Susurró esto último para si misma.

—¿Como sabes de Isaac?

—Te cuento todo esto y solo te importa él —Dijo sorprendida.

Yo me quedé en silencio con los brazos cruzados a la altura del estomago mirándola fijamente.

—Ogh. —Se quejó—. Vale pero no me mires así. Isaac es la manera mas simple que se les ha ocurrido de atraerte a nosotras, porque estais conectados. La primera víctima de los súcubos como nosotras es la que marca su cámino, te sientes tan unida a él porque tu subconsciente le eligió para matarle.

Yo negué con la cabeza. No. No.

Como amor a primera vista, más bien un "te mataré" a primera vista, lo mismo que te une a él le une a él a ti. Es como una oveja en una granja que siente a salvo con el pastor, la persona que al final le dará muerte.

—No voy a matarle.

—En la ceremonia tendrás que hacerlo.—Prosiguió.

—No. No lo hare.

—Eres libre de elegir. —Dijo al final—. Pero el resto no va a permitirlo. Prefieren dos súcubos más poderosos a solo, uno de tres.

—Leilah, tú y yo somos los tres súcubos del ritual ¿Verdad?

Blanca asintió y se enderezó en el sofá.

—¿Por qué? —Pregunté.

—Porque un súcubo solo puede tener un cuerpo humano si lo poseé, es como un espíritu. Pero nosotras nacimos así, nacimos físicamente humanas porque nuestras madres, se quedaron embarazadas de humanos, dando lugar a un bebé súcubo con apariencia humana, no somos espíritus, no necesitamos un cuerpo porque ya tenemos uno, lo que nos hace más poderosas que el resto.

—Somos como... ¿Especiales?

Blanca se rió y negó con la cabeza. Yo me quedé confusa, tal y como lo había contado daba a entender que sí.

—No cielo. Leilah es la especial, tu eres irrelevante y a mi me odian. Si sigues el camino de Leilah serás especial para ellas y si sigues uno parecido al mio te odiarán como a mi.

—¿Qué les hicistes?

—Digamos que... Mi ocupación actual es la de ser el mayor fracaso de la especie. —Se rió—. Lo que les revienta por dentro es que me da igual.

No la entendía muy bien.

—¿Por qué eres un fracaso? —Pregunté confusa.

—Un súcubo que no puede dar descendencia, absorver energía o matar no vale para nada.

No me había resuelto nada así que continué con la misma expresión. Blanca suspiró cansada.

—A ver... Un súcubo no puede hacer su magia si no siente atracción por los hombres.

Sinners. 《Isaac Lahey》[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora