Introducción

129 18 2
                                    

15 de abril, 2016.

Para mi niña de papel.

  Temo después de todo este tiempo que lo nuestro ya no sea posible. Hace un año te vi a lo lejos, en el horizonte, con el fondo colorado del sol en el atardecer resplandeciente, iluminando tus cabellos dorados y tu pálida piel, te vi desde ese momento como la elegida para mi corazón, le diste alegría a mi pecho con miles de mariposas revoloteando a mi alrededor. Nunca creí decir eso, nunca creí enamorarme a primera vista de alguien cuando nunca creí en el amor.

  Se tan poco de ti, a penas se tu nombre, mi Elizabeth, tú ni siquiera sabes quien soy. Me has dado alegría con las pocas cartas que me has respondido, sin embargo, es el adiós.

  No soporto verte en brazos de alguien más cuando son los míos que siempre te han añorado. No soporto verte besar labios extraños cuando los míos han sentido que te conocen desde hace años, pues eres tú la destinada a amarme y yo a adorarte.

  Siento que has profanado nuestra historia sin siquiera haber tenido un inicio concreto, sin habernos dicho un »te amo« frente a frente, sin habernos dejado llevar por el tiempo que en horas sentimos sólo unos minutos.

  ¿Por qué no me elegiste?, ¿Por qué él y no yo? Son preguntas que tal vez jamás conocerán respuesta y sin embargo no son un impedimento para seguirte amando con la locura con la cuál yo lo hago.

  Te amo, te amo mi pequeña Elizabeth, te he amado en secreto, en anonimato con estas cartas, con la viva esperanza de alguna vez ser correspondido. Algo que sentía tan cercano cuando a lo lejos te miraba sonreír.

  Me voy, no a otra ciudad ni país, me voy de tu vida con el alma hecha pedazos, deseando alguna vez haber tocado tus mejillas y besado la comisura de tus labios.

  Me voy por que has decidido no amarme y yo, como buen perdedor me he resignado a que tu amor, no es mío y tu no eres mía, siempre supe que el único dueño de ti, eres tú misma, y he usado ese »mi« como préstamo temporal hasta que me aceptaras en tu vida.

  Me voy, pero nunca dejaré de amarte, nunca me iré de ese lugar en el cual siempre he estado, en la lejanía, contemplandote, amandote.

  si hay otra vida, entonces volveré a ti, así sea como un amigo, esperando tener el valor para al finpoder decir de frente lo mucho que te he esperado, lo mucho que he deseado bajarte del cielo, como el ángel que eres.

                                          
                                     Con amor,
D.L.

Cartas A Ella Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα