Capítulo 5: Cambios

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Fue difícil pero pude hacerlo, dos años de arduo trabajo fueron suficientes para poder ser naturalizado como mexicano.

No conocía a nadie de confianza aún, dejar de vivir en Canadá para vivir en  la ciudad de México, lejos de mis padres, fue quizás la mejor idea que he tenido.
A mis 28 años he podido ser alguien en la vida, no soy ciertamente la persona más adinerada pero si económicamente cómodo.
Terminé la Universidad al fin, mercadologo titulado en Canadá es un punto a mi favor con la demanda laboral existente.

Llevaba viviendo 2 años aquí y era lo más pacífico que he podido vivir o siquiera imaginar.

Tengo todo para ser feliz en estos momentos, todo.

—James, ¿Terminaste con el análisis y desarrollo de mercado para el cliente? — pregunta América, una colega del trabajo.

—Si, temo que no estará contenta, con su propuesta de costos se ve eclipsado por su competencia — aclaro pasándole los documentos — Por cierto, es mi hora de almuerzo, ¿Serias tan amable de cubrirme con el director ejecutivo, me pidió este USB, explícale mi situación con el horario — Le doy una mirada amistosa a lo que ella asiente. Nunca se ha negado con mis favores puesto que he hecho lo mismo con ella, si tuviera que nombrar a alguien amigo quizás la elegiría a ella, era muy leal con su trabajo.

—Si pero, ¿Qué no salías a almorzar en el restaurante de la calle 10?

—Estas en lo correcto — Afirmo

—Fue cerrado este fin de semana por salubridad — me dice con cierto sonrojo

—Diablos, sus taquitos son los mejores — susurro a lo que ella ríe

—En la calle 12, justo en la esquina a la derecha de la 10 hay un bar. Venden igual comida mexicana, quizás allí puedas almorzar.

—Es una gran idea, nunca he visto el bar pero esta bien probar algo nuevo, gracias Señorita Sánchez.

— América está bien — asiente y se da la vuelta para continuar con sus labores.

Observo el reloj de mano, eran las 2:25 P.M. me debati en esperar sin hacer nada los minutos restante o irme, el hambre me dio la respuesta, tomé mi saco y tomé rumbo hacia el bar recomendado.

El restaurante que frecuentaba "Mexicanita" estaba a 3 esquinas del edificio, si América tenía razón el.bar debería estar a 4 esquinas.

En 10m comprobé que eran ciertas las referencias dadas, el bar era uno bastante decente a comparación de otras que conocía, parecía ser un restaurante-bar. No dude en entrar, el ambiente era cómodo y con una temática muy regional.

— Bienvenido— me saluda una camarera con uniforme típico de la region — Soy Susy y está noche yo le servire, pase por aquí— Señaña con manos abiertas hacia su derecha una mesa, por suerte estaba debajo del ventilador.

— Gracias — Comenté al tomar asiento

— Está es la cartilla, cuando este listo para ordenar avisame — Sonríe entregando el menú

—No creo que sea necesario, ¿Tienes taquitos al pastor? — Pregunto

—Si, de maíz y harina, también contamos con jugos naturales, jamaica, horchata, limonada y melón.

—Una Jamaica está bien y 7 taquitos de maíz — ordenó a lo que ella hace una risa baja.

—¿Usted no es aquí verdad?— pregunta mientras anota mi pedido.

—No, soy de Canadá —Contestó amable, antes la hospitalidad mexicana me era rara, actualmente estaba acostumbrado y hasta agradecido con lo amables que son.

—Se nota por su acento — Asienta — Con permiso.

Tardó 7m en llegar mi almuerzo, para perder tiempo había atendido unos pequeños asuntos den la oficina por el teléfono.

La comida era muy buena, sin duda sería un lugar al que frecuentaria, y así fue durante 2 semanas.

Mi rutina fue siempre la misma; Despertar a las 5:00 A.M, hacer ejercicio, desayunar a las 6:15 A.M.
Tomar una ducha 30m después, salir del apartamento a las 7:20 A.M y llegar a la oficina a las 8:00 A.M.
Entonces llegaba la tarde y salia a almorzar a las 2:30 P.M. A las 3:30 estaba de regreso a la oficina. 6:00 P.M era la hora de mi salida, a más 9 P.M estaba en casa, cenaba, tomaba otra ducha, leía un libro y después de una copa de vino podía dormir.

Todo tenía un ciclo dentro de mi vida hasta que una tarde, a las 3:47 P.M, un ángel golpeó mi vida.

Cartas A Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora