Capítulo 2: Ella

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El viento era mas que helado, hoy maldecía más que nunca a la ciudad de México, parecía que iba a terminar congelada, esto por culpa de la cobija desgastada que en su momento llego a ser de 4cm de grosor, sin embargo aún con el frío sentía que tenia una asfixia irremediable, las demás camas de mi alrededor solo me recordaba mis pesares.

Hoy como muchas otra veces anhelaba un beso en la frente de mi madre, madre que me había dejado a mi suerte aquí, que le fue fácil tenerme pero no cuidarme.

Si, aun con el odio que le tenía por dejarme, la necesitaba, noches como hoy me hacia desear con mas fuerzas el calor de una madre, de un padre.

Me preguntaba como eran, si ellos se parecen a mi.

Me pregunto si mi madre tiene los cabellos que yo poseo, al igual que mi piel penosamente lechosa, si mi padre tendrá mis ojos, verdes, me preguntaba si eran de aquí pues mus rasgos no eran similares a los de los demás, no poseía la piel morena como los demás, parecía ser una aguja en un pajar.

¿Por no ser a su imagen y semejanza me ha pasado esto?

No

La voz interna de mi cabeza contesta, pero aun con esa respuesta la duda no se iba.

¿A caso estoy pagando mis pecados de la otra vida aún en mi presente?

No

Otra vez esa voz, y como la vez anterior, la respuesta no era muy satisfactoria.

Con pesar y mirando que nadie se de cuenta me levando de a cama dura e incomoda, apreciando el cuarto color crema y marrón aun en la oscuridad, mis piernas delgadas y casi desnutridas tocan el suelo, helado como el viento, sin dudar me levantó cuidando de no despertar a las demás, suficiente tenía con el moretón en mis caderas como para resivir más de los "castigos" de mis "amigas".

El dolor fatigante de la espalda me estaba matando, pero deseaba un poco de aire fresco.

Camine sin dirección fija por los pasillos hasta que decidí ir al jardín, si bien no tenía forma de ver la hora adiviné que eran las 2 AM cuando pude contemplar el cielo estrellado.

La casa hogar era relativamente grande, más de la mitad de la instalación eran cuartos de enseñanza, otra parte eran los baños y comedores y finalmente los cuartos largos y angostos con 30 camas.

Sentí la frialdad del césped con los pies, el rocío era helado pero no excesivamente, las flores rosas estaban en el centro, pues el jardín era redondo y con bancas situadas alrededor de las mismas flores, todo lo demás era césped.

Me senté en una de las bancas del jardín, y contemplé lo que era mi "humilde hogar".

Recordé que a penas amaneciera tendría que despertar a las pequeñas de 7-9 años del cuarto de a lado. Estaba cansada siquiera para tener ganas de aquello, y es que amaba a las niñas, recientemente en navidad fui su tutora de canto, íbamos a cantar en las plazas de la ciudad lo villancicos y de esta manera obtener caridad, aunque no nos fue mal, nuestras gargantas habían quedado rasposas y adoloridas.

Mis pensamientos se ven interrumpidos por un bostezo, miré en donde provenía el ruido y me encontré con el rostro chocolate de Elián, el hijo del Jardinero.

— ¿Qué hace despierta a estas horas señorita? — pregunta mientras se sienta a un lado mío.

—Si te soy sincera llevo sin dormir una semana, pensando en que en unos días cumpliré 18 años y ya no tendré un hogar — susurro y tales palabras me hicieron estremecer.

—Elizabeth, no tienes porque preocuparte — sonríe tallando sus ojos por el sueño, arrancando una pestaña lacia en el proceso.

—No puedo evitarlo, aunque desearía quedarme con lass niñas no quiero seguir aquí, mi sueño es encontrar a mis padres y lo sabes — contesto cansada, realmente tenía ese sueño matandome.

—¿Y si no están aquí? ¿ Y si están en otro país donde hablen un idioma diferente? ¿qué harás? — pregunta cruzándose de brazos y con las piernas temblando de frío, su cabello rizado se veía incluso lacio ante el frío.

—Así tenga que aprender mil idiomas lo haré pero tengo que encontrarlos.

— ¿Y dónde vivirás?, no quiero desanimarte, pero solamente cuentas con la secundaria, que es lo que te han podido ofrecer aquí, ¿Comó vivirás entonces?, ¿de vagabunda aprendiendo idiomas?, Eli, no esta mal soñar, pero no dejes que los sueños en vez de llenarte, te dejen como peregrina hambrienta — me regaña y yo me encojo de hombros sin saber que decir realmente.

— No lo se Elián — admito y apoyo mi espalda contra el respaldo frio de la banca -— Auch — susurro al enrredar mi cabello rubio en el proceso.

Tomo mi cabello y lo acomodo hacía un lado de mi hombro, incomoda por la sensación susurro en voz baja y Elián ríe por ello.

—Tu cabello es muy largo — Sonríe — Siempre he pensado que eres muy hermosa con tu piel tan blanca y tu cabello como el sol, eres diferente a nosotros, eres una ninfa.

Ante el halago me sonrojo intentando no ser muy evidente.

—No me gusta tenerlo tan largo — confieso mientras lo acaricio.

—Entonce cortalo — me alienta y yo trago en seco.

—No se como — suspiro.

—Yo te lo corto — ofrece y lo miro extrañada.

—¿Sabes cortar cabello? — pregunto y sonrio.

—Bueno, soy el hijo de el jardinero, cortar plantas, cortar cabello, ¿qué tan difícil puede ser? — Sonríe y yo me carcajeo ante ello y aún alegre me levanto de la banca.

—Entonces vamos, ya quiero verme con el cabello corto — digo emocionada mientras el se levanta y me sonríe.

— Solo que tienes que pagarme el favor — sonríe y alza las cejas pícaro.

—Oh, todos los hombres son iguales — hago un puchero y me cruzo de brazos.

—Vamos Eli, no te pediré mucho — me hace ojitos risueño y suspiro rendida.

—¿Qué quieres?

—Uno de tus hermosos poemas — dice y toma mi mano en el acto — Si te vas, al menos quiero algo con que recordarte.

—Hemos hablado de esto — replico y aparto mi mano — yo no siento lo mismo por ti.

—No te estoy diciendo que lo hagas, solo quiero uno de tus poemas, no me nigues tu recuerdo, suficiente tengo con tu rechazo — toma mi mano nuevamente — Prometelo, promete que me darás uno de tus poemas antes de irte.

Suspiro mientras observo su rostro chocolate triste, el corazón se me rompe, si bien no sentía nada fuera de lo especial por el, sabia que lo extrañaría.

—Lo prometo — asiento e intento sonreír para calmarlo.

Aunque ni yo misma podía estar tranquila.

**********

¡Hola chic@s!

Espero les este gustando la historia hasta ahora.

Este fue mi primer libro hace muchimo tiempo, que originalmente eran solo notas, excluyendo por completo las historias de ambos a fondo.

Si hay errores ortografícos perdonen (escribo en el móvil, si pueden señalarlos se los agradecería)

¡Comenten que piensan al respecto de la historia!

Cartas A Ella Where stories live. Discover now