halloween del dos mil catorce

3.6K 394 29
                                    

"Is the only reason you're holding me tonight 'Cause we're scared to be lonely?"
halloween del dos mil catorce, dieciséis años

Por cada error viene un acierto, por eso acabamos juntas este Halloween. Por el error mío de enamorarme acabé a tu lado o por tu error de mirar tras aquella ventana.  No sé que pasó ni con que contexto acabé junto a una amiga en la azotea de su novio, un tal Jim. Tampoco sé cómo no me di cuenta de que aquel chico era uno de tus amigos.

Sólo sé que estaba con una cerveza sin alcohol, mirando las calles mientras en esa misma azotea un grupo de amigos estaban gritando, disfrazados de frutas. Me sentía fuera de lugar, pero a la vez como en casa, habían pasado ya tantos años observándolos junto a ti que era como si yo perteneciera a esa locura. Recuerdo que me pasé bastante rato mirando a la calle, reflexionando sobre mis recuerdos de ti. Reflexionando sobre las imágenes que tenía tuyas para asegurarme que la chica que estaba sin vida en la calle eras tú. No había felicidad ni peligro en tus ojos. No había nada. Solo vacío y soledad. Respirabas, te movías, estabas viva: pero no lo parecía.

Al salir de la casa pusiste un cartel que decía: "A la mierda. NO hay golosinas" Tus pasos eran rápidos pero inseguros mientras te acercabas a el portal disfrazada de sandía. Cada paso tuyo incrementaba mis pulsaciones y mi dolor. Mi corazón roto por ti se resquebrajaba con la imagen tan triste que me dabas. Pensé en que ojalá pudiera hacer algo por ti, lo mínimo, aunque sea solo para sacarte una sonrisa pero luego lo recordé. Dos personas rotas no pueden arreglarse, solo hacerse más daño y bueno, eso explicaría todo.

Al tocar la puerta todos gritaron ilusionados y cuando apareciste disfrazada en la azotea pude sentir como todo se llenaba de alegría. Te abrazaban, te daban golpes amistosos y se metían contigo, eran los amigos que todo el mundo desearía tener. Te querían, lo pude ver en sus caras, pude ver la verdad, eras como su hermana. Pero a pesar de que se veía que te conocían, que toda la amistad era real, se creyeron tus falsas sonrisas y tus "estoy bien" Yo no. No te conocía nada en comparación con ellos, pero aún así sabía que no estabas bien. Estabas totalmente rota.

Las horas iban pasando y ya iba por mi tercera cerveza sin alcohol cuando te pusiste a mi lado, haciendo que mi corazón latiera a mil y que todo el dolor hecho se convirtiese en devoción. Que rápido me hacías olvidar. Te quería —quiero— jodidamente tanto. Me estabas mirando y mis mejillas estaban al rojo vivo y aunque evitara tu mirada sabía que tu te habías dado cuenta de ellas.

– Soy Lenna —Tu voz era como la de una suave sirena antes de matar a un marinero. Yo era la marinera y habías matado todo lo que quedaba de mi. Todo lo que la tristeza no había roto se había esfumado con dos simples palabras.

– Mm... ¿e-es a mi? —Sí, siempre he sido así de gilipollas.

– Sí, eres la única de aquí que no conozco —Me sonreíste, pero me pareció una triste mueca comparada con tus sonrisas de verdad. Aquellas que traían problemas.

– Winnyfred. Mi nombre es Winnyfred.

– Te escuché a la primera, me suena tu cara —Con una mirada pensativa miraste a la nada, tratando de recordar. Probablemente recordaste lo equivocado porque tu mirada se volvió triste— ¿Sabes qué? Da igual. ¿Bebes?

– Sin alcohol.

Pasaron los minutos, me mirabas pero a la vez no. Estabas sumida en la tristeza de tus pensamientos, mientras yo le daba gracias a los cielos y a todo por dejarme conocerte.

– Se te ve triste, Winny —Mi apodo sonó como algo agridulce, como terciopelo cubierto de agujas. Tu lengua lamia tu labio lentamente al pronunciarlo. Estaba triste. Reí armagadamente y te miré. No me conocías. Nunca lo harías. No de la manera en la que yo quería— ¿Mal de amores? —Asentí. Tu apretabas el gatillo de la pistola que apuntaba a mi corazón— El amor es una ilusión tan macabra como placentera.

– Duele. Duele muchísimo.

– ¿Sabes lo que tienes que hacer? —Negué mientras mirabas a la nada con el dolor como nube de cigarrillo. — No pienses Winnyfred. No llores.

– ¿Y cómo coño hago eso, Lenna? —Las lágrimas salieron sin parar.

– Ten —Me diste una botella de Vodka— Y al beber, vuela.

Empezamos a volar —beber— sin mirarnos, cada una con su dolor. Yo pensando en ti y tu en otra. Todo era jodidamente triste.

– ¿Y a donde tengo que volar, Lenna?

– Vete a donde viva el que inventó el maldito amor y mátalo Winny —Lloramos— Hazlo por mi y por ti. Por nosotras.

Lo último que recuerdo son tus brazos al rededor mía, ¿me abrazabas por que tenías miedo de estar sola, por qué solo necesitabas a alguien para hacerte sentir bien?

Winnyfred.

halloween » lesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora