25. Navidad

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Había tenido que persuadir a Norte pero al final logré que aceptara mi propuesta.
Tenía todo fríamente calculado y nada podía fallar en mi plan maestro.

Después de pasar el día con Elizabeth, intenté recompensar a Peter haciendo lo que él quisiera y su elección había sido volver al palacio para jugar juntos.

—Estás haciendo trampa —me quejé.

El castaño se había vuelto muy bueno en los videojuegos, tenía una capacidad para memorizar combinaciones y su concentración era algo que envidiaba.

—Claro que no, tú eres pésimo —dictaminó.

La sonrisa de burla se deslizó en sus labios, gruñí al notar que en ningún momento despegó la vista de la pantalla del televisor.

—No puedo creer que el niño del bosque sea un experto y me esté ganando —dije entre dientes.

Sus orbes verdes me miraron apenas por una fracción de segundo, antes de volver a poner atención al juego.

—Si quieres ganar entonces deja de mirarme.

Me aclaré la garganta al sentirme descubierto y regresé la mirada a la pantalla, sentí mis mejillas calentarse ante la vergüenza.

—No te miraba —me defendí—, además ya te gané tres veces.

—Y yo veintidós. Oh, espera —sonrió con petulancia—, veintitrés.

—Eso no es...

El televisor me interrumpió diciendo "Game over", fulminé con la mirada a Peter y él solo se encogió de hombros dedicándome una sonrisa de disculpa. Rodé los ojos con aparente fastidio y me puse de pie tomando mi cayado, debía aprovechar la situación para escapar sin ser tan cuestionado.

—¿Te vas? —preguntó en voz baja, dejando de lado los mandos del videojuego.

—Sí —asentí con la cabeza—, tengo que hacer algunas visitas esta noche.

Sus cejas se alzaron en una clara muestra de sorpresa, como si lo que acababa de decir fuese ofensivo.

—¿Qué? ¿Por qué?

Sonreí de lado y le dediqué una mirada de escepticismo.

—¿Blanca navidad? ¿Nieve? ¿Te suena? —me burlé.

Sus ojos brillaron con inteligencia, supuse que había recordado el minúsculo detalle de mi naturaleza mágica. A veces era algo perezoso con mis tareas invernales, inclusive yo olvidaba que era el espíritu del invierno.

—Nos vemos luego —me despedí, acercándome a la puerta.

Mi andar se vio interrumpido por una pequeña voz, Peter me llamó con duda.

—¿Puedo ir contigo?

Me detuve para mirarlo, extrañado de que se escuchara inseguro de sus palabras. Peter solía mostrar una actitud determinada y valiente, en ese momento jugaba con sus dedos mientras esperaba una respuesta.

—Tengo mucho trabajo —negué con la cabeza—. Como has señalado antes, si vas conmigo probablemente no pueda apartar la mirada de ti.

Traté de no sonar tan duro y acariciar un poco su ego con un cumplido para que me dejara ir, pero la elección de palabras no pareció la mejor.

—¿Te hice enojar?

Suspiré dejando escapar una carcajada, su semblante parecía afligido.

—No, Peter. Es solo que tengo muchísimo trabajo, no es por ti.

En busca de la magia (Jack Frost X Peter Pan)Where stories live. Discover now