Te lo suplico, sálvalo

3.1K 290 49
                                    


Mis piernas se movían a gran velocidad sin destino alguno, solo quería huir, huir de todo lo malo, de todo aquello que me perseguía. Wonwoo estaba enamorado de lo que había sido como una madre para él, la amaba y me besó pensando en ella. Fui una ilusa al pensar que él podía sentir algo por mí y fue ese momento en el que imágenes de ambos empezaron a aparecer en mi mente como si de una película se tratase: el día que lo conocí, cuando me tiró a la piscina y luego tuvo que saltar para no morir ahogada... tantos momentos que recordar desde el primer día hicieron que mis ojos estuviesen más húmedos aún. El amor había hecho que todos los momentos de enfado y de odio que ocurrieron cuando lo conocí se difuminasen hasta convertirse en anécdotas por las que reír junto a él. Cuando conocí al malvado Wonwoo me hizo apreciar aún más el buen Wonwoo; sin embargo, de esa buena imagen no quedaba nada.

Después de horas corriendo, con caídas incluidas causadas por calambres y a que las fuerzas de mi cuerpo me fallaban, llegué a casa y después de una ducha caliente mientras miraba en un punto fijo seguí pensando en sus besos y caricias haciéndome sentir sucia. Sus manos, las cuales me habían tocado con deseo, me hacían sentir mal por lo que pasé más tiempo del acostumbrado bajo el agua cayendo sobre mi cuerpo a la espera de sentirme más limpia, mejor conmigo misma.

Tras muchas lágrimas conseguí dormir para seguir apareciendo esa imagen de Wonwoo sobre mí y ese "Dios... y yo a ti Steisy" en mis pesadillas. Cuando la mañana llegó, la fiebre abrasaba mi piel por lo que me libré de ir a clase sin dar explicaciones a mamá; sin embargo, había entrado en una depresión de la cual no sabía cómo conseguiría salir.

Los días pasaban y me encontraba tal y como había llegado el lunes por la noche a casa, no había salido ni para comer, mi madre me había obligado a tomar algo de sopa aunque sólo fuesen un par al día. Se mantenía junto a mí en mi cama, preguntando qué me había pasado mientras que yo seguía en silencio mirando a una esquina de mi habitación. Mi teléfono había sido bombardeado por mensajes y llamadas de parte de Mingyu, incluso el Sr Jeon apareció en casa para preguntar cómo me encontraba.

– Hija... el Sr Jeon vino a verte... -A pesar de que gran parte de las veces sólo escuchaba su voz en la lejanía el nombre hizo captar mi atención, por lo que me maldecía por haberlo hecho. -¿Pasó algo con Wonwoo verdad? Estabais muy unidos y os peleasteis, ¿no es cierto? -Más silencio. -El Sr Jeon me contó que su hijo... -No podía más, me senté rápidamente en la cama y, a pesar de que no quería gritar, lo hice.

– ¡No me lo digas! No quiero saber cómo está ese malnacido. Déjame sola, por favor. -Mamá abrió los ojos intentando buscar palabras para tranquilizarme; sin embargo, pudo darse cuenta de que no lo conseguiría y con tristeza salió de mi habitación. Después del incidente, mamá no volvió a sacar el tema, falté a la última semana de clase antes de navidad, pues sabía que ya los exámenes habían terminado. Pude escuchar tantas veces la voz de Mingyu en la sala que llegué a perder la cuenta, mamá decía que no sería bueno que me viese en este estado tan... ¿demacrado? Sin embargo el volvía cada día, por si tal vez algo había cambiado y dejaba de ser un alma en pena.

Han pasado tres semanas y para mí ha trascurrido más de un año, incluso cuando me observo en el espejo me siento más envejecida. Antes de lo ocurrido, sonreía por todo, incluso aún más por las cosas que no eran graciosas; sin embargo, ahora el hecho de sonreír era impensable para mí. Cuando en uno de mis intentos por dormir algo, escuché el timbre sonar, voces susurrando podían escucharse que provenían desde la planta baja, pero no podía distinguir quién o quiénes eran. Pasos empezaron a sonar en la escalera llegando hasta a mi habitación, silencio, como si la persona que estuviese fuera se estuviese debatiendo entre pasar o no, hasta que al final tocó la puerta.

Observé entre la penumbra de la habitación y una figura masculina apareció frente a mí, alargué mi mano fuera de la colcha para encender la luz y una imagen nada agradable apareció ante mí. El Sr Jeon había vuelto, bueno o al menos lo que quedaba de él, ¿así me veían el resto a mí también? Sus ojeras se encontraban oscuras, su cara pálida y había perdido mucho peso. Arrastrando sus pies se dirigió hasta el lado de la cama más cercano a donde me encontraba, yo me mantenía en silencio, aterrorizada por las innumerables canas que habían aparecido en cuestión de lo que había sido un mes y, entonces, el señor cayó de rodillas junto a mí. Gracias a la cercanía pude darme cuenta de los ojos tan rojos del Sr Jeon, incluso hinchados a causa de lo que había llorado.

– Alice... Alice te lo suplico... ayúdame. -El Sr Jeon colocó su mano sobre la mía, se encontraba frío, sin vida.

– ¿Qué ocurre? ¿Por qué está así?

–Wonwoo está muy enfermo, tienes que ayudarlo.


[EDITANDO]El hijo del directorWhere stories live. Discover now