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Un día cualquiera para los estudiantes regulares de Cronick High School, o bueno

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Un día cualquiera para los estudiantes regulares de Cronick High School, o bueno... Para la mayoría de ellos. Una pareja de chicos de último año se encontraban enrollándose en las afueras de las canchas de fútbol americano, un sitio especial para ambos. El activo miraba jadeante a su presa que dentro de poco seria domada. Gotas de sudor circundaban el ambiente, y el pasivo selló el pacto de amor y hormonas con un beso apasionado hacia su novio.

—¿Quién diría que terminaríamos así, eh? —musita el segundo hacia su pareja, el más alto.

—Calla y agáchate, Antoine. No tenemos mucho tiempo, ya casi me voy a clases.

—Lo que tú digas, mi señor Arthur.

Arthur y Antoine seguían en su sesión de caricias para relajar la tensión que ambos tenían, era su último año juntos. No obstante, una ráfaga de estudiantes de nuevo ingreso se hizo paso en la cancha, debido a que educación física formaba parte de su horario de clases. La pareja sorprendida se apartó disimuladamente y se sentaron en las gradas observando a los nuevos.

—Creo que debemos ir a tu auto, Arthur.

—Luego. Tengo clases de portugués, y no quisiera empezar el año escolar con una detención —dijo abrochándose su pantalón, para luego arreglarse su cabello despeinado por tantos movimientos hace apenas minutos—. ¿Me acompañas a buscar mi libreta de apuntes?

—¿No la traes contigo?

—Es último año... No voy a estar trayendo cuadernos a estas alturas. Dejé todo en mi casillero desde julio. En mi mochila sólo verás mi balón y unos cigarrillos.

Antoine se encogió de hombros.

—Nunca cambiarás, ¿eh? —Arthur le guiñó un ojo.

—Exactamente, compañero.

💎 💎 💎

Una chica de estatura media caminaba hacia su nuevo casillero, colocando sus libros y objetos personales en el mismo. Por último, colocó un afiche de unos guantes de boxeo en honor a su pasión; junto con una calcomanía de los Guns n' Roses y una fotografía con su padre. Listo. Su casillero estaba oficialmente personalizado como ella quería. Su gélida mirada apartaba a cualquiera que intentaba acercársele, Lena Crabbits no era una chica de muchos amigos. Siempre se le hallaba ensimismada en el ring con sus guantes, su único amigo era su entrenador, que casualmente era su padrino de bautizo.

Dio una última revisión y visto bueno a su casillero, omitiendo las miradas extrañas de los demás estudiantes. A pesar de ser una persona no muy demostrativa, Lena estaba muy nerviosa y a la expectativa —no muy positiva que se diga—, por el nuevo año escolar. Su nerviosismo la llevó a cerrar con todas sus fuerzas la puerta de su casillero, llevándose los dedos de un muchacho consigo. El susodicho entrado en cólera y aguantándose unos cuantos alaridos para que su reputación no fuese manchada por una simple chica cualquiera, pateó sin éxito alguno la pared y el resto de casilleros que tenía delante, ¡sólo venía a buscar su libreta de apuntes para portugués! Arthur Coleman no se merecía sin duda alguna un maltrato de este tipo... ¡Y menos viniendo de una estúpida chica!

Se dice de mí ® │CompletaWhere stories live. Discover now