"El Niñero" (Segunda Temporada)

Capítulo 10

Dentro del ascensor que subía al tercer piso, Niall y Justin compartían silencio, cada uno evitando la mirada del otro, incómodos, sintiendo como en sus adentros los nervios aumentaban con cada centímetro que el aparato subía. Niall rompió el silencio.

- ¿Cómo sabes que... Que vive aquí? - pregunto aún con su mirada clavada en el suelo.

- Vive con mi hermano, Zayn, desde hace tres años, aquí, en los ángeles - respondió el castaño tan bajo que era imposible poder escucharlo, aun así Niall lo había hecho a la perfección. "Tres años" pensó el Rubio mientras alzaba sus cejas. Lo había tenido cerca por tres años y aun así no se lo había podido cruzar ni una tan sola vez.

Las compuertas del elevador se abrieron, dejando al descubierto un silencioso pasillo, relativamente angosto, que se extendía por unos 15 o 16 metros hasta llegar a una intersección con otro. Alfombra roja, paredes beige y puertas marrones; nada especial pero con un toque escalofriante a causa de una lámpara vieja que amenazaba con apagarse eternamente. El primero en salir fue Justin, que caminó sin siquiera volverse a Niall, el Rubio le siguió en silencio, como si fuese un niño castigado. Se detuvieron frente a una puerta, la 312.

- Aquí - dijo Justin en vos casi inaudible.

El Rubio observó un momento la puerta, los números polvosos de color rojo estaba a punto de despegarse y la perilla, que algún día fue brillante, ahora era de un tenue dorado opaco, oxidado. Estaba nervioso y eso era seguro, pero su aún latente enojó combinado con un poco de miedo y una fuerte opresión en el pecho, similar al sentimiento de nube negra que tuvo al momento que Justin le había dicho "amorcito"; esa misma sensación se presentaba de nuevo, pero más fuerte y más perceptible. Tenía miedo pero no por Harry, si no por Mortem, desobedecer a ese hombre era igual que gritar "putos perdedores" en una prisión de máxima seguridad en la que todos los reos estuviesen liberados; por tanto, era más que necesario cumplir sus órdenes, aún sí eso significaba matar al que alguna vez le había hecho sentir en el cielo. Para Niall, Harry ya no tenía ningún valor, así que no tendría problema en realizar su trabajo.

- ¿Llamas tú o llamo yo? - preguntó Niall desenfocando su mirada de la puerta.

- ... Mmm, llamaré yo - respondió acercándose a la puerta y golpeándola con moderación.

El silencio se hizo presente, igual de impaciente que los otros dos muchachos que, expectantes, no querían perderse por nada del mundo de lo que ocurriría en esos instantes. Se escuchó como la perilla se giraba justo del lado contrario de la puerta, abriéndose ésta a continuación, con una lentitud que superaba los 0.0003 cm por hora.

- ¿Pero qué haces tú aquí? - preguntó Zayn asombrado al ver a su hermano - Deberías estar estudiando, son las 8 de la mañana y... - reparó en el Rubio y la sangre se le heló, su habla se esfumó y sus cejas se fruncieron.

- Él es Niall, mi amigo - habló Justin al darse cuenta que el morocho estaba a punto de asesinar al Rubio con la mirada, mirada a la que Niall respondía con otra igual.

- ¿Por qué lo has traído aquí? - su voz enronqueció y su actitud se volvió oscura.

- Por...

- Necesito hablar con Harry - dijo el Rubio interrumpiendo. Zayn entornó los ojos.

- No puedo dejarte pasar. No eres bienvenido - aclaró con palabra lo que su miraba gritaba.

- No te estoy pidiendo permiso, es una orden - Niall agrego un poco más de saña a sus palabras esta vez. Desplazo una de sus manos a su bolsillo trasero.

- ¿Y si no, que?

- Te vuelo los sesos - su Beretta 92 estaba al aire libre, apuntando su cañón hacia la frente de Zayn.