Capitulo 2

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¿Que clase
de droga consume?

Mi mente lo único que hacia era maquinar alguna idea para poder vengarme de Steven tenia toda la hora del almuerzo limpiando la cocina y debo alargar el hecho que es una muy grande porque para mi mala suerte a ese viejo gruñón no se le podía haber ocurrido otra cosa, estaba frustrada. Eran ya la una y mi clase de matemáticas empezaba en media hora. Si no terminaba temprano no podría asistir y era casi imposible  terminar sola.

Hoy tenia un examen importante, el cual no quería reprobar. Porque el hecho que sea una "Oveja negra" no significa que sea mala estudiante también.

—Esto es imposible, me las va pagar—habla por lo bajo.

—Linda, no sabia que me amabas tanto—pegue un pequeño brinco—disculpa no te quería asustar—lo mire y se encogió de hombros.

—Vete al diablo Copeland.

—Desde cuando usamos apellidos Walker.

—Pudrete. —rodé los ojos era un insoportable, es que no me podía dejar en paz.

—No podemos tener una conversación normal—reí por su ingenuidad ¿Era idiota o se la daba?

—Callate—me gire para volver a tratar de limpiar rápido.

Cuando me percate de que Steven me estaba ayudando ya no faltaba casi nada. Entraba en pocos minutos, en ocho para ser exactos.

—No dirás ni un "Gracias idiota"—sonreí y volteé a mirarlo, tampoco es que era una mal agradecida, casi pierdo mi examen.

—imbécil... Gracias.

—Pensé que no tenias modales—levantó una ceja—corrigiendo, no los tienes. Solo pensé que no conocías esa palabra.

—Siempre arruinas todo, así que vete al diablo.

—Claro pero te vienes conmigo.—no había entendido bien a lo que se refería, hasta que me cargo en su hombro como si fuera un saco de papas.

—¿Que haces imbécil?—golpee su espalda—sueltame retrasado.

—No ya no hay vuelta atrás, si te bajo estoy seguro que nos dejas sin hijos y mira que quiero unos ocho.

¡Ocho!

Espera que hago pensando en eso no es como si me importara.

¿A donde me lleva este?

—Hijo del mismo demonio suéltame ya mismo o si no te arrepentirás de por vida. —estaba roja de la furia fastidiarme era una cosa y esto era totalmente diferente.

—Tranquila linda, consideralo un secuestro—empezó a reír.

Estaba demente.

—¡Demonios! Ya sabia que eras un acosador—empecé a pegarle patadas en intento de que me soltara, pero no servía de nada parecía que no le dolía y si lo hacía fingía bien. Ya estábamos llegando al estacionamiento.

En este momento me preguntaba
¿Donde estaba la gente?

¿Así de fácil me secuestrarian?

—No iré contigo a ninguna lado estúpido. —golpee más fuerte—así que bájate de esa jodida nube.

—Eso esta por verse, yo no me voy a bajar porque tu te vas a montar. No encima mío por si mal interpretas, bueno a menos que quieras. —escuche la puerta abrirse mientras este reia y me empezó a bajar. Yo no se le estaba poniendo fácil ya que yo trataba de zafarme de su agarre, pero por más resistencia que puse logró montarme. Cuando ya estaba sentada empezó a poner el cinturón. Su brazo estaba cerca de mi y no dude ni un minuto la oportunidad de morderlo.

¿Tu y Yo? Ni en un millón de Años Where stories live. Discover now