DÍA #3

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DÍA #3: ¿Qué demonios ocurrió anoche?


—Señorita, usted tiene muchas cosas que explicarme.

Abrí un ojo, al escuchar la voz de una mamá muy cabreada y con los brazos cruzados, que por cierto, era la mía.

Intenté incorporarme de la cama, pero el terrible dolor de cabeza me lo hizo imposible, así que solo logré sentarme.

—¿Qué hora es? —murmuré, intentando no hacer mucha bulla para que el dolor cese.

—Las dos de la tarde —respondió, muy seria, mamá.

—Sí que he dormido, eh —hice una media sonrisa, intentando relajar el ambiente, pero fue en vano —. Mamá, lo siento, quisiera explicarte lo que sucedió, pero no recuerdo absolutamente nada.

Mi madre negó con cabeza y caminó por la habitación para abrir las cortinas y que entre un poco de luz.

—¿Cómo es que has tomado tanto?, no sueles hacerlo.

—Ahora estoy muy confundida, siento que la cabeza me va a explotar, déjame recordar un poco y te lo contaré todo, ¿bien?

—Bien —dijo con firmeza —.

—¿Vas a enfadarte mucho más si te pregunto cómo es que llegué aquí?

—Te vinieron a dejar a casa, estabas ya dormida cuando tu nuevo amigo llamó a la puerta.

—¿Mi nuevo amigo?

—Así es, no fue ni Daniel, ni Paola quien te trajo. Daniel me llamó diciendo que debía llevar a Paola a casa, pero que pierda cuidado, que tú venías segura hacia aquí —explicó, mamá.

Maldije por lo bajo. No me acordaba de nada más después de que estuve tomando cerveza con Frank en la barra.

—Iré a ducharme, ¿vale? —le avisé.

Mamá asintió, y con paso lento, salió de mi habitación.

Froté mis ojos y, como había dicho, caminé pesarosa hacia la ducha. Abrí el grifo y dejé que el agua fría caiga directamente en mi cabeza, mientras yo frotaba mis sienes con la yema de mis dedos.

—¿Bailas? me susurró él, al oído.

Asentí, algo mareada, y dejé que tomase mi mano para guiarme a través del montón de gente.

Esto no nos convierte en amigos balbuceé y él rió —.

Claro que no dijo y me acercó hacia él mientras nos movíamos al ritmo de la música pop —.

Mierda.

Aquel recuerdo había llegado de repente a mí. Necesitaba saber algo más de lo que había pasado anoche, lo que fuese.

Así que Frank y yo habíamos estado juntos esa noche, digo, bailando. Debí haber estado bastante tomada para congeniar con él.

Envolví la toalla en mi cuerpo y salí del baño, llegué nuevamente a mi habitación, y me quedé inspeccionándola un poco. Me di cuenta que en la mesa de noche estaba el collar que pensé haber perdido, el que me regaló Paola. Lo tomé entre mis manos y recordé que Frank había sido quien me lo devolvió.

¿Por qué me miras tanto? le pregunté con una sonrisa burlona y él encaró una ceja —.

No te vengas arriba rió —. Estaba viendo el colgante en tu cuello, se ve mucho mejor que cuando estaba guardado en el bolsillo de mi camisa.

QUINCE DÍAS CON ÉL - sTaXx & Tú #1°حيث تعيش القصص. اكتشف الآن