DÍA #13

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DÍA 13: "Una Noche, Un Nosotros".

-Traes una cara de "Quiero matar a quien se me cruce" -me reprochó Daniel por enésima vez en el día, esta vez fue antes de sentarnos en una de las mesas de la cafetería a comer.

-Desperté con algo de fiebre y jaqueca -Me excusé. Era preferible decir eso a explicarle lo que había sucedido el día anterior.


-Vale, pero el día aún no acaba -expresó Paola, tratando de animarme -, ¿Qué dicen de ir a ver películas esta tarde como en los viejos tiempos? -propuso.

-Por mí está genial -contestó Daniel entusiasmado -, yo puedo llevar el helado y las palomitas.

-¿Tienes algún plan macabro para engordarnos? -Paola encaró una ceja y negó repetidas veces con la cabeza -. Acepto solo si las palomitas son sin sal y el helado es light.

-Bien -Daniel rodó los ojos -, ¿Donde nos reunimos?

-¿Qué te parece en tu casa, ____? -Ignoré por completo el haber escuchado mi nombre, realmente no sabía ni siquiera cuál era el tema de conversación -... ¿____?

-Ah, si, si claro -levanté la mirada rápidamente, fingiendo que prestaba atención -. Está perfecto, que sea en mi casa -exclamé con desinterés.

-Guay, ¿les parece bien a las 4:30? -volvió a preguntar mi amiga.

-Vale -accedimos, Daniel y yo, al unísono.

La campana que avisaba el final del receso sonó en todo el campus de la universidad.

Todos se incorporaron de sus asientos para dirigirse a los salones de clase, y eso nos incluía a mis amigos y a mí.

El día transcurrió normal, no había nada novedoso en ver números y algunas letras en el pizarrón, lo único distinto para mí era que tenía el corazón roto, y por alguna razón, eso significaba que el tiempo transcurría muchísimo más lento y, aunque pareciera imposible, también hacía que las clases sean aún más aburridas.

Agradecí cuando al fin llegó la hora de salida, necesitaba alejarme de toda esta gente y dejar de fingir que todo estaba en orden, porque no, no lo estaba.

Mis amigos intentaban formar algún tema de conversación o hacer bromas sin sentido que tenían como objetivo hacerme reír, pero está de más decir que no tuvieron éxito.

Aún así agradecía su compañía, al menos hasta algunas cuadras cerca de mi casa. Antes de alejarse para ir cada uno de ellos a su apartamento, prometieron llegar puntuales para ver la película de la que habíamos hablado en el almuerzo. Yo solo atiné a asentir y a despedirme con la mano.

Cuando por fin llegué a casa, saludé rápidamente a mi mamá, evitando la típica pregunta de: "¿Y cómo te fue hoy?", y subí las escaleras rumbo a mi habitación.

No tenía ganas de comer, ni siquiera había probado el pastel de carne que sirvieron en la cafetería.

Solo quería saber de él, por estúpido que sonase. Odiaba esta sensación de quererlo tanto, odiaba extrañarlo, odiaba ser vulnerable sin él, odiaba a Frank Garnes.

Tomé mi almohada y la aplasté contra mi cara, grité lo más fuerte que pude, quería botar toda esa frustración que sentía dentro, quería ahogar los sentimientos y ser como era antes de que los YouTubers entraran a mi vida.

Luego de unos minutos mirando al techo decidí que no me podía quedar así todo el día, apagué el móvil dispuesta a no recibir llamada alguna, ni notificaciones, ni nada que pudiese recordarme a él.

QUINCE DÍAS CON ÉL - sTaXx & Tú #1°Kde žijí příběhy. Začni objevovat