6.Capítulo

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—He dicho que no Stiles— Perdí la cuenta de las veces que lo he repetido.

La hora del almuerzo había acabado y tenía una clase libre, así que decidí quedarme en la cafetería para estudiar o para pensar, necesitaba tiempo para procesar los últimos sucesos de mi vida. No tenía tiempo para que Stiles fuera Stiles.

—Además, ¿Qué no estabas saliendo con Margareth?—Pasé la página del libro de historia.

—Exacto, estaba.

— ¿Qué hiciste?— me giré hacía él.

Su cabello estaba hacía a un costado, era tan largo que ya no iba para arriba, el castaño era tan claro que parecía rubio, sus ojos eran un café claro y su tez estaba en un intermedio entre oscuro y claro, vestía casi siempre con camisas de colores y unos jeans ajustados, su mandíbula era ligeramente cuadrada y algunos vellos se hacían presentes a lo largo de esta.

— ¿Por qué siempre supones que soy yo?—elevó una de sus cejas café.

—Stiles— hice una mueca— Siempre eres tú— reí.

Me pregunto si algún momento fui feliz con Stiles, si en algún momento de la relación las sonrisas y burlas fueron ciertas o solo eran parte de la actuación y el teatro que a mi madre le gustaba montar y donde yo era una marioneta.

—Tal vez se me haya ido la mano—subió los hombros— Ella no era para mí.

''Ella no era para mí'' debía estar entre las frases celebres de Stiles. ''Esto no es para mí'' ''No es para mí'', parecía que nada fuese para él, pero que todo lo terminara siendo.

— ¿Cómo qué se te ha ido la mano?—fruncí el ceño.

Un rostro lleno de pecas apareció en mi mente.

''Cuando estas confundida, frunces el ceño''

Un ligero mareo de recuerdos atacó mi mente, después del beso no volví a hablar con él y tampoco volví a siquiera intentar dormir esa noche. Hoy por la mañana desee con todas mis fuerzas no verlo, estaba tan confundida sobre si fue el calor del momento o aquella necesidad fue algo más.

Desee también que no fuera algo más.

—En fin...—Terminó la historia que no escuché— ¿Saldremos o no?

La respuesta está en la pregunta, pensé.

—No—negué— Deja de insistir Stiles, enserio— masajeé mi cien.

— ¿Qué tal?—una voz familiar se escuchó.

—Hola, Jaqueline— Sonreí de medio lado.

La rubia sonrió y se sentó frente a nosotros, llevaba un vestido negro y una chaqueta de cuero del mismo color junto a sus habituales collares largos, su cabello estaba en un moño desarreglado y en su boca una goma de mascar.

—Hola, bombón— fingió estar seduciendo a Stiles.

El castaño posó su mirada en ella con una mezcla entre enojo, fastidio y desaprobación. Jaqueline tomaba la desaprobación de una manera cómica.

— ¿Desde cuándo hablas con ella?— me susurró, fallando en el intento de no ser escuchado por la rubia.

—Desde que se le da la puta gana— respondió ella.

Reí.

—No te estoy hablando a ti.

—Hago lo que me salga de los cojones.

—En fin, hablamos luego— tomó su mochila para luego irse.

Fruncí el ceño, mirando a Jaqueline.

Tóxico©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora