13.Capítulo

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Mis ojos ponían atención a la señora de mediana edad que sustituía a el profesor mucho más joven de literatura, las caras de las chicas eran de pesadez, cada una soñaba había tenido fantasías sexuales con el moreno alto.

Suspiré y froté mis ojos, últimamente estaba durmiendo menos que nada, el fin de semana entero fue una lucha interior para cerrar los ojos y dejar de pensar en cosas que no me tenían del mejor humor. Cuando él entró, todas y cada una de las veces que me negué a salir con mis amigos porque él estaría allí se fueron al demonio. Los suspiros de la gran mayoría de chicas hicieron que girara mis ojos.

—Espero que sea la última vez— Advirtió la señora.

Caminó tranquilamente hacia un lugar bastante lejos de mí, su capucha y jeans negros parecían y que ya parecía otro de sus tatuajes, su espalda ancha estaba curvada y sus manos juntas sobre la mesa. Giró su cabeza hacia atrás hasta encontrar su mirada con la mía, su expresión se volvió neutra, y aún a metros podía ver su mandíbula tensa. Yo tampoco estaba muy atrás, mi corazón palpitaba rápido y mi respiración estaba defectuosa. Es increíble como una mirada, un roce de miradas puede hacer sentir a tu cuerpo estallar. Tragué saliva y giré mi cabeza a otra dirección.

La última vez que nos vimos mi herido había sido golpeado, disparado y enterrado tan lejos que ni el buscador de fósiles más entusiasmado podría encontrarla.

''Sentí una pequeña punzada en el pecho, pero aún así tome una gran respiración y sonreí hacia él.

—Genial, Lucas— Nunca había fingido tanto una sonrisa.— Entonces, si no te importa— moví mis manos— Importo— Corregí— Te alejarás de mí y de mi vida, dejarás estos malditos juegos estúpidos, y de verdad no quiero Lucas, que luego cambies tu maldita opinión— Su mandíbula se tenso— Yo también puedo jugar, Lucas. Y sé cambiar de opinión. Tal vez no de manera tan experta como tú. — Trague saliva—, Pero sé que no quiero andar en un limbo con alguien que no tiene ni puta idea de lo que quiere. ''

Después de aquellas palabras en las que intente convencerme a mi misma de que nada de aquello era bueno volví al auto y tomé un gran suspiro, de esos que te traicionan y hacen que se escapen lágrimas. ¿Qué podría hacer? A este punto era estúpido negar que Lucas me guste, que esté atraída y que temiera con todas mis fuerzas enamorarme de él.

Papá y mamá me habían enseñado lo horrible de forzar una relación, de forzar a una persona. Y aunque mi cabeza ahora fuera un lío total, había decidido alejarme de él y de todo lo el paquete. No tenía idea como hacerlo, quienes ahora eran mis amigos también tenían un lazo con él –se podría decir que hasta más fuerte—, y aunque estaba segura que no podría negarme a una salida con ellos por siempre, me aseguraría, que mi el acelere de mi corazón ante su presencia no se notara, y mantenerlo a raya.

La clase acabo, el timbre me tomo tan de sorpresa que salte al escucharlo, tome mis cosas y rápidamente salí para no tener algún incidente con dicha persona. Caminé apresuradamente hacía el salón de historia y entre, avergonzándome de haber sido la primera.

Un gran estruendo hizo abrir mis ojos de golpe y poner mis sentidos alerta, me puse extremadamente nerviosa al ver que toda la clase posaba su mirada en mí, en otra situación no me habría incomodado, pero ahora, que el profesor de gafas tan gruesas que parecía difícil ver estaba a mí lado con una cara de pocos amigos y el ceño fruncido, pronunciando ''Dirección'', todo era distinto.

Gruñí y cerré la puerta golpe al salir, haberme dormido en clase no fue una buena jugada, pero ni siquiera me di cuenta cuando mis ojos se cerraron. Hoy no me veía bien, y eso lo sabía, no llevaba mis habituales tacones, tenía unos pantalones pegados, una sudadera gris, unos vans y unas ojeras tan grandes que me preocupaba que alguien quisiera devolverme al zoológico a comer bambú. Mi cabello ni siquiera podía considerarse una maraña.

Tóxico©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora