Primer desencuentro

220 21 9
                                    

"No son las habilidades lo que demuestra lo que somos, son nuestras decisiones".

Albus Dumbledore, en Harry Potter y la cámara secreta.


Todo su semblante se encuentra rígido, observando sin ver por uno de los tantos ventanales con formas caleidoscópicas que los representan fugazmente. Posee las manos tomadas entre sí detrás de su espalda, justo donde termina el primer corte de su túnica negra, la cual le llega hasta por debajo de las rodillas.

Su espalda erguida, su cuello estirado y su frente en alto dejan denotar su furiosa posición. En su mente vagan miles de recuerdos, ninguno preciso, ninguno válido para aquel momento. Pero en ese instante sabe que necesita uno en particular, aunque no recuerda cuál.

Lo habían dejado entrar allí con muy pocas restricciones, después de todo seguía siendo su propio colegio.

Sonríe por entre sus finos labios, dejando entrever sus dientes blancos, filosos. Había ido con tanto dolor en su acongojado pecho al Ministerio de Magia, que pronto lo habían dejado salir de ahí para entrar a Hogwarts por la puerta principal, aunque en secreto: sólo los profesores podrían saber quién era, al menos hasta que el Ministerio descubriera qué ocurría allí. Aun no podían descubrir cómo había llegado a la tierra luego de tantos años. Tal vez su cuna era la magia oscura, no podían saberlo con facilidad, ni siquiera estaban seguros de que la Profecía se había referido a él, aunque era lo más probable. Pero, luego de cualquier conjetura, quedaron casi todos de acuerdo en que lo mejor era seguir investigándolo de cerca, dejarlo libre y que él se sintiera así en su propio Colegio pero con los ojos de todo el mundo clavados sobre su anatomía, para que se equivocara libremente y pueda así ser aprisionado justamente.

Pero él lo sabe. No es un estúpido mago más, sino que se había dado cuenta de las intenciones del Ministerio justo cuando antes de que lo dejaran libre luego de muchos días encerrado tras sus puertas investigándolo.

Sonríe nuevamente al pensar en los ilusos que estaban siendo con él. Dejarlo libre: era lo que más quería. No había ido con malas intenciones de nuevo al mundo mortal, sino que, por el contrario, había ido en buena fe: para ayudar.

Un escalofrío recorre su espina dorsal al pensar en lo que se había convertido luego de tantos años encerrado en la oscura profundidad de la muerte.

Su pecho comienza a arderle lentamente. Coloca una mano por debajo de la túnica y las dos palabras borradas le arden en la mano cuando abraza el pequeño papel entre sus dedos delgados, largos.

Las yemas de sus dedos piden un alivio que no puede dárselos, quiere ver de nuevo el rostro dibujado a lápiz décadas atrás. Tratar de leer nombre al pie de éste que se encuentra manchado, irreconocible y muy poco leíble. Sólo cuenta con su memoria, la cual ahora no posee. Abre despacio el amarillento papel, agrietado en los bordes. Observa de nuevo el rostro de lo que parece ser una mujer de al menos veinte años de edad, tal vez un poco más. Quiere recordarla pero no puede. Aquel papel había aparecido junto con él, hacía algunos meses atrás en la cabaña de sus antiguos descendientes.

Recordaba tenerlo en sus manos en la vida pasada, pero no lograba entender quién era la mujer que se encontraba dibujada en el papel.

Siente un leve sonido, una presencia detrás de él, observándolo. Incluso más sensible que eso, pero siente que está muy cerca. Guarda lentamente en el bolsillo interno de su túnica el papel, el cual dobla con cuidado.

―No sabía que los estudiantes de aquí eran fisgones ―pronuncia con la lengua suplicante, pegado a los dientes, lo que hace que las palabras se patinen entre sus labios de forma siseante.

Redención | Harry Potter FanFiction [Sábados]Where stories live. Discover now