Las Crónicas de Veigar

Parte 234: Arañas de hielo

Era Sábado y Lulu había arrastrado a Veigar fuera de la mansión como otras tantas veces... y por un motivo que seguía sin gustarle...

Había nevado mucho la noche anterior y ella quería jugar con la nieve. A pesar de la negativa del mago oscuro, que prefería quedarse en la casa.

"¡Vamos Veigi! ¡La nieve nos espera!" - le gritaba la chica

"No grites... ¡y no me llames Veigi!"

"No deberías ponerte de mal humor, es día de nieve"

"Ahora mismo preferiría estar dentro" - se quejaba el mago

"¿Por qué? ¡Si hay muchísima nieve!"

"Y dentro una chimenea caliente..."

El brujo había aceptado acompañarla a regañadientes, pues a él no le gustaba jugar con la nieve. Pero a la chica sí, y no quería seguir escuchando lamentos.

"Veigar, ¿hacemos un muñeco?" - le preguntó la maga

"Paso..."

"¿Ángeles de nieve?"

"Paso..."

"¿Un iglú?"

"Paso..."

"Pero tenemos que jugar a algo" - le dijo la chica

"Yo no juego con nieve, juega tu si quieres"

"Pero jugar sola no es divertido..."

Mientras ambos hablaban un pequeño temblor sacudió la tierra. No era a gran escala como un terremoto, sino algo más leve.

"¿Qué ha sido eso?"

"Solamente ha sido un temblor de tierra" - le respondió el hechicero

"No me gustan para nada"

"Agarrándote a tu sombrero no vas a hacer que te den menos miedo, haz lo que sea con la nieve y vayámonos"

"No tienes que ser tan arisco con..."

Otro temblor de tierra sacudió la pequeña zona, haciendo que Lulu se cayera al suelo de forma muy cómica.

"¿Estás bien?"

"Si" - respondió mientras se levantaba - "Pero quiero seguir jugando con la nieve..."

"La madre que..."

"Soy una yordle muy persistente"

"Pesada... la palabra es pesada..."

Mientras tanto a lo lejos una pequeña cueva había sido dañada en el temblor. Sus paredes se habían agrietado, con una pequeña luz viniendo de las grietas.

Poco a poco una especie de pequeñas arañas empezaron a salir. Eran peludas, con muchos ojos y unas patas de hielo, similares a los bichos empleados por Malzahar.

"Kiiiiiiii"

"Kiiiiiiii"

Las criaturas chillaban a medida que salían de la cueva, mientras que la yordle de traje rojo hacía un muñeco de nieve.

"Veigar, ¿te gusta el muñeco de nieve?"

"Es totalmente espantoso" - le dijo fríamente

"Supongo que viniendo de ti es algo bueno" - le dijo sonriente

"No deberías tomarte la...."

"Veigar, ¿pasa algo?"

"¿Qué son esas cosas que vienen hacia aquí?" - le preguntó el brujo

"¿Cosas? ¿Qué tipo de co..."

Muchas de las arañas, o poros, de hielo se estaban acercando hacia la posición de los yordles a gran velocidad.

"Parecen poros pero algo cambiados"

"No me fío ni un pelo de esos bichos" - dijo agarrando su cetro

"¿De verdad crees que son peligrosos?"

Casi dos docenas de seres de hielo se detuvieron frente a los magos, observando con detenimiento el bastón de Veigar.

"Tal vez quieren que le tires el bastón"

"Son arañas mutantes poros del vació de hielo, no perros" - le respondió el brujo

"La mitad de tu argumentación parece bastante..."

Una de las arañas intentó acercarse al mago, quien reaccionó lanzandole un Ataque Maligno.

"Creo que a estos bichos les gusta suicidarse"

"No creo que él comparta tu opinión" - le dijo la chica

"¿Mmmm?"

La araña que había golpeado empezó a brillar y aumentó un poco su tamaño, algunos centímetros. Las arañas al ver esto se lanzaron a por el yordle.

"Maldita sea..."

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