3. Luke

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Pasó una semana desde que Luke había ingresado al instituto. Y tenía que admitir que la pasaba de maravilla con sus nuevos amigos.

Pero sólo cuando salían fuera del colegio y no eran tan malos con la gente.

En cambio, cuando estaban dentro de este... Dios, quería alejarse de ellos. Y más por molestar al pequeño de cabello violeta.

Por eso, ese día martes había decido pedirle perdón a Michael.

Estaba decidido. No importaba lo que Chad decía... Bueno, además, no tenía porqué enterarse, ¿no?

Antes de ir a la cafetería para almorzar -como Luke compartía casi todas sus clases con el chico-, antes de que saliera, Luke lo detuvo, tomándolo de la mano, procurando que nadie lo viera y que no pudiera salir del aula.

—¿Qué quieres, Hemmings? —preguntó sin mirarlo.

Para ese entonces ambos sabían sus nombres. Bueno, en realidad no, sólo Michael sabía el nombre y apellido del chico. Pero Luke sólo sabía el apellido de este.

—Hey, tranquilo —le sonrió cálidamente él, a lo que el mayor volteó los ojos—, sólo quería... disculparme, ya sabes, por todo.

—¿Es acaso una broma que Chad y tú me quieren hacer? Porque si es así no pienses que caeré —intentó salir de la sala, pero Hemmings no lo permitió—. Fuera, quiero almorzar.

Luke tragó fuerte al escuchar esa voz tan dura y grave.

Negó, dejándole en claro que no le permitiría irse hasta que él terminara.

—Clifford... —lo llamó—, sé que fui un idiota.

—¿Fuiste?

Esta vez fue el rubio quién rodó los ojos.

—Está bien, que soy un idiota —suspiró—. Mira, sólo quiero pedirte disculpas, no vamos a ser amigos ni nada.

—Eso está más que claro —declaró el de cabello violeta—, ¿por qué querría ser tu amigo?

—¿Por qué querría ser el tuyo? —contraatacó el rubio.

A ambos, de alguna forma, les había dolido la respuesta del otro, o al menos habían sentido algo, pero ninguno de los dos lo iba a demostrar.

—¿Puedo irme de una vez? —preguntó el chico de fría mirada verde.

Para su mala suerte, Chad había llegado en busca del rubio, encontrándose con aquella sorpresa.

—Vaya, vaya, vaya —sonrió el castaño—, miren a quién tenemos aquí.

La cara del de cabello violeta cambió drásticamente a una de miedo.

Michael le tenía mucho miedo a Chad.

—No me hagas nada —susurró Michael al borde de las lágrimas.

—¿Qué? —Luego de eso gritó:— Habla más fuerte, para que escuche.

Y lo empujó, haciendo que él chocara contra una mesa. Provocando la risa del castaño.

Clifford soltó unas cuantas lágrimas; últimamente soportaba menos antes de largarse a llorar.

Luke se sintió mal al verlo así. Pero como siempre no dijo nada y apartó su mirada del chico.

—No te dejaré ir a comer, ¿sabes por qué? —Volvió a empujarlo un poco más despacio—, por que la comida no se desperdicia vomitándola, ¿entendiste, bulímico de mierda?

—Por favor, para —suplicó Michael.

—No voy a parar, porque eres tú, Clifford —levantó el puño dispuesto a pegarle—, ¡porque eres un gay y bulímico de mierda!

Luke tomó la mano de Chad antes de que este pudiese siquiera rozar al chico.

—Yo me encargo Chad.

Este se dio vuelta serio a mirar a Hemmings.

—Confío en ti, Luke —dijo para luego irse del aula.

El rubio asintió para sí mismo y después miró a Michael, quien por poco estaba temblando.

—No me hagas nada, por favor, Luke —pidió arrodillándose lentamente en el suelo—, por lo que más quieras en el mundo...

Michael estaba llorando en el suelo. Luke simplemente se acercó a la puerta, lo que hizo pensar a Mike que lo dejaría tranquilo. Pero se equivocaba.

El de ojos azules sólo cerraría la puerta, para que nadie pudiera ver lo que iba a hacer.

Se acercó lento al mayor y se agachó hasta estar en el suelo junto a él.

Y lo abrazó.

Michael al principio se extrañó, pero necesitaba aferrarse a algo y como Calum no estaba ahí, decidió hacerlo también. Además, por alguna u otra razón, quería abrazarlo también.

Los brazos del chico de cabello violeta pasaron por el cuello del rubio, y los brazos del contrario por su pequeña cintura, acercándolo un poco más... si era posible.

Estuvieron en aquella posición unos minutos hasta que el mayor sacó sus brazos de ahí y secó sus lagrimas.

El rubio, quien sólo se había separado un poco sin quitar sus manos de la cintura de Mike, decidió hablar.

—Clifford, yo...

—Llámame Michael, por favor —pidió—, sólo ellos me llaman así y me siento muy... victimizado cuando me llaman por mi apellido.

El rubio sonrió y asintió. Michael Clifford.

—Está bien, Michael.

Y se levantó de ahí, ayudando también al teñido. Ambos se acercaron a la puerta para poder salir pero antes Luke se giró hacia Michael.

—Mike, tú solo... no prestes atención a lo que te dicen o hacen.

Y luego de decir eso, besó su mejilla, haciendo que esa parte se volviera de un color carmesí.

Lo bueno, al menos para Clifford, era que el rubio no había alcanzado a ver eso. Justo se había dado media vuelta.

Ambos fueron por caminos distintos después de llegar a la cafetería.

Porque, ya saben... si hay gente, ellos "se odian".

let's be friends ✻ mukeWhere stories live. Discover now