La Batalla de los Cinco Ejércitos

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-¡Avancen mis ejércitos!- Azog se encontraba sobre una colina cerca de allí llamada Ravenhill o la Colina del cuervo.

Los orcos, armados hasta los dientes, se acercaban a una velocidad increíble y amenazadora. Los enanos, los elfos y los hombres debían reaccionar ya para no ser víctima de esas horribles criaturas.

-¡En posición! - Ordenó Dain a los enanos de su ejército.

Todos hicieron caso y se dieron media vuelta haciendo frente a la cuadrilla que ya se acercaba. Desenvainaron sus espadas listas para degollar a los orcos.

-¡Prepárense para atacar! - Ordenó también Thranduil a los elfos que había traído consigo.

La distancia entre orcos y enanos era de dos metros, cuando, detrás de ellos salieron los valerosos y aguerridos elfos, sirviendoles de escudo y haciéndoles frente a los orcos y atacándolos con sus poderosas espadas. Así comenzó la batalla. Los elfos mataban sin piedad a cuanto orco se les cruzara, los enanos hacían lo mismo a los orcos que intentaban avanzar.

Era increíble ver a enanos y elfos uniendo fuerzas, peleando juntos para matar a los orcos. Los hombres y mujeres liderados por Bardo también se unieron a la batalla, con sus hachas y lanzas se enfrentaban sin miedo a las escorias.

Todo parecía marchar bien, estaban acaban rápidamente con los orcos, el problema es que habían demasiados. Azog, al darse cuenta de que su número de orcos estaba siendo reducido, supo que tenía que armar una nueva estrategia para vencerlos.

-¡Ataquen Dale!- Sabía que el pueblo estaba desprotegido y que acabando con los hombres y mujeres que estaban ahí, ganaría más terreno y su victoria sería inminente. - No pueden hacerle frente a dos ataques. - Se burló el pálido orco.

Más de la mitad de orcos cambió de dirección y ahora se dirigían a atacar la ciudad de los hombres quienes se encontraban indefensos. Trolls gigantes con una gran roca en la cabeza, corrieron con todas sus fuerzas derribando la fortaleza de la entrada a Dale. Los demás orcos entraron sin problema y rápidamente invadieron Dale.

Los hombres, mujeres y niños huían aterrorizados. Con lo que podían se defendían pero era inútil, los orcos eran más fuertes. Sin embargo, la ayuda no tardó en llegar. Bardo, junto a los demás hombres y mujeres que estaban peleando afuera se apresuraron en acudir al rescate de los indefensos. Atacaron a cuantos orcos pudieron y varios elfos también se hicieron presentes en la ciudad, incluido el rey Thranduil quien en un movimiento increíble decapitó a seis orcos.

Mientras toda ésta batalla se suscitaba, Thorin se ocultaba en su fortaleza y poco le importaba que allá abajo estuvieran muriendo criaturas inocentes por culpa de su ambición. Aún así no todo estuvo perdido.

- No me ocultaré detrás de un muro de piedras, ¡MIENTRAS OTROS PELEAN NUESTRAS BATALLAS POR NOSOTROS! - Kili se sentía decepcionado de que su tío no se haya dignado en bajar y pelear contra los orcos- Eso no está en mis venas Thorin.

- Tienes razón, no lo está. Somos hijos de Durin y vamos a pelear. - Thorin comprendió que era de cobardes y una gran deshonra ocultarse de una batalla tan importante. Se acercó y juntó su frente con la de su sobrino tranquilizandolo. Luego se acercó a los demás enanos y se dirigió a ellos: - Sé que no tengo el derecho de pedirles esto pero por última vez ¿me seguirían?

No hubo ninguna palabra, al contrario, todos tomaron sus armas y con eso Thorin entendió que su compañía le sería fiel hasta el último momento. Los enanos se prepararon para salir a pelear.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora