No hay dos como yo

682 40 18
                                    

TAURIEL POV

-No estás sola -dijo una dulce voz dentro de mi cabeza- Tauriel, no estás sola.

En mi subconsciente, traté de buscar de quién provenía aquella melodiosa voz pero todo estaba oscuro.

Desperté con una fuerte palpitación en mis sienes. ¿Dónde estoy? Hago el intento de moverme pero para mi desgracia, me doy cuenta de que estoy atada a un árbol.

Me siento agotada, miro en todas las direcciones y justo a mi lado izquierdo encuentro una desagradable sorpresa.

-¿Xavier? -digo horrorizada al ver al amante de Odys atado al igual que yo, con la diferencia de que el está todo golpeado y tiene un aspecto moribundo.

-Ojalá te mueras -dice en un balbuceo.

-Pues sí, parece que pronto moriremos -dije en un tono de lamento.

-Mi señor -de pronto oí una espeluznante voz- la elfa ya se despertó.

¿Se estaría refiriendo a mí? Probablemente sí. Con todas mis fuerzas hice el intento de safar las cuerdas pero no pude. Alcé la mirada y vi como un hombre rodeado de cinco orcos se acercaban hasta donde me encontraba.

El hombre tenía un aspecto de ultratumba. Era en extremo alto y corpulento; sus ojos eran rasgados y poseían un color rojo carmesí que jamás había visto. Su piel era blanca, un blanco pálido que resaltaba sus venas verdes las cuales brotaban vistosamente de su carne.

-Hasta que por fin despertaste preciosa -su voz era escalofriante- es un tremendo placer tenerte aquí.

-¿Quién eres? -me atreví a preguntar.

-¿En serio quieres saber quien soy? Yo lo soy todo -respondió arrogante.

-¿Qué quieres de mí? -se echó a reír- ¿acaso secuestrar elfas sin motivo te parece divertido? -dije furiosa.

-Vaya que eres maleducada, es evidente que no fuiste criada por tu padre. Es una lástima que tu madre haya muerto.

Esas palabras me helaron el corazón, ¿qué sabía este hombre sobre mi madre?

-T-tú, ¿conociste a mi madre? -pregunté con un nudo en la garganta.

-Conozco a todos, como te dije, yo soy todo.

-¿Quién era ella? ¿de dónde la conociste? ¿qué le pas...?

-¡Basta de preguntas! No seas insolente, no creas que te rapté para hablarte de tu mamita y de tu infancia absurda. Si estás aquí, es porque necesito tu inmortalidad; después de eso escogeré entre matarte o dejarte viva, aunque no durarás mucho tiempo pues me apoderaré de tu inmortalidad.

-¿De dónde saliste escoria? -dije con lágrimas a punto de salir- ¿por qué yo?

-Yo he venido de las sombras, de las tinieblas, de dónde nadie se atreve a poner un solo pie. Vengo de Mordor, Tauriel.

Mi corazón casi se detiene, ¡¡¿¿Mordor??!! Y cómo es que sabe mi nombre. Esto es cada vez más raro y siniestro.

-Creí que Mordor había sido destruido -me fulminó con la mirada pero no me importó- todos saben que el anillo único fue destruido y con ello el fin de Sauron.

-No deberías creer todo lo que te cuentan -dijo maliciosamente- estás viendo con tus hermosos ojos al señor de Mordor. Tienes a Sauron frente a ti.

Sus ojos se abrieron y parecía que emanaban fuego. Todo esto parece una pesadilla, creo que este es mi fin, mi verdadero fin. Se acercó a mí, sus ojos penetraban los míos, estaba aterrada.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora