Tauriel, Hija del Bosque

Sobornados

-Se enamoró de un enano.

-¿Qué? -Aragorn casi se atora con su propia saliva.- No ya en serio, ¿es una broma verdad? Es que, ¡un enano y una elfa! -Hizo ademanes con sus manos- Es algo que jamás se me hubiera ocurrido.

Legolas le contó todo, desde que capturaron a los enanos hasta la última vez que vio a Tauriel.

-Me dijo que sólo era su amigo y en cierto momento le creí, pero cuando le salvé la vida a ese enano y me apresuré en ir donde ellos, estaban... besándose -el elfo cerró sus ojos apretándolos con fuerza.

-Bueno, eso no es algo que hagan los amigos -hubo un silencio. Después de unos segundos Aragorn rompió ese vacío. -¿Tú los viste?

-¿De qué hablas? -Legolas frunció el ceño confundido ante aquella pregunta.

-Que si viste aquel beso.

-Bueno no, mi padre fue quien me lo dijo.

-Entonces no puedes afirmar que él la besó.

-Mi padre jamás me mentiría.

-¿Y si fue un mal entendido?

-Él jamás se equivocaría.

-Oye no me malinterpretes. En ningún momento quise poner en duda la palabra de tu padre, después de todo tú lo conoces mejor que yo, yo solo estaba dándote mi punto de vista.

-Descuida, es sólo que hablar de eso me causa un profundo dolor en mi corazón. Por eso decidí marcharme, no podía seguir bajo el mismo techo que ella, eso me iría consumiendo lentamente. Verla tan hermosa y tan perfecta y saber que no es para mí. Amarla de la forma en la que la amo duele.

-Pues déjame decirte una cosa mi querido amigo, los problemas no se solucionan huyendo, hay que hacerles frente.

-¿Y si me rechaza por él?

-¿Y si no? ¿Y si en este mismo momento te está esperando?

-No digas estupideces, eso es absurdo.

-Nunca sabrás si no lo intentas, si no luchas por ese amor, si no luchas por demostrarle que la amas. No puedes quedarte aquí de brazos cruzados esperando que ocurra un milagro y ella te caiga del cielo. Si sigues perdiendo el tiempo la vas a perder para siempre por cobarde.

-¡Es que no es tan fácil!

-¿Quién dijo que sería fácil? Legolas, las cosas que valen la pena nunca son fáciles. Haz un último intento, si no funciona entonces sabrás que no fue un amor verdadero y al menos tendrás la satisfacción de saber que luchaste hasta lo último, pero no te rindas ahora; estoy casi seguro de que ella está esperando por ti y lo hará hasta que vuelvas y le hagas saber cuánto la amas.

El elfo se quedó pensando, quizá Aragorn tenía razón. Quizá debía volver por Tauriel.