Capítulo 4

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Horas después tenía a Michael y Chad, los policías que habían registrado nuestra denuncia, en mi habitación. Ambos estaban viendo el video que había grabado por si acaso. Como estaban asignados a nuestro caso, mamá los había llamado cuando se calmó luego de hablar con Dylan, pero ellos no habían llegado hasta este momento alegando que estaban ocupados en otro caso que en aquel momento los mantenía lejos de nuestro hogar.

Michael decía que el video no mostraba nada relevante al caso. Es más, creía que se había confirmado que Dylan no estaba en peligro alguno y que este era uno de esos casos de desaparición voluntaria. Chad no había dado comentario alguno. Por lo visto, no obtendríamos ayuda de ellos. Dylan era mayor de edad y, al haber dicho que se marchaba porque quería, no tenían la obligación de buscarlo. Debía agregar también que la respuesta de mis padres ante el asunto hacía que descartaran completamente la hipótesis de Dylan siendo secuestrado.

Seguía sin creer que hubieran dicho que había una gran posibilidad de que lo hiciera, basándose en antiguas discusiones con él.

Mientras mis padres iban a la sala para hablar con Michael, Chad comentó que había sido inteligente al grabar el video y me lo pidió como prueba. ¿De qué? No lo sé, pero de todas maneras se lo di.

Llegué con mis padres justo cuando Michael decía que esto cambiaba las cosas. No lo entendí. Tampoco la expresión afligida de mamá diciendo que no podía creer que él se hubiese marchado, cuando debería saber que Dylan jamás haría algo así.

―Entonces no pueden iniciar una búsqueda, ¿cierto? ―pregunta papá con cierta esperanza y se genera un gran silencio en la sala.

―No podemos, señor Nisson. Si no hay peligro no hay razón para buscarlo.

―Aunque nos llevaremos el video y estaremos atentos ante cualquier información que pueda decir lo contrario ―intervino Chad―. Si eso sucede, por más de que hayan retirado la denuncia, el caso se reabriría.

Mamá asintió. Yo no hice más que quedarme en silencio. Estaba completamente seguro de que Dylan no se iría sin siquiera avisarnos. Lo sabía porque lo conocía más de lo que lo haría cualquier otra persona en este mundo. Además, aunque no estábamos tan unidos durante estos meses, quiero creer que él me hubiese dicho si intentaba fugarse, al menos para tranquilizarme.

― ¿Es todo? ―pregunté con incredulidad―. ¿Lo tomarán como una fuga de casa? ¿Después de lo malditamente extraño que se comportaba en el video? Hay algo raro ahí.

Michael hizo una mueca.

―Mira, Samuel. Nosotros no tenemos idea de cómo es él y de si estaba actuando extraño, no lo conocemos. Podemos ver el video nuevamente, si quieres, pero debes entender que tus padres sí lo conocen ―respondió llevando una mano a su nuca y pasándola rápidamente para luego desacomodar su cabello―. Y ellos creen que Dylan sí pudo haberlo hecho.

No quería aceptar que prácticamente estaban dejando solo a Dylan ante lo que sea a lo que se enfrentaba. Solo yo había captado dichos comportamientos extraños mientras hablaba. No estaba diciendo que mis padres no conocieran a Dylan como para notarlo, sino que ellos usualmente no se detenían en los detalles como yo lo hacía.

―Tienes razón ―mentí.

―Señor y señora Nisson, nosotros debemos irnos. Llámenos ante cualquier información ―murmuró Chad cordialmente mientras me entregaba dos tarjetas―. Hasta luego.

Mis padres los acompañaron hasta la puerta mientras yo me marchaba a mi habitación con las tarjetas en mis manos y cada palabra de la conversación con Dylan en mi mente. Cuando llegué a esta busqué ropa limpia y me encerré en el baño para tomar una ducha. Al menos creía que de esta manera despejaría mi mente y encontraría sentido alguno al rompecabezas que había dejado Dylan tras de sí.

Debo encontrarteWhere stories live. Discover now