El tesoro

339 46 7
                                    


Cada pareja... y Seungcheol, se internaron en el bosque, tomando caminos separados de los demás equipos, teniendo cuidado de no resbalar con la gruesa capa de nieve que cubría la tierra y partes de los frondosos árboles ahora secos debido a la temporada invernal.

Media hora de recorrido sin ningún fruto aparente después, Seungcheol ya estaba arto de medio escuchar los murmullos que salían de la boca de los tortolitos frente a él, de vez en cuando soltaban risillas de enamorados, otras tantas Vernon aprovechaba cualquier situación para tocar "por coincidencia" a Minghao; aquel jueguito entre esos dos lo sacaba de sus casillas, ¿por qué de entre sus demás amigos le tuvo que tocar con ellos dos?

Media hora de recorrido sin ningún fruto aparente después, Seungcheol ya estaba arto de medio escuchar los murmullos que salían de la boca de los tortolitos frente a él, de vez en cuando soltaban risillas de enamorados, otras tantas Vernon aprovec...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Miren ahí —señaló Minghao—, ¡creo que ya estamos en el camino correcto!

Tanto Vernon como Seungcheol observaron alrededor. Un árbol singularmente torcido les indicó que el de cabello rizado se equivocaba: seguían perdidos.

—No, Minghao: ya es la tercera vez que pasamos frente a este árbol, ¡sólo estamos dando vueltas a lo menso! —dijo un tanto frustrado, cansado y desesperado el pelinegro.

—Hey, hyung, tampoco es para que le hables así —Vernon salió en su defensa—, él no tiene la culpa de que al empezar el recorrido tú tuvieras el mapa de cabeza y nos guiaras por el camino contrario.

El mencionado simplemente intentó estrangularlos con la mirada, obviamente fallando en el intento.

Volvieron a caminar, esta vez tomando otro camino para intentar reubicarse; y la formación volvió a como estaba hace unos minutos: Minghao y Vernon muy empalagosos en la cabeza del equipo, y Seungcheol unos pocos metros más atrás de ellos.

Era tanta la miel que desprendían aquellos dos, por lo que el pelinegro decidió divagar un poco sin prestar real atención al camino en frente, así pasó unos cuantos minutos, pensando en todo y nada, observando lo bello que se encontraba el bosque y la forma en que la luz del sol invernal de medio día iluminaba todo a su alrededor, la nieve crujir bajo sus pies, y aquella hermosa luz que pasaba por entre los separados troncos de los árboles, esa luz tan brillante, tan... ¡la luz!: la de anoche, la que le quitó el sueño al no dejar de pensar en ella. La necesidad de saber qué era exactamente aquella luz y de dónde provenía hizo que sin analizarlo se desviara hacia el costado izquierdo del camino.

Así sin más, sin recordar siquiera a sus amigos se dispuso a ahora sí seguir hasta el final a esa única luz blanca. No pensaba lo que hacía, simplemente tenía la inmensa necesidad de seguir aquel resplandor, como si alguien le susurrara bajito al oído con una melodiosa voz: Ven, sígueme, ven conmigo, te estoy esperando, te quiero a mi lado.

—Hyung, por ahí no —lo llamó Vernon, Minghao a un lado lo observaba como si observara a un loco.

La luz se esfumó, y con ella, la sensación que lo embriagaba cada que veía aquel resplandor.

¿Cheonsa? [JeongCheol-SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora