Capitulo 8

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Zoe

Creo que Nick estaba asustado porque no dijo ni una sola palabra, solo me seguía en todo lo que hacía. -Y bien, ¿vas a acompañarme?- le pregunte mientras tomaba un desayuno rápido, le había dejado una nota en la heladera a Juli ya que estaba durmiendo y había armado una mochila con unas prendas.

-si mi amor, como no te voy a acompañar en algo tan importante. Solo no quiero que tus padres se enojen por que estés con migo- me contestó.

-mi mama seguro esta inconsciente y mi padre no tiene tiempo de pensar en otra cosa.- le dije mientras agarraba las llaves del auto. - ¿manejas tú o yo bonito?-

De vuelta a mi ciudad la ruta se convirtió en un camino largo y silencioso. Creo que también fue el momento donde caí en cuenta de todo lo que estaba pasando y fue algo demasiado doloroso pero confortante sabiendo que tenía a Nick a mi lado.

Llegamos al hospital y creo que me quede pensando en si entrar o quedarme afuera porque Nick ya estaba abajo del auto cuando me quise dar cuenta. Le tome la mano muy fuerte, respire hondo y me decidí a entrar. Consulte en la recepción por el nombre de mi madre y me dirigí algo temblorosa hacia allí. Al entrar vi a mi papá, un papá que no había visto jamás. Estaba destrozado y se notaba que había estado llorando y no había dormido por sus ojos y su mala cara. Él estaba sentado con las manos en su cara, nos vio y se levanto dándonos un abrazo muy fuerte a Nick y a mí. Me pareció raro que lo abrazara a mi novio pero supe entenderlo, hoy no era momento para discusiones.

-¿Cómo está?- preguntó Nick

-Está mal, habíamos ido a comer afuera y luego íbamos a ver una película pero antes de llegar al cine ella comenzó a sentirse mal. Me decía que le dolía el pecho y todo su brazo izquierdo, antes de decirle que la traería al hospital ella simplemente dejo de respirar.- dijo mi padre llorando

-¿puedo verla?- dije sin pensarlo. Sabía lo mala que había sido mi mamá al prohibirme ver a Nick e incluso sabía que mi padre no tenía problemas en que yo saliera con él. E incluso él me había cubierto cuando quería verlo a mi novio. Pero ahora no era momento de rencores. Mi madre estaría tal vez al borde de la muerte y no podría estar enojada con ella. Solo quería abrazarla y decirle lo mucho que la amaba, no quería que se fuese tan pronto.

- el médico dijo que tiene que descansar pero en una hora volverán y nos avisaran si podemos pasar a verla. Zoe tenemos que ser fuertes, ella nos necesita.- me dijo mi padre dándome un fuerte abrazo.

Sabía que esto iba a ser difícil, tenía que relajarme y estar más tranquila para entrar a verla a mamá asique decidí ir a buscarle un café a mi padre para poder tomar aire y con la excusa de que no quería que se quedara solo Nick se quedo con él.

Sentía rabia e impotencia, porque le tenía que pasar esto justo cuando yo no estaba junto a ella. Simplemente hubiese querido estar con ella para acompañarla y decirle que no se rinda. Quería estar con ella y con mi padre. Quería llorar pero no podía ahí donde estaba lleno de gente así que me fui al baño y llore con todas mis fuerzas. Llore, grite e incluso le pegue a la pared. Creo que me dormí sentada en el baño ya que cuando abrí los ojos estaba acostaba sobre las piernas de mi novio en la sala de espera.

-Zoe, no quiero verte así, mi amor. Se lo difícil que es, sabes lo difícil que fue mi vida y que a temprana edad perdí a mi madre pero quiero que seas fuerte y sabes que me tenés acá hoy y siempre. A tu lado, ni atrás ni adelante. Simplemente a tu lado dándote la mano, acompañándote y dándote fuerzas.-

-lo sé, Nick, lo siento mucho. Necesitaba descargarme. Me siento débil, me da miedo que todo tenga que ocurrir tan rápido.- a penas termine de hablar que mi padre salía de la habitación de mi madre, devastado como lo había visto cuando llegue y tal vez peor.

-ya puedes pasar a verla pequeña campeona.- dijo mi padre dándome un suave beso en la frente. -Y trata de no llorar, hay que darle fuerzas.-

Cuando entre en esa habitación tan grande y silenciosa en donde solo podía escuchar los latidos del corazón de aquella mujer que me había dado la vida me inundaron los pensamientos y los sentimientos. Estaba ahí, acostada, tan silenciosa y más tranquila que nunca. Ya no me gritaba por entrar a la casa con los zapatos sucios, o por mis notas bajas. No se reconocía, aquella mujer que sonreía de vez en cuando ya ni eso podía hacer. Me senté en un sillón de tifón gris muy cómodo que había a su lado, le tome la mano y comencé a llorar silenciosamente. No sabía si podía escucharme, pero le hable. Tuve largas conversaciones con ella ese día, creo que tal vez por el simple de hecho de que en ese momento no me podía regañar o interrumpirme, simplemente me escuchaba.

En el mismo instante en que estaba plenamente dormida a su lado me despertaron unos pasos, miro a mi costado y era un doctor muy alto con un delantal verde agua que solo me estaba mirando desde arriba muy atento desde hace no se cuanto tiempo.

- Disculpe señorita debo interrumpirla- me dijo éste muy seriamente.

- Mi mama va a estar bien doctor?- le dije con la voz quebrada.

- Ahora no puedo confirmarle nada, valla a descansar- me contesto mientras me abría la puerta de la habitación.

Al salir lo encontré a Nick durmiendo sobre esos incómodos bancos y pude ver que mi padre venia, un poco mejor, con unos tarros de café y medialunas en sus manos. Por lo visto no se iba a separar de la habitación pero yo estaba cansada y quería darme una ducha, y veía que mi novio estaba igual, asique después de unas horas nos fuimos a la casa de Nick a bañarnos, comer y descansar un poco.

Mientras comíamos yogur con cereales tuve una linda charla con Nick donde pude conocerlo un poco y entendí mas desde su punto de vista todo lo que había vivido en su infancia y lo que paso con su madre.
Eran eso de las once de la noche, ya estábamos dispuestos a echarnos a dormir cuando me llega una llamada de Julieta. Aunque estaba muy cansada, ella era como mi hermana así que me senté en el sofá y estuve hablando con ella durante poco más de una hora. Creo que ese día había sido suficiente agotador y estaba muy sensible, había llorado más de lo que alguien podía llorar. Me cepille los dientes y me fui a la habitación donde encontré al amor de mi vida plácidamente dormido, por lo que lo seguí e hice lo mismo.

DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora