Capítulo 1

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Amanece un día más y doy gracias al que está allí arriba porque así sea. Desde que murió mamá pienso que hay que dar las gracias por vivir un día más.
Mi chico se pasa el día durmiendo, a mí me encanta dormir pero sinceramente después de lo de mamá, pienso que hay que aprovechar más los días, disfrutar de lo que te has ganado y sonreír por ver un nuevo día.

- Vamos, Adrián. Levanta y vayamos a la playa. -muevo a mi novio pero no despierta. - Aprovechemos el día, por favor.
- Eres una pesada, ¿sabes? Si quieres ir a la playa, ve tú.
- Eres un aburrido.
- Y tú un poco tonta.

Me quedo mirándolo fijamente y me pongo a pensar cómo han cambiado las cosas entre los dos. Adrián era un chico encantador, muy cariñoso, siempre tenía buenas palabras para mí, pero desde que murió mamá, cambió conmigo. Supongo que en parte, es culpa mía. Siempre estaba de mal humor, pagaba mis enfados con él, no le dedicaba palabras bonitas y ni si quiera podía dedicarle un simple beso.

Salí de casa enfadada. No entendía el por qué de esas faltas de respeto. Vale que yo había cambiado, pero desde hacía unos meses, intentaba ser la misma.

- Hola, Alessa. ¿Te apetece acompañarme a la playa?
- Hola, preciosa. ¿Y tú novio?
- Durmiendo...Ya sabes cómo es.
- Venga, nos vemos en media hora. Creo que necesitas hablar, ¿no?
- Lo necesito.

Alessa, es mi mejor amiga. Nos conocimos en la guardería y desde entonces siempre hemos estado juntas. Nunca le ha gustado Adrián, dice que le ve algo oscuro pero respeta mi relación y nunca me diría nada de él.
Cuando mi madre murió, ella estuvo a mi lado, día y noche. Ella sí aguantó mis cambios de humor, y es por eso que siempre digo que donde esté una gran amiga que se quite un hombre.

Llegué a la playa, siempre venía al mismo lugar. Recuerdo cuando mi madre y yo veníamos y nos tirábamos horas y horas hablando. Nos encantaba quedarnos hasta ver el atardecer. Nadie imagina cuánto la extraño...¿Por qué siempre se van los mejores?

- Hola, amor. -mi mejor amiga me dio un gran abrazo.
- ¿Cómo estás? Tía te juro que no entiendo a Adrián. Estoy cansada, ¿sabes?
- Andrea, sabes lo que opino de Adrián. Nunca me ha gustado y después de lo que pasó con tu madre menos aún. Nunca me he metido en vuestra relación pero esas faltas de respeto me pueden.
- Solamente quiero que disfrutemos el uno del otro. ¿Sabes lo que siempre me dice mi padre? Que daría cualquier cosa por compartir con mi madre aunque fuese el momento de lavarse los dientes, uno frente al otro en el espejo del baño. Y eso es lo que quiero, Alessa. Compartir cosas con Adrián. Desde que mi madre murió, sabes que quiero disfrutar de la vida. Mi madre se marchó de un día para otro... -una lagrima comenzó a recorrer mi mejilla.
- Andrea, déjalo. Vive tu vida sola. Sin nadie que te ate. Tú misma eres quien tiene que disfrutar de la vida. Te lo mereces, cariño. Yo siempre estaré a tu lado, aunque me grites, aunque no me hables, siempre estaré contigo.
- No sé si estaré bien sin él. Llevamos juntos tres años y creo que no podría vivir sin él.
- Andrea, nadie muere de amor. Se pasa mal los primeros meses pero después te das cuenta que has perdido el tiempo con alguien que no merece la pena. No me hagas hablar más porque al final diré cosas muy feas de tu querido novio.
- No seas mala. ¿Tú qué tal con Sergio?
- Shh...A ver si alguien lo conoce por aquí.
- Alessa, por suerte o por desgracia, hay millones de chicos que se llaman Sergio. Nadie va a saber que es el tuyo.
- Andrea, no sé que me pasa con él. Me encanta pero no quiero que me vean con él.
- ¿Te avergüenzas de él?
- No, bueno si. No se...Tiene siete años menos que nosotras. Es un crío. Juega a play station, casi que acaba de empezar la universidad y vive con sus padres aún.
- Pues yo lo veo muy maduro, hasta podría decir que incluso más que Adrián.
- Cualquier persona es más madura que tu novio, Andrea. Hasta un simio lo es... -miré a mi amiga con mala cara.
- Alessa, el amor no tiene edad. No eliges de quien te enamoras. Las cosa pasan por alguna razón. Y si el destino ha querido ponerte a ese chico en el camino es porque merece la pena, porque a tu lado aprenderá a madurar. Aprenderéis el uno del otro. Hay que intentarlo todo en la vida.
- ¿Por qué me dices siempre lo que quiero escuchar? Me encanta que me digas esas cosas.
- Te digo lo que es, Alessa. Date una oportunidad y dale una oportunidad.

El amor no tiene edad. Cada persona puede aprender interesantes aspectos de la vida de la otra; de un lado, los de experiencia, y del otro, los de la juventud.
El corazón quiere lo que quiere. No hay una lógica para estas cosas. Tú conoces a alguien y te enamoras, eso es todo. Alessa debería saber que amar es romper esquemas y ella misma, lo está haciendo.

Sólo tú puedes ayudarmeWhere stories live. Discover now