Capítulo 11

90 17 22
                                    

- Como se enteren de esto, me despiden del hospital, Andrea.
- Nadie se enterará. Yo no diré nada, te lo prometo. -ambos reíamos antes lo que acabamos de hacer.
- Me encanta escucharte sonreír.
- Tú eres quien consigue que lo haga. Después de todo lo que tengo, consigues que me olvide de todo.
- Andrea yo... -lo miré y negué con la cabeza. No quería que dijera nada, no estaba preparada para escuchar algo que me doliese.
- Vamos a disfrutar de la cena. Luego me has prometido palomitas de maíz y chucherías. -Erik soltó una carcajada.
- Si, tendrás todo eso. ¡Dios Andrea! me van a despedir.
- Bárbara es de fiar. Ella no dirá nada. Erik, disfruta el momento. Yo he aprendido a disfrutar cada milésima de segundo que la vida te regala.
- Tienes razón, vamos a por esa pizza. -pegué unos saltitos y sin pensarlo, abracé a Erik. Éste soltó un suspiro mientras me abrazaba.
- Eres muy valiente, Andrea.

*****

Amanecía otro día más. Hoy estaba muy feliz; anoche pasé una noche increíble con Erik. Me llevó a cenar pizza. Llevaba meses con ganas de comer pizza y me sorprendió cuando vino a buscarme a mi habitación.

*****

- ¿Confías en mí?
- Siempre, Superman. -comencé a reírme.
- Vístete y espérame aquí.
- ¿Dónde vamos?
- Habla con Bárbara. Dile que vienes conmigo a un lugar. Que no diga nada, por favor. Como nos pillen, me despiden.
- ¿Por qué haces esto? Estas loco.
- Sé que has tenido unos días tontos. Y te lo debo...
- ¿Por qué?
- Andrea, ¿por qué haces tantas preguntas? -Erik sonreía con esa sonrisa que hacía que quisieses guardarla en una urna de cristal.

*****

Veinticinco sesiones de radioterapia me tendría que dar. Había buscado por internet efectos secundarios. Dijera lo que dijera ya me daba igual. Después de perder el pelo, y perder los pechos, no había nada peor que me pudiese pasar.

Para los que no sepas cómo va la radioterapia, el primer día te ve el radioterapeuta, que es quien tiene el último veredicto en cuanto si se te va a dar el tratamiento de radio o no y te dice las sesiones que vas a recibir. En mi caso, veinticinco sesiones. Después toca hacer un escáner, en el cual te colocan en la misma postura que tendrás cada día durante el tratamiento, para ello te marcan la posición de los rayos de luz que te pasan por encima y, para asegurarse de que no se borran, ni se mueven de sitio, te tatúan unas marcas.

Bárbara me ha comentado que te meten como en un tubo y una maquina da vueltas a tu alrededor. Así que cuando me dé la primera sesión, contaré que tal ha ido.

*****

Hoy tenía el día un poco nublado; quiero decir que hoy no era mi día. Estaba de bajón, sólo tenía ganas de llorar. Echaba de menos el salir, el viajar, vivir sin pensar en esta enfermedad...

Me acordé de mi canción y la de Erik; nuestra canción hizo que necesitara llorar más y necesitara a mi doctor. Cogí mi teléfono e intenté llamarlo. Al segundo tono, descolgó su teléfono.

- ¿Andrea?
- Te necesito, Superman...
- ¿Qué pasa?
- Dijiste que estabas a una llamada de distancia, una llamada para venir y salvar mi día.
- Andrea, lo sé pero ahora mismo estoy en una reunión. Pero...
- No te preocupes. Lo siento.
- Andr...

Colgué porque me sentía idiota. No debía ser tan idiota. Erik es solo mi médico. No puedo pedirle nada más. Debo hacerme a la idea de que no puedo disponer de él siempre que yo quiera. Tiene más pacientes, no soy la única que está enferma. Sé que debo "alejarme" de él, hacerme a la idea de que él es mi médico y yo soy una paciente más.

Me di una ducha, me puse un pañuelo en la cabeza y me tumbé en la cama. Me gustaría hablar con Erik o el doctor Ramos para pedirles por favor que me dejaran irme a casa unos días.
Ya ni siquiera podía ni tenía ganas de llorar. Solamente quería irme a casa y olvidarme de todo.

Sin esperármelo note como mi cama se hundía un poco y alguien se tumbó a mi lado.
Su olor era inconfundible...
Erik, había venido, y a pesar de todo, era feliz. Era feliz con tenerlo a mi lado pero no quería que esto me destruyera.

- Andrea, ¿qué te pasa?
- Erik, perdóname. No debía haberte llamado. Ha sido un error.
- No te preocupes, yo fui quien te dijo que me llamaras.
- Erik, creo que tendríamos que actuar como paciente y médico. -Erik frunció el ceño. - Creo que porque me traigas una hamburguesa o me llevas a comer pizza, hace que yo confunda las cosas y no debería.
- ¿Por qué le das tantas vueltas a las cosas, Andrea?
- Porque no entiendo esta relación que tenemos. Bueno, no entiendo por qué yo. Por qué soy la afortunada en recibir estos tratos por tu parte...
- Andrea, porque me apetece mandarte a ti una hamburguesa, una pizza o llevarte de viaje a París. No pienses más las cosas, joder...
- Quiero dormir. -no quería volver a lo mismo de siempre. Él me confundía.
- Vale, duérmete. -Erik se sentó en un sillón que había frente a mí.
- ¿Qué haces?
- Quedarme contigo. Si necesitas algo, pídemelo. No me voy a mover de aquí.
- Vete a tu casa, Erik.
- No.
- Como quieras. -me tumbé y le di la espalda. Intenté dormirme pero no podía. Sentir que no dejaba de mirarme me ponía nerviosa.

Cuando parecía que llevaba casi una hora mirando la pared, me di rápidamente la vuelta para ver a Erik.

- ¿Estás bien? -Erik se levantó preocupado al notar que me había dado la vuelta rápido en la cama.
- ¿Quieres ver una peli conmigo? No tengo sueño...
- ¿Qué quieres ver? -se sentó a mi lado.
- ¿50 sombras de Grey? -soltó una preciosa carcajada y me dio con el dedo en la punta de la nariz.
- Algún día la veremos, te lo prometo. Pero ahora mismo no me apetece ver esa peli.- ¿Te gustaría ver querido John?
- Me encantaría...
- Espera que te traigo el portátil.

Erik trajo el portátil y se tumbó a mi lado para ver la película. Ésta película me hacía llorar y luché con todas mis fuerzas para no hacerlo delante de él. Cuando ya no pude más, tuve que absorber y Erik me miró riéndose.

- ¿Estás llorando?
- Siempre que la veo, lloro. -de repente dejó de sonreír y se quedó mirándome a los ojos. Intenté adivinar que transmitían éstos, pero no encontré nada.
- ¿Puedes cerrar los ojos? -lo miré sorprendida, pero sin dudarlo, los cerré. Soltó un suspiro y comenzó a hablar. - Sólo sé que quiero quedarme aquí. Sólo quiero estar aquí contigo el mayor tiempo que pueda. -abrí los ojos al escuchar eso. Era una frase de la película. Notaba como el corazón se me había detenido, no me salían las palabras...Como pude, comencé a recitarle otra frase de la película.
- Tú eres lo único que me importa. Estoy intentando descubrir qué hacer, pero no sé. No tengo la menor idea de como descubrirlo. Porque necesito que me lo digas. Necesito que me lo digas.
- Necesito estar cerca de ti, Andrea. Quiero cuidarte cada día, quiero que luches y que quieras vivir cada día. Pero tengo mucho miedo, aunque quisiera, no podría estar contigo...

Sólo tú puedes ayudarmeWhere stories live. Discover now