Capítulo 6

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Las vacaciones de Semana Santa llegaron pronto y me sorprendió que mis padres me dejaran quedar con Irene. Por si acaso no pregunté. Quedábamos en su casa porque ella quería practicar esa pieza de Bach con la que ya llevaba meses y así yo aprovechaba a estudiar. Sus padres resultaron ser muy agradables e incluso se ofrecieron a ayudarme con las asignaturas que me habían quedado. Yo agradecí su ayuda, que me vino muy bien, por cierto. Una tarde la madre de Irene dijo que bastaba de tocar el piano y de estudiar y nos dijo que saliéramos a dar una vuelta. También dijo que no parecíamos la típica pareja de enamorados del siglo XXI.

Las calles de Zaragoza estaban cortadas por las procesiones de Semana Santa y no había ningún coche en la calle, lo cual se agradecía. Entramos en una cafetería y nos sentamos para hablar mientras nos traían los cafés. Irene se disculpó por haber estado tanto tiempo tocando el piano pero dijo que tenía un recital en una semana y que tenía que llevar perfecta la pieza para entonces porque iban a estar representantes de prestigiosas escuelas de piano. Me dijo que una vez acabado el bachillerato (estaba en segundo de bachillerato) no iría a la universidad sino que seguiría tocando el piano para un día poder dar clases. Admiré su decisión: ella tenía claras desde el principio sus prioridades no como yo que tomé la decisión equivocada y a última hora. Para animarle le dije que tocaba muy bien y que siempre le salían las cosas perfectas y ella me dijo que no había nada perfecto. Ni siquiera ella.

Al salir de la cafetería me di cuenta de que llevaba una manchita de espuma en la nariz y me volví para quitársela. Cuando lo hice me agaché un poco y le di un beso en los labios. Corto pero lleno de pasión y amor. Ella correspondió al beso igualmente y en ese momento me sentí el hombre más feliz del mundo.

Conforme pasaba la semana notaba que Irene apenas dormía ni comía. Solo tenía pensamientos para el piano y sus estudios. Preocupado, hablé con sus padres y me dijeron que era normal en ella. Siempre, desde que era pequeña, cuando tenía una prueba o un recital de piano se estresaba pensando en que pasaría si se equivocaba delante de todo el público o en las consecuencias que tendría eso en su futuro como pianista. Añadieron que se le pasaba en el momento en que terminaba de tocar la pieza y saludaba al público.

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SE HAN BESADOOOO. NO VA A IR MUCHO MÁS ALLÁ DE ESO TRANQUIS... NO ME GUSTA ESCRIBIR ESAS COSAS.

SEGUNDO Y ÚLTIMO CAPÍTULO HOY.

VOTAD Y TODO ESO. OS VEO EL SÁBADO. LO PROMETO.

LA PIANISTAWhere stories live. Discover now