诅咒

16//morgan?✿

Cuando el jurado se postra en el comedor, todos detenemos nuestras acciones, los presentes soltamos los cubiertos y mientras que él camina entre las bancas de cemento donde yacemos sentados, se detiene con la frente en alto.

— El trató a expirado —informa Rick mientras lleva ambas manos a su cintura y observa a cada uno de nosotros.

Todo mundo guarda silencio, en el aire se siente el miedo de los presentes e incluso puedo sentir el mío.

— ¿Y qué esperamos? —sonrió tratando de ocultar mis nervios y llamando la atención de todos— es nuestro momento, el gobernador vendrá y tenemos que responder. Eso haremos.

— No hay armas suficientes y si las hubieras, no hay municiones —explica Carol cruzándose de brazos a la par que se coloca a lado del cazador— A esto se le llama: suicidio.

En sus palabras suena la razón.

—Podemos conseguirlas —opina Carl provocando que ahora todas las miradas fueran a él — En el pueblo donde vivíamos padre; es pequeño pero tenia una armería.

Rick llevo su mano al mentón a la vez que lanzaba su cadera de lado como si estuviera recordando algo.

— Mi hijo tiene razón. —afirma finalmente logrando que todos soltemos un suspiro de alivio— Iremos a la armería del pueblo. Ruby tiene razón tenemos que luchar, hasta el final.

— El gobernador vendrá entre dos días ese era el trato —respondió Daryl— tenemos que ser más rápido que el tiempo.

— Y eso haremos —intervengo dando un pequeño salto desde mi lugar— Se que ahora mismo no puedo opinar mucho porque apenas nos conocemos pero creo en este lugar. Creo en ustedes, creo en que podemos volver, he perdido gente y no quiero perder más y si no luchamos...

— ... morimos —completo Carl acercándose a mí— Hay que luchar, no pienso perder el lugar dónde mi hermana está a salvo.

Poco a poco todos asintieron.

— Michonne, Carl, Ruby —nos menciona señalándonos— iremos en estos momentos en busca de las armas, al patio.

Rick hace una ceña con la cabeza a la vez que camina alejándome de Michonne y Carl: — ¿Tienes algún arma contigo? —pregunta deteniéndose.

Negué con la cabeza: — Cuando huía del gobernador se me cayo por accidente— respondí y de su pantalón saco un revolver.

— Es mío pero lo necesitas más que yo —me lo dio en mis manos —salimos en cinco.

Admirando el arma que se encuentra en mis manos, doy un pequeño grito de felicidad provocando que Rick de una risa ronca, aclarando mi garganta tratando de que olvide el momento recién creado, su mano se posa en mi hombro dándome un pequeño apretón en el.

—Ruby —me llama en voz baja— gracias.

»¿Gracias?« me cuestioné. ¿Gracias de qué?