Ya ha pasado un día desde que mi amiga apareció en mi vida. Sólo ese día de estar con ella ha sido el mejor día de mi vida, porque tengo a alguien que entienda cómo me siento. Ella no me quiso decir su nombre pero me dijo que comenzaba con A, así que decidí llamarla Alicia. Me gusta tenerla como amiga porque cuando no puedo verla (cuando estoy en la escuela, por ejemplo) puedo hablar con ella en mi mente. En el recreo comenzó nuestro primer problema como amigas, yo, como siempre, saqué mi lonchera blanca en las gradas y observé a Marco jugando basketbol, cuando iba a meter el primer bocado a mi boca Alicia se sentó a un lado de mi y de nuevo me susurró al oído.
-Vamos, Stacy. Yo sé que tú eres mejor que esto. Si quieres que Marco te ponga atención tienes que dejar de comer esos alimentos que tu madre siempre te prepara.
Pero ella me da lo que me gusta y lo hace con amor. Pensé.
Ella podía escucharme aunque las palabras no salieran de mi boca.
-Sé que tu madre te ama mucho pero puedes sólo un día no comer lo que te da, por Marco. En 10 días será el día del amor y la amistad y sé que quieres que te ponga atención. Recuerda que si haces lo que te digo estarás como yo. Apuesto a que si Marco me pudiera ver tendría su atención de inmediato.
Tienes razón.
Guardé mi comida en la lonchera y llamé a Bill y a Daniel.
-¿qué quieres ahora gorda?
-No he visto que compren comida y sé que jamás les dan desde su casa así que quiero darles la mía... es que no tengo hambre.
Al ver sus rostros se iluminaron y aceptaron mi comida. Por primera vez no me habían hecho burla y hasta me agradecieron. Gracias Alicia eres la mejor. Creo que si sigo así Marco algún día me hará caso e incluso me podía regalar chocolates el 14 de febrero. No, chocolates no. Con ellos engordaría. Serían mejor unas flores. Yo seguía pensando en Marco hasta que terminó el recreo. Comencé a marearme un poco en clase de ciencias y moría de hambre pero sabía que si quería ser como Alicia tendría que aguantarme esos síntomas.
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Mi cuerpo y yo.
Teen FictionElla se acercó a mi. No la podía ver pero podía imaginarme cómo era. Siempre que habla conmigo se acerca a mi oído y susurra. La primera vez que la escuché fue cuando me miraba al espejo, describió cómo era y yo quería ser como ella. Desde ahí fue m...
