Mi madre se despidió de mí y yo bajé del auto. Era temprano y escogí el lugar que siempre ocupaba, era el de la última fila hasta atrás. Me gustaba estar en ese lugar porque así nadie me notaba y no se burlaban de mí. Dejé mi mochila en el suelo a un lado de la banca y me senté. En ese momento Betty entró al salón y se sentó a un lado de mí.
-Hola Stacy.
-Hola Betty. Oye, ¿puedes ir a mi casa mañana? Para conocernos mejor y ya sabes, esas cosas.
-Claro, Me encantaría-Sus hermosos ojos tenían el mismo brillo que el día anterior-. Y después podrías ir a la mía.
-Si. Oh y por cierto no te dí las gracias por esperarme ayer en en enfermería.
Seguimos platicando hasta que llegó la maestra y en cada clase nos conocíamos mejor. Llegó el recreo y sin darme cuenta del por qué, Betty y yo estábamos platicando en el recreo. Mentí diciéndole que no traía desayuno y tuvimos que ir a la cafetería porque ella no traía comida. Yo compré un agua simple y unos chicles, porque me quitaban el hambre. Ella compró sólo un café americano y no lo endulzó con nada.
-¿Por qué no comes algo?-dijo betty cuando estaba metiendome a la boca un chicle mentolado.
-En realidad no tengo hambre-Miré cómo se tomaba su café-.Tú tampoco estás comiendo mucho.
Esbozó una sonrisa que parecía casi real y me contó que ella también quería ser más delgada. A mi no me pareció que lo necesitara pero me gustaba tener a alguien de la que no me tenía que esconder, con la que podía contar y podía ser yo misma.
-Nos podemos ayudar-Sus ojos hermosos me miraban con felicidad-. ¿Cómo le dices a...? A tu amiga... Ya sabes.
-Alicia... ¿Y tú?
-Ana... es la más común.
Siguieron las clases normales y yo estaba muy desconcentrada porque tenía un dolor de cabeza horrible y moría de frío, pero me sentía muy feliz porque Betty era como yo y ella me puede ayudar a ser delgada, al igual que Alicia. Cuando terminaron las clases estaba esperando a mi madre en el patio y llegó Betty.
-¿Ya te vas?-Le pregunté casi hipnotizada por sus ojos.
-Si, nos vemos mañana.-Se despidió de mi con un beso en la mejilla.
-No olvides que mañana te espero en mi casa después de clases... Mi madre podría llevarte.
-Está bien, gracias.
Me quedé sentada hasta que mi madre llegó, le dije que había invitado a Betty y para ella no era ninguna molestia porque era la primera persona que invitaba a mi casa.
El siguiente día pasó un poco lento, creo que por las ansias que sentía al saber que Betty iría a mi casa. Cuando por fin llegó la hora de la salida y mi lonchera estaba vacía gracias a Bill y a Daniel mi madre llegó a la escuela. Dejé que Betty se subiera primero que yo al carro y enseguida también me subí. Llegamos a casa donde mi madre nos ofreció un postre sabor a chocolate. Para que no sospechara de nada las dos aceptamos un plato y justo después le mentimos a mi madre diciéndole que necesitábamos concentrarnos porque teníamos una tarea en equipo. Cerramos mi cuarto con seguro y tiramos el postre en el inodoro.
-Oye Betty, tengo que aceptar que tus ojos son bellisimos.
-¿En serio crees eso? -Le brillaron los ojos un poco más que lo de costumbre-Pues yo creo que tus labios tienen un color intenso y me llaman mucho la atención.
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Mi cuerpo y yo.
Teen FictionElla se acercó a mi. No la podía ver pero podía imaginarme cómo era. Siempre que habla conmigo se acerca a mi oído y susurra. La primera vez que la escuché fue cuando me miraba al espejo, describió cómo era y yo quería ser como ella. Desde ahí fue m...